Las útimas lluvias han puesto a prueba los nuevos sistemas de protección
J. M. DE HARO | ALBUÑOL.
Las últimas lluvias han vuelto a poner en jaque el tramo de la carretera Nacional 340 que discurre por la Costa oriental. Aunque los deslizamientos de tierras y arrastres se han vuelto a suceder este año en el tramo que discurre entre Melicena y el municipio de Albuñol, afectando a carriles de acceso a fincas o a las obras de la autovía según pudo comprobar este periódico, los sistemas de contención instalados por Fomento han funcionado para evitar males mayores en esta carretera.
De hecho, Fomento ha acometido importantes obras entre los kilómetros 367 y 369 para sujetar los taludes y la calzada ante la continua amenaza que suponían los terrenos, que se deslizaban hasta el mar. Estas pasadas semanas, las obras de mantenimiento han obligado a dar paso alternativo a la circulación, ya que se estaban acometiendo los trabajos.
Los servicios de mantenimiento de la carretera han tenido también que emplearse a fondo para evitar problemas en otras zonas conflictivas, como el deslizamiento de tierras del barranco El Saltadero, en Albuñol. En este punto, los servicios de mantenimiento tuvieron que retirar varias toneladas de tierra y piedras que, afortunadamente, fueron frenadas por la red instalada sobre el muro del talud de la vía.
La intensa lluvia que la pasada semana llegó a superar los 80 litros por metro cuadrado en esta zona de la Costa oriental fue la culpable del movimiento de tierras y piedras que ha afectado a los caminos de acceso a la obras de la autovía o las fincas agrícolas. La empresa adjudicataria del mantenimiento de la N-340 tuvo que multiplicar su presencia para evitar problemas e la carretera, con medios mecánicos que retiraron los residuos de la vía.
Fomento está acometiendo además mejoras en puntos como el talud de la carretera situado cerca del Peñón de San Patricio, en el municipio de Sorvilán. Este tramo sufrió importantes grietas que amenazaban con provocar deslizamientos del terreno hasta el mar.
Para evitarlos, además de escolleras que en algunos casos arrancan desde la misma orilla del mar, se ha protegido la carretera con quitamiedos de hormigón, además de construir nuevas canalizaciones y acometer el asfaltado del terreno, que evitaran los continuos saltos de los vehículos al paso por esta zona debido al movimiento del firme.
Las últimas lluvias también provocaron daños en los caminos agrícolas de la zona y los propios agricultores han tenido que corregir, con sus propios medios, los desperfectos para alcanzar sus fincas y recoger los frutos de los invernaderos. También la empresa pública Tragsa ha colaborado en la limpieza de cauces y mejora de caminos.
La lluvia provocó también desprendimientos de piedras en la zona de la Costa oriental, aunque la mayoría no llegaron a impactar en la vía gracias a los miles de metros de tela metálica y vallas de protección que e han instalado este año -y siguen instalándose- a lo largo de la Costa granadina.
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