L. Martí
Ecologistas en Acción ha alertado esta mañana de que la proliferación de invernaderos en la costa granadina supone la generación de residuos tóxicos que no son controlados y que destrozan playas y terrenos. Por falta de cultura ecológica, o bien por falta de medios para su tratamiento, hay una costumbre arraigada entre los agricultores de vertir de los desechos, que con la lluvia es arrastrada hacia el litoral. Francisco Egea, portavoz de la Asociación, ha ironizado con “la estampa turística que pretendemos vender de la Costa. En plan paraíso perdido, naturaleza y conservación, cuando la realidad es que estamos destrozando nuestro patrimonio”.
La Fiscalía ha abierto diligencias informativas a raíz de los casos de presunta contaminación en el litoral aparecido desde hace años en las playas y las zonas costeras granadinas. Aunque este caso ya viene de lejos, y al menos se conocen casos de invernaderos alegales y del deterioro que suponen “desde hace 10 años, nos personamos en las diligencias informativas abiertas por la Fiscalía Provincial”, ha explicado Egea.
“Los casos son más numerosos, pero por priorizar hemos puesto destacado la situación de las playas del Pozuelo y la Rábita, en Albuñol, de Castell de Ferro y de Los Yesos”. En el escrito enviado a la Fiscalía el pasado 19 de mayo expone que “en algunas playas se han constituido vertederos ilegales de residuos químicos y no degradables (…) así como fertilizantes, pesticidas y plásticos que ponen en grave peligro tanto al medio ambiente como a la salud de la población”.
Juan Antonio Martínez, miembro de el grupo ecologista, ha explicado de que “el caos” de los invernaderos es más amplío de lo que puede parecer. “Han edificado en zonas de dominio público y en montes”. Ésto ha provocado tanto movimientos de tierra que no se sabe dónde vertir y un deterioro geológico que se ha traducido en daños cuando han venido las riadas.
“Conversando el otro día con expertos en geografía, medio ambiente y biología comentaron que era buena idea hacer una visita a los tres kilómetros entre La Rábita y Albuñol para que aprendan lo que no se debe hacer”, ha ironizado Martínez. Ha añadido que es un museo de “los horrores, o de los errores, o de ambas cosas”, y ha alertado de que la desorganización permitida por las instituciones tienen y tendrán su repercusión tanto en el medio ambiente, como en las infraestructuras y en el deterioro de un valor turístico como es el litoral granadino.
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