miércoles, 8 de febrero de 2017

El animal racional granadahoy.com

ANTONIO CAMBRIL

En los rostros del público se dibujaba el pensamiento de que otro atentado pudiera hacerles perder el espectáculo

Un hombre sufrió ayer la embestida de un guardia civil en la plaza de toros de Valdemorillos. ¡Dios y San Antón se lo paguen! Al agente, digo. El activista antitaurino Óscar Castillo saltó al ruedo armado hasta los dientes, con un silbato en la boca y una tarjeta roja en la mano, para protestar contra la ejecución de seis novillos con gravísimos antecedentes penales; pero la rápida actuación de la Benemérita frustró su intento y permitió que se consumara la masacre. Tras reducir al fanático y conducirlo a un lugar apartado, el guardia civil trató de averiguar si entre el público se encontraban otros componentes de la violenta organización criminal conocida como Gladiadores por la Paz. Pero el animal racional (ojo, me refiero a Castillo) se negó a proporcionar información sobre sus cómplices y si estos preparaban un atentado más grave en la misma plaza o la voladura del toro de Osborne en la carretera nacional más próxima. El alborotador juró por su hija que se encontraba solo, y el hijo del Cuerpo gritó con firme indignación: "Me la pela tu puta hija". En un alarde de cobardía, Castillo rogó al agente que no le pegara más, a lo que este, preocupado por el altísimo riesgo de que algún animalista interrumpiera el festejo, respondió: "Te voy a pegar todo lo que me salga de los cojones". Castillo siguió rogando y el agente se cagó en sus "muertos" y dos veces en su "puta madre". Mientras, el terror se apoderaba de la plaza. Los propietarios de las charcuterías del pueblo miraban a los quinientos kilos de carne con cuernos temerosos de que se malograra su sacrificio. Los críticos gastronómicos se atusaban el bigote daliniano con evidentes síntomas de nerviosismo. Los próceres locales oraban para que no se suprimiera el rabo de toro a la cordobesa de las jornadas culinarias a las que habían sido invitados en Casa Clemente, cuyo propietario mostraba dificultades para controlar los temblores. Y en los rostros del público se dibujaba la tragedia, el pensamiento de que otro atentado pudiera hacerles perder el bello espectáculo de los picadores hincando la lanza en el lomo del animal (ahora me refiero al toro).
P.D: Vestringe absuelto de agresión a la Policía, los titiriteros en la calle tras pasar por la cárcel acusados de apología del terrorismo, Estrasburgo condena al Gobierno por soslayar abusos policiales… Y ahora esto: un heroico agente investigado por maltrato al tratar de defender la fiesta nacional. Toda una conspiración contra la España eterna. Y olé.

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