lunes, 28 de septiembre de 2020

Tematología El HuffPost

 Andrés Lomeña

Entrevista con la comparatista Cristina Naupert.


ESHMA VIA GETTY IMAGES

¿De qué tratará este artículo? De los temas: del amor, la muerte, la lealtad o la traición. Esos temas universales sufren cambios específicos con el paso del tiempo. La tematología estudia los temas y los motivos de la literatura en busca de la cuadratura del círculo: entender los temas en su universalidad sin renunciar a sus particularidades. No hay nadie mejor que Cristina Naupert, que compiló Tematología y comparatismo literario, para responder a cuestiones cruciales sobre la literatura, aunque estas pueden extrapolarse al ámbito de la cultura y de las humanidades. Si te interesan los estudios literarios, aquí tienes una breve y exquisita introducción a la literatura comparada para que puedas nutrirte de ideas… y de temas, claro.

 

ANDRÉS LOMEÑA: Siempre he pensado que la historia literaria debería tener en cuenta los temas y los motivos, además de otros aspectos como el léxico, el estilo o la intertextualidad. Phillipa Chong señala que los propios críticos literarios consideran que una obra se puede desglosar por orden de importancia de la siguiente manera: el lenguaje, los temas e ideas, la estructura narrativa, los personajes y las expectativas de género. ¿Qué relevancia otorga usted a la tematología y qué despertó su interés por los estudios tematológicos?

CRISTINA NAUPERT: Creo que los historiadores de la literatura han tenido siempre en cuenta los temas y motivos que marcan las épocas en la historia de la(s) literatura(s) y también, en particular, la obra de los grandes escritores y escritoras. Porque, simplemente, es demasiado difícil historiar la literatura sin aludir a las mimbres de temas y motivos. Eso sí, no siempre se han declarado abiertamente esas pesquisas tematológicas, sino que se ha procurado más bien que pasasen desapercibidas.

Personalmente, coincido con los conceptos que se mencionan para desglosar una obra literaria, pero no con la jerarquía que, según Phillipa Chong, establecen entre ellos los propios críticos literarios (¿todos al unísono?), de cuyo gremio la socióloga cultural, además, no forma parte. No por haberme formado como comparatista en el ámbito de la tematología literaria voy a otorgarle a la tematología un lugar o una relevancia por encima de los demás criterios del enjuiciamiento crítico-literario. El análisis tematológico es un componente más, tan necesario como los demás, para el estudio cabal de un autor y/o de una obra literaria.

En cuanto a la última pregunta, debo decir que siendo estudiante de filología de último curso y después en la etapa de los cursos de doctorado quería trabajar a toda costa en el ámbito de la literatura comparada. Cuando empecé a explorar los diversos campos de estudio asociados al comparatismo, la tematología enseguida me resultó atractiva por el universalismo de algunos temas e ideas y el particularismo de otros. Recuerdo la sensación de percibir un fondo compartido de ecos culturales detrás de la Torre de Babel. En este sentido, creo que conviene destacar también el afán menos elitista del comparatismo tematológico porque desde siempre admitía la posibilidad de trabajar también con traducciones y no solo con obras originales.

Creo que hay un tema (complejo temático) verdaderamente universal que es el eros-thanatos, el amor y la muerte. En el fondo, la gran metáfora que resume la existencia de cualquier ser humano.

A.L.: ¿Prefiere tematología o Stoffgeschichte? No sé qué expresión usan, por ejemplo, los estadounidenses. A propósito, ¿se puede acotar lo que es un tema? Por ejemplo, ignoro si las epidemias contarían como tal. Desde luego, ejemplos no faltan: Diario del año de la peste de Defoe, La peste de Camus, El libro del día del Juicio Final de Connie Willis… ¿Nueva York puede ser un tema? ¿Los locos? ¿Qué temas le interesan a usted en particular y cuáles destacaría a lo largo de la historia de la literatura?

C.N.: Prefiero el término de raíz latina, tematología, entendido como estudio literario de temas y motivos. Stoffgeschichte, el término alemán, tiene como base el concepto de historia (Geschichte) y la tematología moderna no abarca solo el estudio del devenir histórico de los temas y motivos. Por lo que conozco, el término más usado en el ámbito de la Literatura Comparada a nivel internacional es el de tematología.

Bueno, se puede intentar acotar lo que es un tema. Lo intenté en su momento, pero lo difícil es que hay varios conceptos muy próximos a tema (motivo, plot, mito, idea, etc.) y que la acotación de uno de estos conceptos siempre implica la de los otros. Hay una lista muy larga de definiciones que han establecido tematólogos muy ilustres, a veces con coincidencias entre ellos, a veces con claras divergencias. Aparte de definiciones más o menos acertadas, creo que cualquier lector sensato siempre sabría delimitar los temas principales de una obra literaria que acaba de leer. Claro que una epidemia puede convertirse en tema literario (tú mismo das varios ejemplos). Seguro que veremos en algún momento la pandemia causado por el covid convertida en tema narrativo. Y, por supuesto, hablamos de una abrumadora cantidad de ciudades literarias que no se prestan solo como simple soporte espacial para ubicar los acontecimientos narrados, sino que forman en sí parte del entramado temático de una obra. 

