El abrupto paisaje de Asturias dibuja un paraje natural exuberante como se puede comprobar en la Vía Verde de la Senda del Oso. Los 42 kilómetros marcados por la minería cruzan valles de montañas como el mítico Desfiladero de Las Xanas o la Sierra de la Predisca.
La producción minera trazó unos caminos escarpados que atraviesan el embalse de Valdemurio y las localidades de Proaza y Trubia. El antiguo tren minero arrancaba desde esta último sitio serpenteado por el Valle de Teverga para llegar hasta la población de Entrago.
La Vía Verde de la Senda del Oso propone comenzar la andadura por Entrago, a 450 metros sobre el nivel del mar, pues aquí el camino se ofrece en continuo descenso. El primer paisaje deslumbrante con el que se topara el caminante llega a escasos dos kilómetros de comenzar: el desfiladero de Valdecerezales. Antes habremos cruzado un espectacular puente metálico y varios atrevidos túneles. Esta caminante cala en las montañas de tal forma que el caminante parece formar parte del propio paisaje asturiano. Los cicloturistas y caminantes nunca estarán solos, las aguas bravas del Teverga se convertirán en una continua banda sonora.
Vía verde de paisaje asturiano
A los diez kilómetros se alcanza el cruce con Caranga de Abajo, a 260 metros sobre el novel del mar. En este lugar se bifurca un ramal que nos llevará al valle de Quirós. Continuando la Vía Verde y alcanzamos el desfiladero de Peñas Xuntas de Teverga con una bella estampa de la naturaleza abrupta asturiana. La ruta discurre por tramos tallados en la roca hasta alcanzar la población de Proaza, que acoge la Casa del oso, tras haber caminado 12 kilómetros del total de la Vía Verde.
El camino prosigue sobre el valle de Trubia entre hórreos, construcción típica de Asturias, y altas montañas verdes. Cruzamos el puente romano de bella arquitectura. Continuando la ruta cruzamos el desfiladero de la Xanas, uno de los paisaje más sugerentes de la ruta. De ahí continuamos hasta Tuñon tras caminar 22 kilómetros desde el comienzo donde podemos encontrar un área de descanso.
El último tramo de esta bella Vía Verde nos lleva hasta la estación de Fuso de la Reina donde se alternan los árboles de ribera con prados y monumentos espectaculares. Si caminamos o pedaleamos 9 kilómetros más alcanzamos la fantástica ciudad de Oviedado.
Historia de la Vía Verde de la Senda del Oso
Esta senda discurre sobre el trazado de dos ferrocarriles mineros. El primero, que data de 1874, enlazaba las minas de hierro y carbón del Valle de Quirós con la estación de Trubia, sumando 30 km de vías. A este trazado se incorporó un ramal que, desde Caranga de Abajo, enlazaba con las minas de Teverga, 10 km adicionales que conformaban un trazado en forma de Y.
Por la línea circularon pequeñas locomotoras y vagonetas repletas de mineral que afrontaban a duras penas las fuertes rampas, sobre todo apurando frenos para bajar. Antaño, los ferrocarriles debían disponer de guardafrenos a bordo de los vagones, obedeciendo estos empleados las órdenes de aflojar o apretar frenos que, con un código de silbidos, daba el maquinista. En este ferrocarril minero, cada guardafrenos se encargaba de dos vagones, pasando de uno a otro según hiciera falta. Dado que era un ferrocarril industrial, construido con premisas de máximo ahorro, los túneles eran especialmente angostos y eran frecuentes los voladizos de roca sobre la vía en tramo colgados de barrancos. Y precisamente estas angosturas fueron las culpables de la muerte de varios guardafrenos que, pasando de un vagón a otro, se dejaron la cabeza en alguna de estas rocas. La crisis minera arrastró a estos ferrocarriles en su caída, siendo cerrados en 1964.
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