Es tiempo de elecciones. Los partidos engrasan la maquinaria electoral, cada uno en función de sus posibilidades y circunstancias. Las grandes marcas nacionales, PSOE y PP tienen el recurso de unos líderes y unas cuotas de pantalla mediáticas, que pretenden trasladar el mensaje de que sólo se dilucida si va a gobernar Rajoy y el PP o si se va a mantener Zapatero y el PSOE al frente del gobierno y las instituciones.
El discurso se mimetiza en clave autonómica. El continuismo del madrileño Griñán como presidente socialista de la Junta, frente al sempiterno candidato popular, Arenas. El poder del régimen y sus tentáculos, de su red clientelar, frente al mensaje de la necesidad de alternancia como esencia de la democracia.
Algunos pretenden emular esa misma correlación en clave provincial, donde los líderes se desdibujan y sólo permanecen los seguidores fieles de su opción política, cual fans de clubes, dispuestos a asumir cualquiera de las consignas que reciben de sus respectivas sedes centrales.
Las lecturas en clave comarcal y local son bien distintas. Contrariamente a lo que sucede en los parlamentos autonómico y estatal, aquí hay un gobierno mancomundado entre PP y Convergencia Andaluza. La presencia en el litoral de CA como tercera fuerza política, y con una proyección importante tras el empuje con que ha implantado Luis Rubiales este partido en Motril, hace que las previsiones sean bien distintas en la Costa Tropical. No en vano se espera que la alcaldía motrileña la disputen Carlos Rojas y Rubiales, pues no parece que Flor Almón consiga mantener, ni de lejos, la confianza de un electorado al que fracturó con la falta de democracia interna que propició la escisión y salida del partido del anterior alcalde y ex delegado de Empleo. Cobra fuerza la hipótesis de la Costa Tropical con un mapa político muy diferente al del resto de territorios granadinos o andaluces, con su propia idiosincrasia.
La presencia de un partido estrictamente local y comarcal, como es CA, sin más obediencia que los intereses de sus vecinos, sin tener que acomodarse a las directrices o decisiones de sus partidos sobre las cuestiones a debate, críticos o silentes en función de si están en el gobierno o en la oposición, puede alterar el statu quo existente. Ya cuenta con la mayoría holgada en Almuñécar, donde el liderazgo de Juan Carlos Benavides es un referente no solo local, puesto que supera ampliamente los límites provinciales.
Los sexitanos vienen otorgando de forma sistemática mayorías al borde de las absolutas: 10 concejales en los tres últimos comicios. Trinidad Herrera por el PP o Francisco Prados por el PSOE, no parecen ser concebidos como alternativa al gobierno de Benavides. Las municipales son unas elecciones donde los electores conocen a las personas que votan y las diferencias se antojan insalvables. Por mucho que lo intenten, los vecinos sabemos que cuando se vota al PP no se hará a Mariano Rajoy ni Javier Arenas, sino a Trini. Lo mismo sucede con los socialistas, no es a Rodríguez Zapatero, sino a Paco. Los mensajes de ‘cambio’ de Herrera se desdibujan cuando la recordamos formando parte del Tripartito hace ocho años y los panfletos de Prados hablando de ‘trabajo, mucho trabajo’, se antojan pantomima si se le recuerda su falta de respaldo a los grandes proyectos de desarrollo económico del municipio o las sistemáticas denuncias de la Junta (que ellos gobiernan) contra todo lo que se mueva en Almuñécar. Del resto de candidaturas, algunas meramente testimoniales, prefiero no entrar hoy, puesto que no son determinantes ni necesarias en la Costa Tropical. Sólo se han planteado fundamentales en el intento de Trinidad Herrera y los cuatro concejales del PP cuando pidieron (y obtuvieron) su respaldo para el esperpento de moción de censura contra Benavides en abril de 2009).
No hay duda que hay opciones muy serias para conseguir, por parte de Convergencia, las dos alcaldías más importantes de la Costa Tropical. También hay organizaciones locales de esta formación nacionalista en Salobreña y Albuñol. De unos buenos resultados el 22 de mayo, podrían incluso posibilitar su presencia en la Mancomunidad de Municipios, donde cualquier opción de gobierno pasará, previsiblemente por el sentido de su voto. Pero tampoco es descartable que unos buenos resultados le aupasen a optar por el último representante en la Diputación provincial. Obviamente se trataría de un salto cualitativo importante. De lo que no cabe duda es que su defensa a ultranza de los grandes proyectos e infraestructuras de comunicación o hidrológicas que se vienen dilatando en el tiempo por parte de la Junta de Andalucía y el Estado, se verían impulsadas de forma importante. CA se convertiría en abanderado de las necesidades de la Costa Tropical. Y eso sería importante y vital para todos
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