Diez figuras vinculadas a la pintura, el cine, la literatura, el teatro o la danza proponen, desde su afición a la música, su particular 'canción del verano'
ANDREA KAISER GRANADA
El verano no es sólo la coartada perfecta de la radiofórmula y el estribillo machacón. Más allá de las estrofas que nos asaltan con la excusa del verano, es interesante aprovechar la temporada para desempolvar el viejo cancionero de imprescindibles. Un tesoro a salvo del óxido y el olvido que, al tiempo que recorre los grandes éxitos (y fracasos) de nuestra vida, delata con rabiosa sinceridad al que los escucha.
Es tradición que desde el mundo de la cultura se realicen recomendaciones musicales para la temporada. En este caso, hemos optado por invertir la norma y buscar sugerencias fuera del canon musical para multiplicar las perspectivas de la propuesta. Así, aficionados de otros ámbitos de la cultura granadina confiesan los nombres y apellidos de su canción más especial. Es el caso de Eva Yerbabuena, Luis García Montero, Tico Medina, Manuel Sicilia, Erika Martínez, Joaquín Peña-Toro, José Sánchez-Montes, Jorge Cabrerizo, Mariano Sánchez Pantoja o Ricardo Hernández: diez figuras vinculadas a las artes de la ciudad que, por una vez, son interrogados desde un prisma exclusivamente sonoro.
La bailaora Eva Yerbabuena propone a Silvia Pérez Cruz como recomendación impresincible.Meu meniño, incluida en el disco 11 de novembre, esconde una melodía cautivadora: "Es una nana cantada en gallego que, sorprendentemente, no podría sonar más flamenca", afirma. Esta cantante catalana es el último descubrimiento de la bailaora: "Silvia tiene una naturalidad y dulzura impresionantes, además de una voz prodigiosa. Lo mejor de ella es que no tiene un estilo único y lo mismo se adueña de un fado que de un cante flamenco. Todo lo que canta lo canta bien", apunta.
Pequeño vals vienés, de Enrique Morente, es la propuesta de Luis García Montero: una canción que esconde un viaje de ida y vuelta lleno de complicidad. "Es una versión de otra versión que hizo Leonard Cohen del Pequeño vals vienés de Lorca", afirma el escritor. "En su viaje a Nueva York, Lorca escribió este poema. Me gusta pensar que, décadas más tarde, Cohen aprendería a tocar la guitarra por admiración hacia él y acabaría haciendo una versión maravillosa del Pequeño vals vienés. En un viaje de vuelta, Morente devolvería el vals a Granada y haría una versión fantástica de la de Cohen". El poeta destaca las virtudes naturales de la canción: "Es una mezcla fascinante de música moderna y tradicional, de sonidos eléctricos y la voz de un cantaor como Morente... Es una fusión en la que Enrique era un maestro y que me emociona cada vez que lo escucho".
Por su parte, el periodista Tico Medina se declara amante de toda canción que encierre una gran historia, "y de todos los grandes boleros que nos han matado", como él mismo señala. Devoto de los grandes del cante, la copla y todos los músicos granadinos con quien estableció amistad, el célebre periodista recupera Wild horses de los Rolling Stones como una de las canciones que más le fascinan: "Wild horses relata la historia de una mujer extraordinaria que tuvo un final desgraciado, como lo fue toda su vida".
El cineasta Manuel Sicilia remite de forma inevitable a su universo: el celuloide. Su apuesta esTown called malice, de los británicos The Jam. El director de Justin y la espada del valor apunta que la canción "aparece en uno de los momentos más emocionantes de la película Billy Elliot, cuando él rompe a bailar en la calle". El tema va irremediablemente asociado a la alegría "y unas ganas tremendas de vivir, de comerte el mundo. No puedo evitar que me contagie todo eso", afirma.
Por su parte, la poeta Erika Martínez nos traslada a otro tercio: el de los sonidos folk de Norteamérica. Ben's my Friend, del grupo californiano Sun Kil Moon, es su recomendación. "Me gusta mucho la atmósfera reflexiva y, al mismo tiempo, emocional de la canción. Tiene algo descreído, áspero, como de revisión desencantada del sueño americano". La poeta se confiesa admiradora del trabajo de Mark Kozelek, líder de la banda y emblema de la canción de autor americana de los noventa. "Tengo debilidad por lo mucho que Kozelek trabaja las letras, siguiendo la estela del "folk dylaniano" o de la canción neoyorkina. Esta canción en concreto es posiblemente la más compleja, pero el disco es entero extraordinario, tiene una belleza austera, muy desolada", asegura.
Tampoco falta quien apunta al otro lado del océano. Para vivir, de Pablo Milanés, es la indispensable del cineasta José Sanchéz-Montes: "Es una de las mejores canciones de amor y desamor que se han escrito nunca", declara el granadino. Sánchez-Montes reconoce una deuda eterna con Milanés: "Él fue el primer cantante que escuché cuando empecé a introducirme en la música latinoamericana. Su compromiso político también me estimuló mucho. Éntonces éramos jóvenes y revolucionarios", afirma.
