Si el año pasado el calor hizo que hubiese que tirarlos por los suelos parece que en esta campaña la suerte sonríe a los agricultores
FERMÍN ANGUITA | MOTRIL.
En gran parte de España, e incluso en su misma zona de origen, la Costa Tropical, el 'pepino holandés' continúa siendo un producto hortícola muy desconocido. El gran público aún lo identifica con un calabacín y no pueden ni imaginar que grandes aras de cultivo de Motril, Castell de Ferro o Albuñol necesitarán producir esta campaña más de doscientos millones de kilos, para abastecer los principales mercados de varios países europeos donde -paradójicamente- es casi un artículo de primera necesidad en la mesa.
Los habitantes del litoral granadino tomaron conciencia de la importancia de este cultivo el año pasado, cuando se arrojaron miles de toneladas en la playa de Carchuna, como consecuencia del exceso de producción provocado por las altas temperaturas que ocasionaron pérdidas millonarias en el campo. Pero de la desesperación que provocó este hecho en los agricultores se ha pasado ahora a la esperanza de la recuperación y al optimismo.
La climatología está siendo la habitual en esta época: lluvias, días nublados, algunos bajones de temperatura, junto al buen tiempo y estos «son factores que permiten un desarrollo y producción mas gradual del cultivo», explica el director de la finca experimental 'La Nacla' de Motril, Ignacio Escobar.
Y ahí está el quid de la cuestión, pues la inusual subida termométrica de noviembre de 2009 provocó una explosión vegetal que multiplicó por diez la producción, puso al borde del colapso a las propias plantas y bajó hasta los peligrosos 0,6 céntimos de euro el kilo de producto. Inaceptable para los agricultores. Llegamos a sentirnos hundidos y con ganas de dejarlo todo», cuenta Mari Carmen Villa, agricultora de Carchuna y propietaria de explotaciones dedicadas exclusivamente a un producto que ha de crecer en un equilibrio perfecto siendo sensible a cualquier variación.
Con Mari Carmen faena, desde hace años, una trabajadora rumana que el año pasado lloraba desconsoladamente «pues a ella no le entraba en la cabeza que tirásemos los pepinos a la playa, en su país lo más que han llegado a ver es lo que aquí tenemos como destrío», explica esta agricultora.
En su finca, se alinean, en perfecta conjunción, las hileras de plantas que lucen espléndidas y soberbias, pero que el año pasado se tenían que esquilmar, prácticamente a saco, porque la excesiva colmatación de estas las ponía en peligro. La planta producía por encima de su capacidad, al triple de velocidad y en un tiempo récord. Cientos de agricultores no ganaron ni para pagar el autónomo y, claro, se produjo la revuelta.
Este año, además, parecen haberse juntado más factores positivos, entre ellos el hecho de que el inicio de las producciones se han retrasado debido a la tardanza en las fechas de siembra por parte de los productores y un otoño con temperaturas más bajas que la campaña pasada que ha ido regulando los cultivos y evitando que se produzca una alta concentración de entrada de productos en pocas semanas.
«Las producciones van por tanto más escalonadas y repartidas en el tiempo y no se han producido las crisis de precios que tuvimos el año pasado», comenta el gerente de la cooperativa motrileña Procam, Fernando Martín, quien apunta además otro dato positivo, el hecho de que se pueda garantizar el cumplimiento de los programas con los clientes.
Dentro del sector las expectativas son buenas. David del Pino, director general de 'Granada-La Palma' afirma que «afortunadamente esta campaña no tiene nada que ver con la del pasado otoño, los precios son superiores y las perspectivas no son malas», si bien advierte del riesgo que asumen aquellos productores que han plantado excepcionalmente tarde y están sufriendo problemas agronómicos (por las bajas temperaturas) que terminará siendo una merma de kilos. Hay que recordar que, para considerar una campaña aceptable es necesario un precio adecuado y unos kg/m2 mínimos.
Precios más que aceptables
Desde las comercializadoras privadas, el gerente de Ecohal Andalucía, Alfonso Zamora va a más al subrayar que «en nuestros principales cultivos, pepino y tomate cherry, el nivel de precios esta siendo más que aceptable. El pepino holandés tiene una media desde inicio de la presente campaña de 0,60 euros».
De hecho, el precio de inicio de campaña se situó en la cifra 'mágica' del euro; algo que lógicamente cebó las expectativas e ilusiones de los agricultores.
«Lo ideal -explica la agricultora Mari Carmen Villa- es que se mantuviese más o menos estable en un precio ideal para todos, y que no tuviésemos que andar siempre con ese miedo encima».
Es, como dice el presidente de 'La Palma', Pedro Ruiz, el «mérito que tienen los agricultores de soportar una campaña agónica, hasta llegar a la siguiente en que puedas sacar la cabeza y es que eso es la agricultura». Ruiz, que representa al medio millar de socios-agricultores, comenta que el frío y el escalonamiento de la producción permiten ser mucho más optimistas para esta campaña lo que, eleva la moral a un colectivo que solo pretende «vender a precios aceptables, poder pagar gastos, amortizar préstamos y llevar dinero a casa».
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