El compositor algecireño mostró la noche de ayer su nueva composición para la Orquesta Ciudad de Granada
G. CAPPA/ GRANADA En primer lugar, para hablar de José María Sánchez Verdú hay que corregir a la Wikipedia, donde aparece como director de orquesta y compositor algecireño. "Me considero granadino a todos los efectos", puntualizaba el músico que anoche estrenó junto a la Orquesta Ciudad de Granada (OCG)en el auditorio Manuel de Falla de la ciudad su obra Paraíso Cerrado II, una partitura que toma como base fragmentos de poemas epigráficos de Ibn Zamrak (1333-1394), conocido como el poeta de la Alhambra. "La historia es muy sencilla, no se parece a otras obras que he hecho con luces y arquitectura como la que estrené hace unos años en el Centro Cultural CajaGranada", explicaba el artista, Premio Nacional de la Música en 2003. Hace unos meses recibió una llamada de Arturo Tamayo para encargarle un estreno para la OCG. Poco antes había creado Paraíso cerrado I para cuarteto de cuerda. "Por eso, cuando me llegó la propuesta, pensé en un primer momento en adaptar esta obra añadiendo una soprano, pero el resultado final no tiene nada que ver con la idea inicial porque Paraíso cerrado II es un concepto mucho más amplio, es para orquesta y los textos ya no son de Soto de Rojas sino de Ibn Zamrak, el poeta de la Alhambra", explicó. "Es una obra que tiene mucho que ver con los espacios arquitectónicos de la Alhambra y dónde están recogidos los distintos poemas, como el Patio de los Leones o la Sala de las Dos Hermanas". En este hercúleo trabajo, Sánchez Verdú hace que la música respire "el enorme trabajo de filigrana y geometría que hay en la Alhambra", de manera que la inspiración viene de la arquitectura más que de los textos. "Es una partitura muy abstracta, igual que la Alhambra, donde todo es muy abstracto", señalaba un artista que sigue la senda de otros tantos que han buscado la inspiración en el recinto nazarí.
Respecto al estado de forma de los músicos de la OCG para abordar una obra con tantas aristas como la picuda caligrafía de la Alhambra, el compositor dice que la OCG tiene la ventaja de que tiene "unos músicos y unos solistas enormes y que ya hemos trabajado juntos en dos grandes proyectos". En su opinión, "es muy complicado porque las orquestas están acostumbradas a hacer siempre el mismo repertorio de sota, caballo y rey". Por eso considera que apostar por los estrenos -y aparcar por un fin de semana repertorios como La novena de Beethoven- es el síntoma de que una orquesta está en efervescencia. "No todo es Mozart, la música está viva pero sabemos que no e s el caso de muchas orquestas que siempre hacen los mismo y el público también quiere escuchar lo mismo, lo que conoce", explica. Pero esta denuncia no implica al público granadino: "Creo que el público de aquí no es tan consevador porque Josep Pons hizo un gran trabajo de educación musical al frente de la OCG".
Sánchez Verdú se muestra más escéptico en cuanto al reconocimiento que pueden tener compositores de Granada como los de la Escuela Granadina. "Fuera de España se habla mucho de este grupo, un movimiento musical que surgió en torno al organista de la Catedral de Granada, Juan Alfonso García, que estudió con Valentín Ruiz Aznar quien, a su vez, estudió con Manuel de Falla". "Pues Juan Alfonso García ha sido el maestro de José García Román, de Francisco Guerrero y de Manuel Hidalgo, tres compositores increíbles cuyas obras se programan muchísimo en el extranjero", explicaba Sánchez Verdú, uno de los últimos talentos moldeados por el organista de al Catedral.
Ya fuera de Granada, el compositor tiene su centro de operaciones musicales en Alemania, donde es profesor en Düsseldorf y Dresde y publica sus creaciones. "A España vengo de vacaciones y a participar en proyectos tan bonitos como este", matizó. Pero también regresa para defender con su batuta la subsistencia de la OCG, que un año más verá drásticamente recortado su presupuesto. La idea es que en España sólo se ha copiado el modelo económico alemán, pero no se ha importado su extremo cuidado de la cultura. "En Alemania, todas las ciudades de más de 40.000 habitantes tiene su orquesta y su ópera", explica. "Ellos entienden que la cultura con mayúsculas es una de las cosas más importantes para el hombre porque cuando se quiere vivir en democracia la cultura es imprescindible". A continuación, Sánchez Verdú hace una de esas afirmaciones que bien podrían imprimirse en una camiseta para ir a protestar al Ministerio: "La cultura no es una mercancía".
En su experiencia personal, el gobierno de centro derecha de Ángela Merkel tiene claro que la cultura es imprescindible y una de las grandes columnas es la música. "Sólo copiamos los modelos de rendimiento económico y a corto plazo, que es el que coincide con los políticos, lo que hace que la sociedad sea cada vez más pobre", denuncia.
¿Defender una orquesta es defender la dignidad del hombre? "Desde luego", responde, "es lo que diferencia a un hombre de una hormiga trabajando en un hormiguero. Esa terminología de industrias culturales que se ha impuesto o entender la cultura como un entretenimiento me parece una obscenidad absoluta", continúa. En este sentido, afirma que "la OCG es tan importante como la Catedral". "Dejar morir a la OCG es como dejar que se derrumbe la Catedral", sentencia para cuestionar de paso el sentido patrimonial de la cultura que impera en la actualidad. "Pero el patrimonio no es solo piedras, el patrimonio es algo que está vivo, como la creación musical", concluía Sánchez Verdú.
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