La Fiscalía de Granada ha solicitado la pena de 10 años y nueve meses de prisión y el internamiento psiquiátrico para un hombre con trastorno bipolar acusado de atropellar a tres guardias civiles en la carretera que va de La Rábita a Albuñol cuando le dieron el alto por no llevar puesto el cinturón de seguridad.
Al procesado, de iniciales M.G.A. y 42 años, se le atribuyen tres delitos de homicidio en grado de tentativa, un delito de atentado, y una falta de daños por los que, además de la pena de prisión e internamiento, se enfrenta al pago de indemnizaciones de un total de 47,727,37 euros, no sólo para los agentes que resultaron heridos, sino también para la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, por los daños en el vehículo policial, para la empresa de transportes de un camión que también sufrió desperfectos y para su conductor.
Según consta en el escrito provisional del Ministerio Público, al que tuvo acceso Europa Press, los hechos se remontan al pasado 4 de marzo de 2009, cuando sobre las 10,20 horas el inculpado conducía un vehículo por una rotonda de la carretera A-345. En la glorieta se encontraban tres guardias civiles efectuando un control de vehículos, quienes, al advertir que el conductor no llevaba puesto el cinturón de seguridad, procedieron con el brazo levantado y haciendo sonar el silbato a darle el alto.
M.G.A. hizo sin embargo caso omiso a la orden recibida y además, gesticulando a los agentes con la mano y haciendo ademán de no parar, continuó su marcha hacia La Rábita. A los pocos minutos, y mientras los agentes ya habían parado al vehículo que conducía la esposa del inculpado y la estaban multando, el hombre hizo de nuevo aparición en la rotonda circulando “a gran velocidad” y de “forma temeraria” y, tras hacer la rotnda, pasó otra vez con su coche delante de los agentes.
Ante lo ocurrido, los guardias civiles decidieron subir a bordo del vehículo policial e iniciar su persecución. Cuando aún no se había subido uno de los agentes, el acusado hizo un trompo con su automóvil e inició la marcha en sentido contrario dirigiéndose hacia el coche-patrulla, contra el que impactó violentamente.
Tras el impacto y a la vez que los otros dos agentes se apeaban aturdidos del vehículo, el del acusado dio marcha atrás para acto seguido acelerar nuevamente dirigiéndose “con ánimo de acabar con la vida” de uno de los guardias, obligando a éste a hacer uso de su arma reglamentaria con la que efectuó dos disparos disuasorios al aire, que sin embargo no impidieron que M.G.A continuara su “homicida marcha” persiguiendo a los tres agentes.
ATROPELLO Y CHOQUE CONTRA UN CAMIÓN
Por ello, uno de los perseguidos tuvo que arrojarse precipitadamente al suelo para evitar ser atropellado y los otros dos hubieron de salir corriendo por la explanada de tierra existente en el lateral de la rotonda para no ser arrollados. No obstante, uno fue alcanzado por el procesado, que lo levantó en el aire y lo hizo caer al suelo.
Tras el atropello del agente, el coche del acusado chocó contra un camión que estaba estacionado fuera de la calzada y quedó empotrado en sus bajos provocando además la caída del conductor del mismo.
Después de lo sucedido, M.G.A. se resistió fuertemente a los agentes para evitar su detención, para lo que necesitaron además la ayuda del propio conductor del camión siniestrado. Una vez en dependencias de la Guardia civil, y estando ya esposado, también acometió en varias ocasiones contra los agentes lanzándoles cabezazos y golpeando de forma intencionada el cristal de la puerta de entrada al cuartel.
Como consecuencia del atropello, uno de los guardias civiles sufrió la fractura de una vértebra, otro contusión nasal y dolor de espalda, y el tercero lumbalgia mecánica con importante hernia discal.
En el momento de cometer los hechos, M.G.A. tenía diagnosticado un trastorno bipolar y en el control de los impulsos asociado al consumo perjudicial de alcohol y cocaína, patrología que, según entiende el fiscal, pudo afectar aquel día a sus capacidades cognitivo-volitivas sin llegar “en ningún caso” a anularlas.
Por ello, el Ministerio Público contempla para el hombre, que permanece en prisión preventiva desde el 7 de marzo de 2009, la eximente incompleta de enajenación mental y, además de la pena de prisión, solicita su internamiento en un centro adecuado a su anomalía psíquica durante el tiempo de ocho años. El asunto será enjuiciado el próximo 14 de diciembre en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada.
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