El pintor granadino Joaquín Peña-Toro propone su recomendación en clave de indie. We are young, de los californianos Fun, es su emblema para la temporada. Para él, el tema está asociado "a una sensación inmediata de disfrute puro, de joie de vivre. Es una exaltación positiva y placentera de la juventud". También destaca el tema Get lucky de Daft Punk, que el pintor define como un cocktail perfecto entre "algo verdaderamente bien hecho y fácil de digerir". Emborracharme, de Lori Meyers, es su última apuesta. De esta canción de una de las bandas granadinas con más proyección nacional, Peña-Toro destaca su facilidad para conectar "con el espíritu de las generaciones más jóvenes. Parece algo fácil de hacer porque es música popular y está en todos los festivales, pero entroncar con las inquietudes de una generación es toda una hazaña", asegura.
Por su parte, el escritor e ilustrador Jorge Cabrerizo recomienda la sugerente You only live twice, de John Barry y Nancy Sinatra. "Es una canción que transmite una sensación de melancolía, al tiempo que evoca algo parecido al lujo de una puesta de sol en la playa", subraya. El granadino asegura que la primera estrofa de la canción, incluida en la quinta entrega de la saga James Bond (y que reza You only live twice or so it seems/ one life for yourself and one for your dreams) define su labor como creativo, ya que "cada artista vuelve a vivir a través de todo lo que hace".
Uno de los referentes de la cultura escénica de la ciudad, Mariano Sánchez Pantoja, apunta un clásico de la canción de autor española: Mediterráneo. Escrita por Joan Manuel Serrat en 1971, este clásico de la música popular española es "una canción eterna", declara. Para el coordinador del Teatro Alhambra, "Mediterráneo hace un recorrido por una época, por un momento de la historia con el que mucha gente encuentra inevitable identificarse. La canción es una autobiografía de una generación y de cómo muchos de nosotros quisiéramos nacer, crecer y morir". Sánchez Pantoja añade: "Es una canción llena de guiños a la vida. Escucharla me revitaliza".
Tampoco faltan las recomendaciones de música clásica. La escritora Rosaura Álvarez destacaLa canción de la tierra de Mahler como uno de los imprescindibles en su colección y la sostiene como "una obra que me transporta a otro mundo". La poeta se declara una entusiasta de la música clásica, a la que define como el arte que más llega al hombre. "Al ser la disciplina más abstracta y con menos materia, cala más en el espíritu. La música produce una sensación de gozo y felicidad enorme; no existe en el mundo otro arte comparado a ella", sostiene.
Es tradición que desde el mundo de la cultura se realicen recomendaciones musicales para la temporada. En este caso, hemos optado por invertir la norma y buscar sugerencias fuera del canon musical para multiplicar las perspectivas de la propuesta. Así, aficionados de otros ámbitos de la cultura granadina confiesan los nombres y apellidos de su canción más especial. Es el caso de Eva Yerbabuena, Luis García Montero, Tico Medina, Manuel Sicilia, Erika Martínez, Joaquín Peña-Toro, José Sánchez-Montes, Jorge Cabrerizo, Mariano Sánchez Pantoja o Ricardo Hernández: diez figuras vinculadas a las artes de la ciudad que, por una vez, son interrogados desde un prisma exclusivamente sonoro.
La bailaora Eva Yerbabuena propone a Silvia Pérez Cruz como recomendación impresincible.Meu meniño, incluida en el disco 11 de novembre, esconde una melodía cautivadora: "Es una nana cantada en gallego que, sorprendentemente, no podría sonar más flamenca", afirma. Esta cantante catalana es el último descubrimiento de la bailaora: "Silvia tiene una naturalidad y dulzura impresionantes, además de una voz prodigiosa. Lo mejor de ella es que no tiene un estilo único y lo mismo se adueña de un fado que de un cante flamenco. Todo lo que canta lo canta bien", apunta.
Pequeño vals vienés, de Enrique Morente, es la propuesta de Luis García Montero: una canción que esconde un viaje de ida y vuelta lleno de complicidad. "Es una versión de otra versión que hizo Leonard Cohen del Pequeño vals vienés de Lorca", afirma el escritor. "En su viaje a Nueva York, Lorca escribió este poema. Me gusta pensar que, décadas más tarde, Cohen aprendería a tocar la guitarra por admiración hacia él y acabaría haciendo una versión maravillosa del Pequeño vals vienés. En un viaje de vuelta, Morente devolvería el vals a Granada y haría una versión fantástica de la de Cohen". El poeta destaca las virtudes naturales de la canción: "Es una mezcla fascinante de música moderna y tradicional, de sonidos eléctricos y la voz de un cantaor como Morente... Es una fusión en la que Enrique era un maestro y que me emociona cada vez que lo escucho".
