El alto precio obedece a que ha habido poca producción después de un invierno duro
ROSA FERNÁNDEZ MOTRIL , COSTASelección de tomates cherry, que ha bajado su precio.
Los agricultores granadinos que hayan decidido plantar tomate este año agrícola han acertado, puesto que ha alcanzado máximos históricos. Según los cálculos realizados por el portal agrario Hortoinfo, en base a los datos del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, indican que el tomate (gordo) alcanzó en esta campaña el precio medio más elevado de los diez últimos años con 1,35 euros por kilo, seguido de lejos por el logrado en 2004 con 1,06 euros, y el del 2009 con 1,05 euros por kilo. Sin llegar a este nivel, ha habido varios momentos de esta campaña en la que los precios han sido bastante rentables.
Según el secretario general de Coag Granada, este buen precio se produce al final de la campaña, "son momentos coyunturales, hay poca producción y ha sido un invierno duro".
En la Costa, sin embargo, están que trinan porque el tomate cherry, que es aún más laborioso de recoger que el de ensalada, rama o liso, "que cunde mucho más y necesita menos mano de obra", según Monferrer, ha bajado su precio. El 90% de la producción en el litoral granadino es de estos pequeños tomates que tanto furor hacen en el extranjero. De cotizar hasta a 1,50 hace poco, desde Semana Santa ha dado un bajón y se ha quedado en 80 o 90 céntimos el kilo.
En esta comarca, a pesar de que cada vez se pone menos tomate gordo, algunos agricultores puede que se lo planteen para la próxima campaña. La Costa de Granada es una potencia en cherry y los cultivadores se animan a plantar esta hortaliza no sólo por las oportunidades de exportación que ofrecen las cooperativas y comercializadoras, sino porque tiene un precio constante a partir de diciembre en adelante, en torno a 1,20 o 1,30 euros. También es cierto que la bajada de precio tiene que ver con que a partir de la primavera hay más producción, lo que hace bajar el precio. El cherry también vivió un momento dulce en el verano pasado, cuando llegó a pagársele al agricultor entre 2,50 y 3 euros el kilo.
Por su parte, los operadores holandeses ya están haciendo de las suyas un año más para bajar también el precio del tomate tradicional, puesto que ellos acaban de empezar su campaña y han ejercido lo que interpretan los sindicatos agrarios de aquí como una 'ofensiva' ante estos precios inusualmente altos. En esta ocasión, han despertado sospechas acerca del hiperclorato, es decir, la lejía, que se hallaría en cantidades tan ridículas que serían irrelevantes.
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