El Consistorio instalará una red para evitar la entrada de las aves en el palacete, sobre el que pesa la duda acerca de su uso futuro
PABLO RODRÍGUEZ | GRANADA
Patio de la Casa de Zafra tras el fin de las obras de restauración, que contaron con un presupuesto de 702.000 euros. :: M. V. COBO
Pocos animales conjugan tanto amor y tanto odio como las palomas. Símbolos de paz y de destrucción, los desechos de estas aves están castigando los edificios de la capital granadina desde hace años. Si semanas atrás eran los vecinos del Zaidín los que denunciaron los efectos sobre sus pisos, ahora es el propio Ayuntamiento el que confirma una invasión de palomas en uno de los inmuebles más antiguos de la ciudad: la Casa de Zafra.
El trajín de las obras de reforma que se llevaron a cabo en el edificio mantuvo alejadas a los animales. Ahora, tras su reapertura, las aves han convertido la monumental vivienda de época nazarí en un bastión donde anidan a su antojo. «Han encontrado un sitio muy adecuado para hacer sus nidos, están resguardadas del frío, tienen su agua... Tenemos un gran problema», reconoció la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto.
El problema radica en la afección causada por la suciedad de estos animales. «Los excrementos son muy agresivos y la gran suciedad está afectando a las maderas y elementos arquitectónicos protegidos», señaló la concejala. Cubiertas y maderas nobles, recién restauradas, se encuentran en peligro por la corrosión provocada por los desechos. Es un mal ampliamente estudiado. La corrupción química de los excrementos puede llegar a degradar maderas y piedras con el paso del tiempo.
El equipo de gobierno ha dado un paso al frente para combatir a las palomas en este edificio. Ya lo hizo hace algunos meses, cuando se instalaron pinchos en algunos puntos para evitar que las aves pudieran posarse. A pesar de que el impacto fue positivo a corto plazo, con el tiempo las palomas se han adaptado y continúan haciendo de las suyas en el interior de la vivienda. Ahora Urbanismo ha aprobado la instalación de una malla sobre el patio. «Hemos aprobado un contrato menor de 3.971 euros para la protección de la agresión permanente que está sufriendo la casa por parte de las aves en el patio», anunció Isabel Nieto tras una Junta de Gobierno Local. Los responsables del área esperan que la tela metálica impida el acceso a las aves de una vez por todas, a la vez que limita el impacto visual. «Es una malla como la que se ha colocado en el Hospital Real, que prácticamente no se ve», aclaró la edil.
La Junta de Gobierno Local aprobó también un segundo contrato para la instalación de un cable de fibra óptica en la casa. El Consistorio quiere mejorar la funcionalidad del edificio y acometerá la conexión a través de las canalizaciones existentes entre los Córdoba y la Casa de Zafra. El presupuesto de la obra asciende a 11.529 euros.
Dudas sobre el uso de la casa
La Casa de Zafra es uno de los edificios de época nazarí que se conservan en la ciudad. Levantada entre los siglos XIV-XV, la vivienda es modelo de la arquitectura palaciega de la época. Ocupa 383 metros cuadrados sobre un solar trapezoidal, cuyo elemento protagonista es el patio interior. Un estanque cuadrado y una fuente circular enmarcan este espacio.
El conjunto ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los siglos, pero conserva el espíritu original. Formaba parte del convento de las Dominicas de Zafra hasta que en 1946 fue adquirida por Gallego Burín para la ciudad. En 1966, 1969 y 1982, el Ayuntamiento llevó a cabo trabajos de consolidación, aunque fue en 1991 cuando se restauró el conjunto de manera más amplia. Gracias a la colaboración entre el Consistorio y el Fondo Aga Khan de Cultura se pudo actuar sobre la solería, los muros y las pinturas de la planta alta para evitar nuevas pérdidas. No obstante, la multiplicación de las humedades en el edificio provocaron nuevos problemas en la estructura.
A través del Plan de Excelencia Turística, Ayuntamiento y Junta de Andalucía acometieron nuevas reformas sobre la vivienda entre 2009 y 2012. Aunque la mayor parte de la obra estaba acabada en noviembre de 2011, no fue hasta un año más tarde cuando se dio por concluida definitivamente. El presupuesto, que ascendió a 702.000 euros, tuvo un sobrecoste que fue exigido por parte de la Gerencia de Urbanismo a la Junta. En total 131.460 euros que se originaron, según parece, en la intervención arqueológica. El Consistorio denunció a Cultura, aunque el contencioso-administrativo lleva parado desde julio de 2012. Desde la Junta aseguran que no atenderán la petición municipal puesto que la intervención arqueológica era completamente necesaria por el nivel de protección que posee el edificio.
Desde que Gallego Burín adquiriera la Casa de Zafra para la ciudad, la intención municipal ha sido siempre la del rescate del edificio y su apertura al turismo. El mismo objetivo estaba detrás de la última restauración, con informaciones que apuntaban a la musealización de la planta baja o la organización de exposiciones en su interior. Desde el área de Cultura del Ayuntamiento descartan por el momento cualquier uso museístico. «No hay nada previsto de momento, salvo la instalación de la Fundación Albaicín», señalan.
En estos momentos el inmueble solo tiene en su agenda una muestra sobre el Milenio de Granada. Será en junio, único mes que tendrán los granadinos para disfrutar del espectacular palacete. Más allá queda la sombra sobre el futuro uso del histórico edificio, que guarda sus tesoros hasta nuevo aviso y sella ahora el billete de salida a sus únicos visitantes, las palomas.
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