Por su parte, el periodista Tico Medina se declara amante de toda canción que encierre una gran historia, "y de todos los grandes boleros que nos han matado", como él mismo señala. Devoto de los grandes del cante, la copla y todos los músicos granadinos con quien estableció amistad, el célebre periodista recupera Wild horses de los Rolling Stones como una de las canciones que más le fascinan: "Wild horses relata la historia de una mujer extraordinaria que tuvo un final desgraciado, como lo fue toda su vida".
El cineasta Manuel Sicilia remite de forma inevitable a su universo: el celuloide. Su apuesta esTown called malice, de los británicos The Jam. El director de Justin y la espada del valor apunta que la canción "aparece en uno de los momentos más emocionantes de la película Billy Elliot, cuando él rompe a bailar en la calle". El tema va irremediablemente asociado a la alegría "y unas ganas tremendas de vivir, de comerte el mundo. No puedo evitar que me contagie todo eso", afirma.
Por su parte, la poeta Erika Martínez nos traslada a otro tercio: el de los sonidos folk de Norteamérica. Ben's my Friend, del grupo californiano Sun Kil Moon, es su recomendación. "Me gusta mucho la atmósfera reflexiva y, al mismo tiempo, emocional de la canción. Tiene algo descreído, áspero, como de revisión desencantada del sueño americano". La poeta se confiesa admiradora del trabajo de Mark Kozelek, líder de la banda y emblema de la canción de autor americana de los noventa. "Tengo debilidad por lo mucho que Kozelek trabaja las letras, siguiendo la estela del "folk dylaniano" o de la canción neoyorkina. Esta canción en concreto es posiblemente la más compleja, pero el disco es entero extraordinario, tiene una belleza austera, muy desolada", asegura.
Tampoco falta quien apunta al otro lado del océano. Para vivir, de Pablo Milanés, es la indispensable del cineasta José Sanchéz-Montes: "Es una de las mejores canciones de amor y desamor que se han escrito nunca", declara el granadino. Sánchez-Montes reconoce una deuda eterna con Milanés: "Él fue el primer cantante que escuché cuando empecé a introducirme en la música latinoamericana. Su compromiso político también me estimuló mucho. Éntonces éramos jóvenes y revolucionarios", afirma.
El pintor granadino Joaquín Peña-Toro propone su recomendación en clave de indie. We are young, de los californianos Fun, es su emblema para la temporada. Para él, el tema está asociado "a una sensación inmediata de disfrute puro, de joie de vivre. Es una exaltación positiva y placentera de la juventud". También destaca el tema Get lucky de Daft Punk, que el pintor define como un cocktail perfecto entre "algo verdaderamente bien hecho y fácil de digerir". Emborracharme, de Lori Meyers, es su última apuesta. De esta canción de una de las bandas granadinas con más proyección nacional, Peña-Toro destaca su facilidad para conectar "con el espíritu de las generaciones más jóvenes. Parece algo fácil de hacer porque es música popular y está en todos los festivales, pero entroncar con las inquietudes de una generación es toda una hazaña", asegura.
Por su parte, el escritor e ilustrador Jorge Cabrerizo recomienda la sugerente You only live twice, de John Barry y Nancy Sinatra. "Es una canción que transmite una sensación de melancolía, al tiempo que evoca algo parecido al lujo de una puesta de sol en la playa", subraya. El granadino asegura que la primera estrofa de la canción, incluida en la quinta entrega de la saga James Bond (y que reza You only live twice or so it seems/ one life for yourself and one for your dreams) define su labor como creativo, ya que "cada artista vuelve a vivir a través de todo lo que hace".
Uno de los referentes de la cultura escénica de la ciudad, Mariano Sánchez Pantoja, apunta un clásico de la canción de autor española: Mediterráneo. Escrita por Joan Manuel Serrat en 1971, este clásico de la música popular española es "una canción eterna", declara. Para el coordinador del Teatro Alhambra, "Mediterráneo hace un recorrido por una época, por un momento de la historia con el que mucha gente encuentra inevitable identificarse. La canción es una autobiografía de una generación y de cómo muchos de nosotros quisiéramos nacer, crecer y morir". Sánchez Pantoja añade: "Es una canción llena de guiños a la vida. Escucharla me revitaliza".
Tampoco faltan las recomendaciones de música clásica. La escritora Rosaura Álvarez destacaLa canción de la tierra de Mahler como uno de los imprescindibles en su colección y la sostiene como "una obra que me transporta a otro mundo". La poeta se declara una entusiasta de la música clásica, a la que define como el arte que más llega al hombre. "Al ser la disciplina más abstracta y con menos materia, cala más en el espíritu. La música produce una sensación de gozo y felicidad enorme; no existe en el mundo otro arte comparado a ella", sostiene.
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