Javier Jiménez, David del Pino y José Andrés Rodríguez Profesionales del sector hortofrutícola de la Costa
LAURA UBAGO FERMÍN ANGUITA | MOTRIL.
Esta semana numerosos profesionales del sector hortofrutícola de la Costa viajarán a Berlín, a la feria más importante del sector -Fruit Logistica- para reforzar los lazos con sus clientes europeos, esos que se nutren de la producción del litoral granadino. Antes de acudir a esta cita, tres profesionales del sector, se han juntado para analizar qué debilidades tiene la agricultura costera y también qué fortalezas ante la agresiva competencia, sobre todo de los países del Norte de África. A pesar de todo, se muestran optimistas y capaces de vencer las trabas y no quedarse rezagados. Javier Jiménez, coordinador general de la empresa Fulgencio Spa S. L.; David del Pino, director general de Granada-La Palma S. C. A. y José Andrés Rodríguez, agricultor y concejal de Agricultura de Albuñol, exponen sus impresiones.
-¿Qué tarjeta de presentación llevará la agricultura costera a Fruit Logistica?
-José Andrés Rodríguez: La de la calidad, por encima de todo. En ese camino estamos trabajando y eso se refleja en realidades como el asumir la 'huella del carbono' como el distintivo de que se trabaja por una agricultura cada vez más sostenible que la que desarrollan países como Holanda o Marruecos, que realizan un mayor gasto energético que nosotros.
-David del Pino: Nuestra zona es un operador pequeño inmerso en el ámbito mayor del sureste español, cuya producción global supone el 30% del abastecimiento hortofrutícola de toda Europa, basándonos en unas pocas especies. Pero, eso sí, tenemos un claro valor diferenciado del resto, derivado del condicionamiento que para nuestra agricultura supone contar con un microclima y situación geográfica única. Por el contrario, nuestra aún ausencia dentro del corredor mediterráneo es un handicap insalvable. -Javier Jiménez: Creo que es importante acudir a Berlín y dar a conocer un hecho innegable como es que continuamos siendo una oferta atractiva, que seguimos siendo muy fuertes y que indudablemente vamos a ir a más.
-¿Cómo afecta a la agricultura que la A-7 todavía no esté terminada?
-Javier J.: Es un lastre enorme para la zona, pues no podemos pasar por alto que el 100% de los productos que comercializamos utilizan una red viaria que, en algunos puntos, es infame para la época actual. Eso nos sitúa en una posición muy poco ventajosa.
-David del P.: Esta situación está afectando muy negativamente a la generación de ingresos y riqueza de la Costa. Tenemos dos clientes que se niegan a venir a recoger los productos aquí y tenemos que llevárselos nosotros a El Ejido. Para nuestras empresas, que destinan un elevadísimo tanto por ciento de sus productos a la exportación, esto es un auténtico problema.
-José Andrés R.: El sector exige la conclusión de las autovías. Y, desde luego, no pensamos en fechas sino que simplemente se acaben cuanto antes.
-¿Qué paso ha de dar la agricultura intensiva de la zona para poder sacar cabeza frente a la competencia del Norte de África?
-David del P.: Para empezar, reconocer la realidad y esta no es otra que la Unión Europea está cada vez más abierta a la producción de todo el arco mediterráneo. Vamos encaminados al libre comercio y lo que tenemos que hacer es prepararnos para sobrevivir, disponiendo de nuestro propio hueco en ese marco y con nuestros elementos propios. Entiendo que esto es complicado por los propios costes, pero hay que abrir los ojos y valorar nuestra propia realidad y cuestiones tan evidentes como la frescura de nuestros productos. Podemos llegar al mercado en tres días y eso es una ventaja que no tienen otros competidores. Luego tenemos que ganar la batalla del resto de valores añadidos de la producción hortícola de la zona, como los nutricionales, el sabor e incluso la responsabilidad social de todos los agentes implicados.
-José Andrés R. : Las armas de la calidad y la sostenibilidad son y deben ser muy efectivas para luchar en ese escenario; aunque también hemos de ser firmes para seguir exigiendo que se cumplan los cupos y no entre género de manera indiscriminada a través de las fronteras.
