Las carencias nutritivas también se ha observado en sociedades que tienen acceso a alimentos hipercalóricos, lo que se conoce como comida basura
A. ASENSIO GRANADA
-'Uniendo culturas a través de la alimentación' es el lema del Congreso Internacional de Nutrición que se celebra esta semana en Granada. ¿Cree que es posible unir culturas con un elemento tan identitario y singular como es la alimentación?
-Sí, aunque la alimentación tiene connotaciones típicas de cada país sí se puede unir a través de una nutrición saludable, que se puede obtener a partir de diferentes tipos de nutrición. El congreso es un ejemplo de esto, participan más de 5.000 personas de todo el mundo.
-En relación a la cultura y la alimentación, en los países del norte de Europa la dieta mediterránea ya tiene más éxito que en los países del sur. Más que unir culturas, parece que nos dedicamos exportamos la nuestra.
-La dieta mediterránea no sólo es comer un poquito más de aceite de oliva. Es algo más. Es comer frutas y verduras, con alimentos de la agricultura como base, una pizquita de vino, y, sobre todo, hacerlo de una manera relajada, sosegada. Se trata de disfrutar de la comida con la familia.
-Es la antítesis de la comida rápida. En algunos países ya se legisla para evitar el consumo de determinados alimentos excesivamente calóricos. ¿Es de verdad necesario imponer leyes sobre lo que comemos?
-En algunos casos puede ser interesante. Hay países europeos y ciudades en Estados Unidos donde está penado el consumo de grasas trans, y efectivamente ha bajado su consumo. Otro aspecto importante es controlar el consumo de sal, que se ha legislado en algunos países y ha tenido buen resultado. Una ayuda con la legislación puede ser adecuada.
-¿Sería factible en España, donde nos gusta tanto comer y comer es un acto social?
-Es que la comida es un acto social, y con eso no hay ningún problema. Pero lo que tenemos que evitar es que esas comidas que se hacen de forma rápida que sean nutricionalmente más aceptables.
-Se mencionó en la presentación del Congreso, en algunos países en desarrollo se ha pasado de la desnutrición por la carencia de alimentos a la obesidad por lo fácil que es conseguir comida hipercalórica. En España, con la crisis, ¿se da esta situación?
-Sí, está pasando, por un lado tenemos obesidad, pero por otro también hay casos de malnutrición. Se da en niños que tienen carencias de micronutrientes que, por ejemplo, la comida rápida no contiene. Pasa en ciertos países emergentes, donde el mensaje debe ser no coma más, sino coma mejor.
-¿Han encontrado entonces casos de malnutrición infantil?
-Sí hemos encontrado falta de micronutrientes, como yodo o hierro, que puede provocar anemia. Estas carencias son muy importantes en embarazadas, ya que pueden repercutir en el feto. También hay deficiencias en vitaminas como B12, que pueden venir por la falta de consumo de carne que puede, y eso puede afectar al desarrollo cerebral.
-En su blog menciona la diabesidad. ¿En qué consiste?
-Ese término está en relación con la coexistencia de diabetes asociada a la obesidad. Es un nuevo reto. La diabetes tipo dos antes se denominada diabetes del adulto, pero nos estamos encontrando con adolescentes a los que se les está diagnosticando ese tipo de diabetes, que ya no es exclusiva de adultos. Vamos a asistir, probablemente, a una nueva generación de niños con problemas de obesidad que incluso pueden tener una esperanza de vida menor que la de sus padres. Estar gordo no es sólo un problema estético, sino que conlleva un riesgo para la salud.
-Algunos programas de televisión reúnen a personas con problemas de obesidad que compiten para perder peso ¿qué opina?
-Las personas que participan en estos programas no tienen otras patologías, y eso no es lo normal. Quienes vienen a nuestras consultas tienen hipertensión, diabetes, problemas psicológicos... la selección no es para mí la más adecuada.
-¿Son positivos estos programas?
-Esas personas están muy motivadas, porque están en televisión, y esa motivación no la tienen los que tienen ese problema y están en su casa. Son además muy jóvenes y no tienen problemas asociados a la obesidad. ¿Cómo puede influir? No lo podemos saber. Su situación es completamente diferente a la que vive una persona que intenta perder peso en su casa. Lo que funciona a largo plazo es una alimentación más saludable.
-Precisamente a la televisión se le achacó, en parte, el auge de enfermedades como la anorexia.
