El biólogo Miguel Ángel Moreno. |
MIGUEL LASIDA
Biólogo molecular y genetista, Miguel Ángel Moreno Mateos (Utrera, 1977) es parte de esa vanguardia de investigadores que indaga en el desarrollo de la tecnología CRISPR-Cas y sus aplicaciones, una herramienta que está revolucionando el mundo de la biología y biomedicina. Moreno Mateos estudió en la Universidad de Sevilla y tras una estancia postdoctoral en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa se marchó a la Universidad de Yale de la que volvió a Sevilla con un contrato Ramon y Cajal al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo vinculado a la UPO y al CSIC.
–¿Qué supone el último hallazgo del genoma?
–El primer borrador del genoma se publicó hace más de 20 años. El avance de la tecnología de la secuenciación del ADN ha hecho posible que vayamos conociendo áreas hasta ahora oscuras. Recientemente se han iluminado algunas de estas áreas, se han descubierto nuevos genes, pero el código que determina que una región del genoma sea un gen lo conocemos bastante bien. Sin embargo, casi todo en el genoma humano son zonas entre genes y muchas tienen un papel vital en el correcto funcionamiento celular y aún nos queda mucho por descubrir y entender. Secuenciar es importante pero también lo es conocer qué hacen esas secuencias.
–En el origen hay una primera célula del que explota la vida, como el Big Bang del que se originó el universo, ¿no es así?
–Los primeros estadios del desarrollo son fundamentales en el control embrionario y en la formación de un individuo. Más que una explosión de vida hay una explosión de expresión. En las primeras horas después de la fecundación el genoma está callado y no se expresa. Todo inicia gracias a la contribución materna en el óvulo, que hace que comience una serie de eventos que determina el desarrollo embrionario. Mientras el embrión es totipotente al inicio sólo se expresan algunas zonas del genoma; después se va extendiendo, pero de modo regulado y controlado y hace que eso que llaman el milagro de la vida ocurra. Pero no es ningún milagro, es un proceso bien controlado y complejo que tratamos de entender.
–El modo en que se forma un organismo complejo es un misterio.
–Desde luego, aunque cada día sepamos más. Este conocimiento tiene después unas consecuencias críticas en el entendimiento de enfermedades que nos pueden afectar a lo largo de la vida.
–Un ser vivo tiene programado desde el nacimiento una larga lista de enfermedades a las que está predispuesto, ¿no es así?
–Sí y no. La condición genética influye en el desarrollo de determinadas patologías, pero nuestro estilo de vida es fundamental. Digamos que hay enfermedades que nos las buscamos solos. Si no nos cuidamos, si tenemos una alimentación desequilibrada o una vida sedentaria estaremos comprando papeletas para desarrollar enfermedades que podríamos haber evitado o haberlas desarrollado bien entrado en años.
–¿Qué papel tienen los virus en el genoma?
–El genoma está repleto de secuencias de origen vírico que surgen de una relación que data desde que existe vida en la Tierra. Con el transcurso de esta interacción, los virus han contribuido a la evolución de nuestro genoma y del de todos los seres vivos. Es un proceso activo pero que sólo se puede evaluar con una perspectiva de millones de años. Por ejemplo, de la interacción virus-bacterias surgen los sistemas CRISPR-Cas, que son las defensas de las bacterias frentes a los virus que las molestan.
–Usted trabaja con la tecnología CRISPR-Cas...
–Efectivamente, en mi laboratorio tratamos de optimizar esta tecnología para manipular el contenido genético de los animales y estudiar qué factores celulares son importantes en el desarrollo del embrión y en las enfermedades humanas. La tecnología CRISPR-Cas está contribuyendo ya a curar enfermedades mediante la reversión de mutaciones en pacientes con anemia falciforme, por ejemplo. Es realmente ciencia ficción que está dejando de ser ficción.
–Ha trabajado en la comprensión del cáncer. ¿Cómo es la vida del cáncer?
–El cáncer es un proceso que ocurre porque se pierde el control del correcto funcionamiento de las células, que dejan de hacer lo que deberían y se dedican a crecer y dividirse sin control. En parte es como al principio del desarrollo que el óvulo recién fecundado, lo que hace es dividirse en 2, 4, 8, 16... células.
–¿Está mal hecho el ser humano?
–No creo que ninguna especie esté mal hecha. A través de la evolución han ido surgiendo y ocupando un nicho concreto como parte de un equilibrio dinámico en la naturaleza.
–Hubo un momento en la evolución del planeta en que el tamaño de los seres vivos fue lo importante. Más tarde fue que los seres fueran rápidos y ágiles. ¿Hay unos rasgos a los que tienda la evolución?
–No es exactamente así. El éxito de cada especie está determinado por su capacidad de adaptación al ambiente según aparecen nuevas características. Dependiendo de la especie, cada una ha desarrollado unos atributos que han hecho que la especie prevalezca en un nicho natural durante un tiempo determinado. No hay tendencias, hay diversidad y adaptación.
–Si un ser inadaptado no tiene descendencia, ¿quien tiene descendencia está adaptado?
–Más o menos. Vivimos básicamente en un laboratorio donde se trabaja con el ensayo y error desde hace miles de millones años. Las mutaciones que promueven una ventaja evolutiva se mantienen porque acaban heredándose. Por ejemplo, la pezuña del caballo de hoy es el producto de un proceso evolutivo que acabó en un solo dedo que sufrió un proceso de selección y mejora que permitió a estos caballos huir de sus depredadores con más garantías. Si te libras de los depredadores, sobrevives y tienes descendencia que consolida este éxito.
–¿Es la mutación el arma evolutiva más poderosa?
–Sin mutaciones no habría diversidad natural.
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