Paca Tricio es presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) y secretaria de la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS). A lo largo de su carrera, ha compaginado el trabajo en la empresa privada con la actividad en asociaciones no lucrativas, como la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) o la Coordinadora de ONG Intervinientes en Drogodependencias (COID). En La rebelión de los mayores. Porque la indignación no se jubila nunca (Península, 2019), pone voz a un malestar social hasta ahora soterrado.
-¿Por qué los mayores están indignados?
-La espita fue una carta que envió la señora Báñez a los pensionistas anunciando que nos iba a subir las pensiones un 0,25%. Hubo gente que la quemó en la calle o la devolvió, como yo. A algunos les suponía una subida de 50 céntimos, toda una burla. Después vino De Guindos, que dijo que como teníamos una casa, éramos poco menos que los más ricos del país. O la señora Lagarde, que afirmó que los mayores vivíamos mucho, insinuando que lo mejor que podíamos hacer es desaparecer.
-¿No teme que se les acuse de insolidarios con los jóvenes?
-No robamos a nadie. Percibimos una pensión porque hemos cotizado durante toda nuestra vida. Y no pedimos para nosotros, sino para las generaciones detrás de nosotros. Hay que arreglar la situación de los jóvenes exigiendo sueldos dignos y una carrera profesional lo suficientemente larga para cobrar una pensión decente en el día de mañana. Yo ya tengo mi pensión. Pero tengo una hija parada y otra en malas condiciones, amigos que tienen a sus hijos en el paro o en el extranjero porque aquí no pueden vivir. Esto hay que revertirlo A partir de 2023 se jubila la generación del Baby Boom y no se ha hecho más que poner apaños.
-¿La solución pasaría por retrasar la jubilación?
-Yo me jubilé a los 70 años porque me lo permitió la organización que hoy presido, la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados. No sé si eso arreglaría algo. Desde luego, a los 67 años se sigue estando intelectualmente muy bien, aunque hay profesiones en las que por su esfuerzo físico o psicológico no se podría seguir. Pero si alargas la jubilación, ¿qué hacen los jóvenes que buscan trabajo? Nada es blanco y negro. Hay matices. Los pensionistas no somos el problema; el problema es la inacción para solucionar el futuro de este país, que va a ser el más envejecido del mundo junto a Japón. Lo que no vamos a admitir es que nos digan que nosotros queremos quitar su futuro a nuestros hijos y nietos.
-Al igual que existen micromachismos, usted pone el acento en los microedadismos. ¿Qué son?
-Por ejemplo es considerar que por tener una edad se debe tener los huesos destrozados y sufrir dolores. Un amigo me contaba que el médico le dijo que se debía conformar con el dolor de su rodilla por tener 87 años. Y él se levantó y le exigió que le dejara esa pierna como la otra, que estaba sana.
-¿Qué le parece la imagen que se da sobre la tercera edad en la publicidad o en los medios?
-Es indignante. ¿Por qué se empeñan en vernos como personas que nos tienen que proteger? No es cierto. El imaginario actual no es el de mis abuelos. Habrá que proteger a aquellos que tengan enfermedad o discapacidad. Y tampoco se les protege. Las ciudades sólo están adecuadas para la gente joven, para a gente de los patinetes, pero se olvidan de que hay más de nueve millones de mayores de 65 años, que pronto serán doce millones.
-¿Falta reconocimiento al papel de los pensionistas en la crisis?
-No necesitamos reconocimiento. Se llama solidaridad con nuestros hijos y nuestros nietos. Quienes se echan el país a la espalda somos los mismos mayores que cuando éramos jóvenes nos echamos el país a la espalda para que llegara la democracia.
-¿La conciliación descansa en los mayores?
-No tienes más que pasearte por las calles de cualquier ciudad. Son los que yo llamo abuelos esclavos, los que no tienen horarios ni posibilidad de ver a sus amigos. ¡No! La conciliación laboral debe hacerse entre la pareja. Para eso existe la ley de conciliación.
-Usted reivindica el JASP, Jubilado Aunque Sobradamente Preparado.
-Es que es una verdad. Entre los pensionistas hay abogados, médicos, ingenieros, alpinistas como Carlos Soria. No sé por qué, pero parece que cuando cumplimos los 65 perdemos memoria, habilidades, intelectualmente...
-Y el sexo no acaba a los 65.
-Bueno. Es que encima tenemos que ser asexuados. ¿Se puede ser más ridículo? ¿Con cuántos años tuvo hijos Picasso ? Y podría poner una larga lista. ¿Cómo es posible que no podamos estar en una mesa electoral? Es cuestión de capacidades. El que no pueda, no tiene por qué hacerlo. Pero el que pueda, que lo haga porque eso suma al país. Yo tengo 72 años y me siento con fuerza para vivir lo que sea.
-¿Qué le diría a un millenial?
-Le diría que su situación es muy complicada y que los mayores estamos dispuestos a echarle una mano. Que se prepare lo mejor posible y sobre todo, que no pierda la esperanza porque eso te quita fuerza y te hace no mirar al frente. En el empeño de sacar al país adelante tenemos que estar todos. Los primeros, los mayores, porque tenemos una mochila de experiencias de éxitos y fracasos.
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