-Es cierto. En China, por ejemplo, no había casos de anorexia hasta que no se vieron modelos extremadamente delgadas en televisión. Pero posiblemente hay detrás otros factores, posiblemente genéticos, y cierto papel que también han jugado los medios de comunicación.
-Sí, aunque la alimentación tiene connotaciones típicas de cada país sí se puede unir a través de una nutrición saludable, que se puede obtener a partir de diferentes tipos de nutrición. El congreso es un ejemplo de esto, participan más de 5.000 personas de todo el mundo.
-En relación a la cultura y la alimentación, en los países del norte de Europa la dieta mediterránea ya tiene más éxito que en los países del sur. Más que unir culturas, parece que nos dedicamos exportamos la nuestra.
-La dieta mediterránea no sólo es comer un poquito más de aceite de oliva. Es algo más. Es comer frutas y verduras, con alimentos de la agricultura como base, una pizquita de vino, y, sobre todo, hacerlo de una manera relajada, sosegada. Se trata de disfrutar de la comida con la familia.
-Es la antítesis de la comida rápida. En algunos países ya se legisla para evitar el consumo de determinados alimentos excesivamente calóricos. ¿Es de verdad necesario imponer leyes sobre lo que comemos?
-En algunos casos puede ser interesante. Hay países europeos y ciudades en Estados Unidos donde está penado el consumo de grasas trans, y efectivamente ha bajado su consumo. Otro aspecto importante es controlar el consumo de sal, que se ha legislado en algunos países y ha tenido buen resultado. Una ayuda con la legislación puede ser adecuada.
-¿Sería factible en España, donde nos gusta tanto comer y comer es un acto social?
-Es que la comida es un acto social, y con eso no hay ningún problema. Pero lo que tenemos que evitar es que esas comidas que se hacen de forma rápida que sean nutricionalmente más aceptables.
-Se mencionó en la presentación del Congreso, en algunos países en desarrollo se ha pasado de la desnutrición por la carencia de alimentos a la obesidad por lo fácil que es conseguir comida hipercalórica. En España, con la crisis, ¿se da esta situación?
-Sí, está pasando, por un lado tenemos obesidad, pero por otro también hay casos de malnutrición. Se da en niños que tienen carencias de micronutrientes que, por ejemplo, la comida rápida no contiene. Pasa en ciertos países emergentes, donde el mensaje debe ser no coma más, sino coma mejor.
-¿Han encontrado entonces casos de malnutrición infantil?
-Sí hemos encontrado falta de micronutrientes, como yodo o hierro, que puede provocar anemia. Estas carencias son muy importantes en embarazadas, ya que pueden repercutir en el feto. También hay deficiencias en vitaminas como B12, que pueden venir por la falta de consumo de carne que puede, y eso puede afectar al desarrollo cerebral.
-En su blog menciona la diabesidad. ¿En qué consiste?
-Ese término está en relación con la coexistencia de diabetes asociada a la obesidad. Es un nuevo reto. La diabetes tipo dos antes se denominada diabetes del adulto, pero nos estamos encontrando con adolescentes a los que se les está diagnosticando ese tipo de diabetes, que ya no es exclusiva de adultos. Vamos a asistir, probablemente, a una nueva generación de niños con problemas de obesidad que incluso pueden tener una esperanza de vida menor que la de sus padres. Estar gordo no es sólo un problema estético, sino que conlleva un riesgo para la salud.
-Algunos programas de televisión reúnen a personas con problemas de obesidad que compiten para perder peso ¿qué opina?
-Las personas que participan en estos programas no tienen otras patologías, y eso no es lo normal. Quienes vienen a nuestras consultas tienen hipertensión, diabetes, problemas psicológicos... la selección no es para mí la más adecuada.
-¿Son positivos estos programas?
-Esas personas están muy motivadas, porque están en televisión, y esa motivación no la tienen los que tienen ese problema y están en su casa. Son además muy jóvenes y no tienen problemas asociados a la obesidad. ¿Cómo puede influir? No lo podemos saber. Su situación es completamente diferente a la que vive una persona que intenta perder peso en su casa. Lo que funciona a largo plazo es una alimentación más saludable.
-Precisamente a la televisión se le achacó, en parte, el auge de enfermedades como la anorexia.
-Es cierto. En China, por ejemplo, no había casos de anorexia hasta que no se vieron modelos extremadamente delgadas en televisión. Pero posiblemente hay detrás otros factores, posiblemente genéticos, y cierto papel que también han jugado los medios de comunicación.
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