Un nuevo estudio de la organización internacional WWF junto con la Universidad Autónoma de Madrid señalan las zonas prioritarias de restauración forestal de España.
“La salud forestal en España se ha visto dramáticamente reducida”, según explicó Félix Romero, responsable del programa de bosques de WWF España.
Este informe se presenta en la semana que se celebra el Congreso Forestal de España, donde se ha realizado una radiografía de nuestra superficie forestal: la 50% de España está desarbolada y los bosques sólo ocupan un 30%. Los datos para calcular el número de árboles necesarios han ido de la mano del experto en geobotánico Helios Sainz, coordinador de crear el mapa de paisajes vegetales potneciales de España y profesor de la UAM.
Concretamente, la superficie arbolada es de 13,1 millones de hectáreas, lo que se traduce en un 29% de la potencial. A pesar del abandono de actividades tradicionales como la ganadería o la agricultura, la superficie forestal está “altamente deteriorada”.
La importancia de los bosques
WWF alerta del estado de deforestación en España y promueve un plan con vistas a 20-30 años y una inversión de 4.000 millones de euros lo que supondría 150.000 puestos de trabajo, según cálculos de la ONG. Para ello, han desglosado el modus operandi del informe Los bosques que nos quedan y propuestas de WWF para su restauración que se presenta en el día 24 de octubre en el Congreso Forestal de España basada tres pilares:
-Protección efectiva de los bosques puesto que como explica Romero son “albergues de la biodiversidad”. Aunque reconoce que la superficie de espacios protegidos ha aumentado considerablemente en los últimos diez años como puede ser la existencia de los Espacios Naturales Protegidos (ENP) —Parques Nacionales, Parques Naturales, Reservas, etc.— y los Lugares de Interés Comunitario (LIC) y las Zonas de Especial Conservación para las Aves (ZEPA) en la red Natura 2000. El 47,6% de los bosques ibérico-baleáricos y el 87,3% de los canarios están incluidos en espacios de la red Natura 2000. Sin embargo, este incremento en la protección no se ha traducido en una mejora de su calidad biológica.
-Gestión sostenible teniendo en cuenta factores sociales y económicos. Las masas forestales destinadas a satisfacer las necesidades humanas como puede ser la corta de madera, recogida de setas, corcho, resina, frutos, caza… deben contar con adecuados instrumentos de gestión. En esta línea, Romero explicó que “la certificación FSC ofrece una garantía de restauración de la calidad biológica de las masas al definir áreas de conservación y medidas de protección de zonas sensibles”.
-Restauración de los bosques de España con las especies autóctonas. La desaparición de grandes exttensiones de bosques en nuestro país, la baja calidad ecológica de los que aún perduran y la escasa capacidad de regeneración natural de muchas de nuestras masas explican la imperiosa necesidad de impulsar medidas contundentes. España tiene 18.000 millones de árboles y necesita 2.000 millones más.
En este sentido, la coordinadora de restauración forestal de la organización, Lourdes Hernández explica que “los territorios donde más bosques han desaparecido se corresponden principalmente con las dos mesetas y los valles de los grandes ríos.” Exactamente más del 80% de la potencialidad de la unidad de paisaje.
Los bosques mejor conservados de España
La totalidad de las unidades ambientales definidas en el mapa de paisajes vegetales potenciales está, con carácter general y en términos de pérdida de superficie boscosa y de biodiversidad, alejada de su óptimo ecológico. Son 51 unidades y únicamente en 11 paisajes, que en conjunto cubren el 9% de la superficie nacional, el área ocupada por bosques supera el 60% de la unidad. El 39% del territorio español apenas conserva un 14% cubierto por bosques, y en otro 51% los que se conservan no alcanzan el 35%. Esta situación genera amplias extensiones desarboladas, sujetas a sufrir irreversibles procesos erosivos.
Los bosques peor conservados de España
Los carrascales de Lora del Río de Sevilla, de la Sierra de Alhambra en San Carlos del Valle (Ciudad Real), los bosques de Suances, Santillana del mar o Liencres en Cantabria, los bosques de Punta de Camello en Tenerife, los bosques de los valles de los ríos Nueva Riensena, Bedón y Zardón en Asturias; los páramos de Sigüienza en Guadalajara, los montes de Ramalleria en Lugo o los bosques de la Sierra de Jabalcuz en Jaén... son algunos de los paisajes vegetales más degradados de España.
De hecho los carrascales, las carballeiras y los robledales ibéricos, junto con las formaciones canarias de sabina res del piso basal, están muy mal representadas, con superficies actuales incluso inferiores al 10% sobre las potenciales. Están, según palabras del propio Romero, "casi en peligro de extinción".
Las unidades ambientales más extensas se encuentran entre las más castigadas, debido a que se sitúan en zonas favorables para la agricultura. En este sentido, en los bosques mixtos de encina y alcornoque del oeste peninsular y en los carrascales continentales y los quejigares con sabinas albares de las parameras ibérica, la superficie media ocupada por bosques no supera el 22%. Los abedulares, robledales, acebedas con serbales y melojares en ambientes altimontanos galaico-asturianos o carballeiras de las montanas galaicas, en su variante mediterránea de los valles del Miño y Sil.
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