Con el tema de los locos nos desplazamos al rico terreno de los temas (como la locura) que se asocian necesariamente a los personajes (en muchos casos, los portavoces de las prioridades temáticas de sus creadores). Temas abstractos como, por ejemplo, la envidia, el odio entre hermanos, los celos, el fanatismo religioso, la generosidad o el amor filial solo se pueden convertir en literatura si se “filtran” a través de la creación de personajes en cuya idiosincrasia llegan a ocupar un lugar importante.

Ahora bien, en cuanto a la pregunta qué temas me interesan en particular, me es difícil mencionar solo unos cuantos. En principio, me interesa cualquier tema que trata la buena literatura y me gustan las sorpresas temáticas. En estos momentos, estoy leyendo una novela en alemán, Stern 111 de Lutz Seiler, que pivota, entre otros temas, alrededor de la obsesión del protagonista por escribir poesía. Es un tema triste, lleno de frustración por la incomunicación y la dificultad extrema de conseguir comunicarse con los otros a través de la palabra poética. 

Y, finalmente, me preguntas qué temas destacaría a lo largo de la historia de la literatura. Creo que hay un tema (complejo temático) verdaderamente universal que es el eros-thanatos, el amor y la muerte. En el fondo, la gran metáfora que resume la existencia de cualquier ser humano.

Soy muy pesimista porque no veo ningún mundo posible donde se obre el milagro de una revalorización de los estudios literarios, ni de la lectura literaria (para empezar por la base), ni de las humanidades en general.

A.L.: Las polémicas en torno a la representación de la diversidad y la apropiación cultural podrían verse desde otra óptica si la tematología adquiriera mayor centralidad. La novelista Lionel Shriver asegura que se están cercando las libertades creativas de los autores. Si ponemos el foco en ciertos temas, ya estaríamos incluyendo cuestiones como la raza, la clase y el género. Una obra como Niña, mujer, otras de Bernardine Evaristo no se cuestionaría y encontraría su espacio natural porque la obra seguramente cubra espacios tematológicos que no se habían tratado previamente. ¿Cuál es su impresión acerca de estas controversias? 

C.N.: Está claro que la corrección política convierte ciertos temas en sospechosos. Como ejemplo puede servir Lolita de Nabokov. Actualmente, puede resultar muy arriesgada una celebración de la novela si no se comenta el tema del abuso de una niña por un hombre mucho mayor. Son temas de ficción, pero la libertad creativa de los autores está cercada, como tú mencionas, por condicionantes sociales propios de nuestros tiempos del me too que en principio le son ajenos a la literatura. Claro, la tematología solo procura analizar los puntos centrales del fondo temático, no los enjuicia por ser o no políticamente correctos. Cuestiones de género, raza, clase u orientación sexual suelen constituir importantes complejos temáticos (asociados en menor o mayor medida a los personajes de la ficción), pero casi nunca se estudian “simplemente” como tales, sino como mensajes políticos de tal o cual grupo social. Es muy difícil abogar aquí por acercamientos declaradamente tematológicos porque priman siempre los intereses del grupo particular en cuestión que quiere reivindicar su otredad y para eso la tematología siempre resultaría demasiado imparcial. 

A.L.: He sabido por el académico checo Bohumil Fort que mi admirado Lubomír Dolezel no solo publicó Heterocósmicas, sino Heterocósmicas II y III, aunque estas dos últimas obras no se han traducido. Su libro Tematología incluye una explicación del doble de Dolezel. ¿En qué mundo posible contempla usted una revalorización de los estudios literarios? ¿Qué futuro le ve a la disciplina tras el plan Bolonia o la pandemia?

C.N.: Aquí soy muy pesimista porque no veo ningún mundo posible donde se obre el milagro de una revalorización de los estudios literarios, ni de la lectura literaria (para empezar por la base), ni de las humanidades en general. Es un pesimismo radical porque creo, desde mi limitada visión personal, que ya es tarde, que estamos en un final de época, que estamos asistiendo al finiquito irreversible de la era Gutenberg. El plan Bolonia y la pandemia con su obligada enseñanza online solo le han dado la puntilla a un proceso que lleva tiempo en marcha. ¿Por qué soy tan pesimista? Porque observo mucho a mis estudiantes en la universidad y porque tengo un hijo universitario. Son adorables, listos, saben hacer muy bien un montón de cosas, pero no tienen ni la preparación ni la paciencia para leer, digamos, Guerra y paz. De verdad, no quiero ponerme aquí en plan (por cierto, esa es una palabra fetiche de mis estudiantes) Casandra, es mi impresión personal y ojalá me equivoque.

A.L.: ¿A quién le concedería usted un premio de teoría literaria como el Wayne C. Booth? ¿Echa en falta que aparezca un nuevo René Wellek en este ámbito? Lo digo por su capacidad sistematizadora, más que nada.

C.N.: Bueno, el asunto de los premios en cualquier campo suele ser algo bastante espinoso. Basta con recordar los últimos escándalos en torno al premio Nobel de Literatura. Para conceder un premio de teoría literaria, habría que delimitar antes que nada qué se pretende premiar: solo una obra extraordinaria o la docencia sobresaliente en este campo o ambas cosas al mismo tiempo. Solo me vienen dos nombres a la mente, por desgracia, ya no aptos como receptores hipotéticos de este premio: los recién fallecidos George Steiner y Harold Bloom. Gente así ya no nos queda, e igualmente es imposible que aparezca un nuevo René Wellek, porque las circunstancias históricas en las que se dio la bienvenida en las universidades de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra a la generación de Wellek, la de los intelectuales europeos emigrantes, han cambiado radicalmente. 

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