Las ventajas de los pavimentos de hormigón se han vuelto a poner de manifiesto en España. En esta ocasión, la constructora FCC y la empresa pública de Gestión de Infraestructura catalana (GISA) han realizado con éxito una demostración de pavimento de hormigón en la carretera C-17, en Barcelona.
En concreto, estas entidades a través de la filial austríaca de FCC, ALPINE, han desarrollado un tramo de un kilómetro de longitud, con secciones a cielo abierto y túnel, del trayecto correspondiente a Les Masjes de Voltregá y el enlace con la BV-4655. La nueva calzada está formada por dos carriles de 3,5 metros, un arcén interior de un metro y uno exterior de 2,5 metros. El firme se compone de una base de suelo estabilizado con cemento y un pavimento de hormigón de 25 centímetros de espesor entre las que se interpone una capa de 5 centímetros de mezcla bituminosa para evitar la reflexión de grietas de retracción en la superficie del pavimento.
La superficie ha sido tratada para lograr un acabado de árido visto, con el que se consigue una mínima sonoridad. Esta técnica consiste en la aplicación de un inhibidor del fraguado sobre la superficie del hormigón en estado fresco. Una vez que el hormigón ha adquirido la resistencia suficiente para soportar el paso de maquinaria de obra (estimado entre 24 y 48 horas dependiendo de las condiciones climáticas) se realiza un cepillado enérgico con un dispositivo de cerdas metálicas que elimina el mortero de la superficie dejando el árido visto.
Los pavimentos de hormigón y la Economía Sostenible
En España la construcción de pavimentos de hormigón había caído en desuso en los años 90 debido a su mayor coste constructivo y complejidad técnica, llegando a un nivel prácticamente testimonial. Por el contrario, en países centroeuropeos, como Alemania, Austria o Bélgica, y en Estados Unidos, la realización de carreteras de hormigón desplazó hace décadas a los tradicionales pavimentos asfáltiicos.
En los últimos años la construcción de pavimentos de hormigón en nuestro país está cobrando fuerza pudiendo destacar el tramo Adra - Albuñol, de 10,5 km, ejecutado recientemente en la Autovía del Mediterráneo (A-7).
Su durabilidad, resistencia y mínimo coste de conservación encabezan la larga lista de ventajas a tener en cuenta a la hora de valorar el coste real de los proyectos de carreteras. En ese sentido, los pavimentos de hormigón se caracterizan por una vida útil de entre 30 y 40 años, son totalmente reciclables y su inversión en mantenimiento es prácticamente nula.
A esto habría que añadir que el hormigón, al no deformarse, reduce el consumo de combustible de los vehículos pesados en un 3,5% de media y en un 1,2% en el caso de los vehículos ligeros, lo que se traduce en menos emisiones de CO2 a la atmósfera, tal y como destaca la Asociación Europea de Pavimentos de Hormigón (EUPAVE).
Por todo ello, los pavimentos de hormigón satisfacen plenamente los parámetros de lo que se entiende por construcción sostenible, al conseguir mejorar el comportamiento medioambiental, económico y social de este tipo de infraestructuras, frente a los construidos con mezclas bituminosas.
En el marco del recientemente aprobado Plan Nacional de Infraestructuras, que supondrá una inyección de capital público y privado estimado en 17.000 millones de euros, la apuesta por las carreteras de hormigón debería ser una pauta común en la adjudicación de próximas concesiones. Sólo de esta manera se evitará endeudar a las generaciones futuras por las construcciones presentes.
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