-Javier J. : Estamos en una tesitura que ya vivió Holanda en su momento y es curioso comprobar cómo las empresas holandesas se mantienen y crecen; es cierto, desde luego, que no podemos pelear contra la realidad del libre mercado, más bien tenemos que aceptar y aprender de cuanto está ocurriendo para aplicarlo a una zona, la nuestra, que sigue manteniendo un enorme potencial y, como no, fijarnos en que la auténtica competencia actual es el oligopolio de los grandes supermercados y el tener que negociar 'sí o sí'.
Normas de calidad
-Las explotaciones están sometidas cada vez más a un control estricto en materia de certificaciones. ¿Cómo encaja el agricultor estos condicionamientos de su actividad?
-José Andrés R.: La capacidad de adaptación del agricultor ha sido increíble; ciertamente las exigencias derivadas de las certificaciones han obligado a cambiar muchas cosas, pero se han adaptado muy bien y muy rápidamente pues son conscientes de que si no se ajustan a ciertas reglas no podrán seguir avanzando.
-Javier J.: El agricultor ha sabido ponerse en la piel de los consumidores y si no percibe las demandas o inquietudes de estos no hay futuro para los cultivos. Es una evidencia que la adaptación a tanta normativa no significa ganar más, pero también lo es el hecho de que no queda más remedio como una exigencia ya incuestionable. De todas formas, el esfuerzo del agricultor por adaptarse a las normas de calidad ha sido importantísimo; es más, cualquier valor añadido que se de a nuestros productos es positivo.
-David del P.: Es un tema superado felizmente. De hecho, nuestra cooperativa ya cuenta con el 100% de explotaciones certificadas y además fuimos pioneros en la sección de responsabilidad social corporativa, dentro de la certificación de Global-Gap, algo muy novedoso a todos los niveles. Pero, en definitiva, yo no hablaría de imposición para agricultores o empresas, sino de un camino de autoexigencia que todos nos tenemos que marcar.
-Hablan mucho de su competencia, pero ¿quién teme a la producción hortofrutícola de la Costa?
-David del P.: Estamos muy preocupados con todo lo que viene del Norte de África, lógicamente, pero siempre la competencia nos la hacemos nosotros mismos excepcionalmente bien. Hasta ahora la puñeta nos la hacemos entre nosotros (risas).
-Javier J.: Creo que nos teme todo el mundo. Somos una oferta muy asentada, con contactos en toda Europa, con gente que se ha dedicado a esto noche y día para tener esos contactos y con productores que han mimado sus fincas, por eso hay que levantar la cabeza, acudir a Fruit Logistica con la cabeza bien alta, estamos aquí y se está vendido el producto, a pesar de estas carreteras que tenemos, en mitad de una crisis terrible... que todo podía ir mejor, por supuesto. Seguimos en la brecha. La oferta de esta zona es fuerte y va a seguir siéndolo.
-La comarca de la Costa vive de la agricultura, ¿se siente mucha responsabilidad al formar parte de un sector que da de comer a tantas familias?
-David del P.: Cada uno lo lleva como puede. Yo, como hijo de agricultor lo llevo con mucho orgullo. Nosotros vivimos de esto y esta zona vive de esto, aunque en algún momento parecía que íbamos a vivir de otra cosa y se le dio la espalda desde todos los sitios a esta actividad. A día de hoy es una realidad que vale la pena defender, es muy generosa y los que estamos en ella ya hemos asumido que no nos vamos a hacer ricos y, por encima de eso, estamos dispuestos a defenderla. Es como la lotería de Navidad, pero la pedrea, a nadie le toca mucho, pero está muy repartida.
-José Andrés R.: En estos tiempos de crisis global se nota más la responsabilidad. Está claro que la agricultura sostiene a toda la comarca, en el caso de Albuñol en concreto es que vivimos de eso y ahora mismo no tenemos otra cosa, tan solo algo de industria auxiliar relacionada con la agricultura. El paro a nivel provincial creo que está al 30% y gracias al campo, en mi pueblo está entorno al 9 o 10%. Aunque estamos en crisis la agricultura intensiva es una forma de sobrevivir porque genera mucho empleo. Como responsable municipal del área de agricultura, todo el peso recae sobre eso, no tendríamos nada sin ella. Es nuestra riqueza, otra cosa es que se intente luchar por diversificar la actividad, esa la idea, ir cambiando un poco, crear recursos turísticos para que esa gente que no sobreviva al desarrollo agrícola se pueda dedicar a otra cosa en un futuro.
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