sábado, 29 de diciembre de 2012
Tratamiento integrativo de la enfermedad de Alzheimer integral
Cómo afrontar un caso de polimedicación
La enfermedad de Alzheimer es una condición neurodegenerativa que afecta progresivamente capacidades intelectuales como la memoria y la atención y, finalmente, el llevar a cabo aún las tareas más básicas.
El tratamiento farmacológico convencional tiene el objeto de aliviar los síntomas y retardar el desarrollo de la enfermedad. La terapia se basa en los inhibidores de la colinesterasa como donezepilo, rivastigmina y galantamina y un antagonista del receptor NMDA, la memantina. Estos medicamentos se utilizan para mejorar algunos síntomas pero no impiden el progreso de la enfermedad. Su uso indiscriminado está en tela de juicio. Su limitada eficacia, su alto precio y sus numerosos efectos secundarios deberían ser considerados seriamente antes y durante su prescripción.
El ejercitar tanto el cuerpo como la mente, cambios en la alimentación, el uso de la homeopatía y determinados micronutrientes y suplementos vitamínicos pueden tener un impacto positivo en esta y otras demencias.
Caso clínico
Paciente de 83 años diagnosticada desde hacía 3 años de una demencia tipo Alzheimer. Presentaba frecuentes crisis de ansiedad, de tres a cuatro por semana, de intensidad grave, por las que había requerido atención urgente en diversas ocasiones. Además, presentaba un progresivo deterioro de las funciones superiores de atención, memoria y cognición propias de su enfermedad, necesitando ayuda para la realización de las actividades de su vida diaria.
Antecedentes patológicos
Fue diagnosticada tres años antes en la unidad de neurología de un hospital tras un deterioro de las funciones cognitivas, confirmándose mediante una tomografía axial computarizada (TAC) craneal compatible. Además, la paciente había presentado una cáncer de mama hacía cinco años que fue tratado con la resección del tumor y radioterapia posterior junto a tratamiento hormonal antiestrogénico durante cinco años, finalizado un mes antes de la visita. Otros antecedentes eran una úlcera de estómago y frecuentes infecciones urinarias de repetición (3-4 al año) tratadas con múltiples antibióticos.
Su tratamiento consistía en 13 medicamentos sin presentar mejoría. Para la enfermedad de Alzheimer: memantina y rivastigmina desde dos años antes, junto a piracetam para la memoria. Para la ansiedad, un antidepresivo, el citalopram, junto a dosis altas de benzodiacepinas (diazepam y lorazepam) y valeriana. Para la HTA enalapril, furosemida, y nifedipino, para la úlcera estómago omeprazol y para la artrosis paracetamol.
Análisis del caso y estrategia
Se trata de una paciente polimedicada con ansiedad grave y un gran deterioro de su calidad de vida, que genera una gran angustia a sus familiares. A pesar del gran número de medicamentos prescritos, evolucionaba cada vez peor.
Primeramente se procedió a la retirada de la medicación de dudosa eficacia, como el piracetam y la valeriana, y se inició una pauta descendente de los sedantes, de escasa eficacia y que están desaconsejados en pacientes mayores. En virtud de la sintomatología presente y de algunas características de la paciente, se seleccionó un medicamento homeopático para tratar el fondo del caso, Arsenicum Album una vez a la semana. Además, se añadió tratamiento con vitaminas B1-B6-B12 y probióticos para reforzar la flora intestinal.
Durante las siguientes semanas, se produjo una leve mejoría de la ansiedad. Sin embargo, la paciente sufrió una crisis de ansiedad durante las vacaciones, por la que acudieron de urgencias a un centro hospitalario. Allí aumentaron la dosis del antidepresivo y se restauraron los sedantes a dosis altas. Este nuevo incremento en la medicación se siguió de un agravamiento de la sintomatología, volviéndose al estado inicial con frecuentes crisis de ansiedad.
Durante la siguiente visita reevaluamos el caso en profundidad. El síndrome ansioso-depresivo curiosamente coincidía con el inicio del tratamiento de memantina y rivastigmina. Ambos fármacos, ente otros posibles efectos secundarios, pueden producir ansiedad, y la memantina puede inducir cuadros alucinatorios. Además, su eficacia es más que discutible mas allá de los primeros 18 meses de tratamiento. De acuerdo con la familia, suspendimos ambos medicamentos temporalmente para observar la evolución. En segundo lugar, retomamos la prescripción homeopática teniendo en cuenta rasgos de la personalidad de la paciente previos a la demencia y aspectos de su comportamiento durante las crisis de ansiedad. Se seleccionó Pulsatilla Nigricans y se empezó una pauta en dosis crecientes de la escala LM.
De forma paulatina, se disminuyeron las crisis de ansiedad, que pasaron a ser de carácter leve. Una vez estabilizada, se procedió de nuevo a la retirada progresiva de los sedantes, lo que se acompañó de una rápida mejoría. Ahora presentaba una crisis leve de ansiedad mensual en lugar de las crisis graves diarias. Tras un nuevo aumento de la potencia de la Pulsatilla, procedimos a la pauta descendente del antidepresivo y su posterior retirada, persistiendo en su mejoría. La paciente iba recuperando lentamente los niveles de atención y de memoria. Podía cocinar sin supervisión y seguir algunos programas de televisión.
En las visitas subsiguientes, continuamos aumentando la potencia de la Pulsatilla, con una mejoría mantenida a todos los niveles. En cada revisión fueron mejorando la atención y la memoria. También mejoró su imagen y expresión corporal, mostrándose en ocasiones incluso irónica y divertida. La tensión arterial también disminuyó y procedimos al ajuste a la baja de la medicación antihipertensiva. Tras 13 meses de evolución, la ansiedad medida en una Escala Analógica Visual (EAV) de 0-100mm, pasó de 100mm a 10mm. Asimismo, pasó de utilizar 13 medicamentos a tan solo dos.
Comentario
Estamos ante un caso por desgracia muy frecuente hoy en día. Una paciente con una enfermedad crónica polimedicada sin un criterio claro: a pesar de una evolución desfavorable, van sumándose medicamentos en lugar de analizar el caso y valorar posibles efectos secundarios. La conjunción de la retirada de la medicación sospechosa, la selección de un medicamento homeopático adecuado de fondo y la suplementación de vitaminas y minerales indujeron cambios muy positivos que se han mantenido en el tiempo. La gran mejoría de la ansiedad y un moderado aumento de la memoria y la atención conllevó un gran impacto en su calidad de vida y en la de sus familiares.
Vemos cómo el tratamiento de estas enfermedades puede realizarse con un enfoque distinto al convencional. La Medicina Integrativa tiene una visión holística del ser humano, es decir, entero y no fragmentado. Considera fundamental la relación cuerpo-mente y reconoce las dimensiones psicológicas y espirituales de las enfermedades, pero desde el conocimiento profundo de la medicina y la farmacología convencionales, con sus indicaciones, contraindicaciones, efectos adversos y posibles interacciones medicamentosas. Se trata de ayudar al organismo a conseguir una curación natural utilizando las terapias apropiadas, potenciando la reducción o la retirada de los medicamentos no necesarios.
SERGIO ABANADES
Doctor en farmacología y médico especialista en farmacología clínica y homeopática (Medicina Integrativa)
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