“Es bueno recordar que cuando uno gana y otro pierde, ambos perdéis”.
PorBrittany Wong
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Después de 10 años de matrimonio, a Ashley Innes no le resultan extrañas las discusiones acaloradas y repetitivas con su marido. A menudo giran en torno al equilibrio entre la vida profesional y la personal, ya que ambos tienen trabajos muy exigentes y estresantes.
“La última vez que discutimos fue sobre ciertas decisiones profesionales y sobre cómo nos afectarían a nosotros y a nuestros hijos, al tiempo que pasamos juntos como familia y a quién le tocaría hacer determinadas tareas del hogar”, explica Innes, escritora y educadora. “Hubo un momento en que la cosa empezó a ponerse fea. Caímos en la trampa de echarnos la culpa el uno al otro”.
Entonces Innes se sacó de la manga un argumento irrebatible que ahora utiliza con frecuencia. “Le dije a mi marido: ‘Recuerda que estamos en el mismo equipo’. Esas palabras terminan con la discusión al instante y te recuerdan que la otra persona no es el enemigo. Entonces ya podéis centrar vuestras energías en escucharos, comprometeros y llegar a soluciones en vez de volver a enzarzaros”, explica.
Innes ha dado con un gran argumento. Los terapeutas matrimoniales señalan que utilizar esos dos términos juntos —mismo equipo— es la manera más sencilla de calmar una discusión.
“Decir que estáis en el mismo equipo implica asumir que aunque no os guste una situación, todavía queréis seguir juntos en esa relación”
Si se utiliza con buen criterio (tampoco te interesa recurrir al mismo argumento cada pocas horas porque perderá fuerza), esta frase es capaz de trasformar una discusión en un problema que hay que solucionar. En esos momentos en los que estáis realmente enfadados, conviene recordar que el matrimonio es un deporte de equipo y que ir a la yugular es la forma más sencilla de perder.
“Decir que estáis en el mismo equipo implica asumir que aunque no os guste una situación o una discrepancia, todavía queréis seguir juntos en esa relación”, explica la psicóloga Marie Land. “Ese simple gesto puede aplacar las hostilidades, permitiendo así que empiece el proceso de búsqueda de soluciones”.
En el aspecto físico, poner en pausa una discusión durante 10 o 15 segundos ralentizará tu ritmo cardíaco y te ayudará a tranquilizarte, sostiene Land.
Lo mejor es que esa frase se vuelve más efectiva con el tiempo. Si ya habéis gritado ”¡mismo equipo!” en ocasiones anteriores, volver a oírlo os recuerda que ya sentasteis precedentes para fortalecer vuestro compromiso.
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La técnica funciona porque reconoce la importancia de las conversaciones emocionales, asegura Jennifer Chappell Marsh, terapeuta familiar y matrimonial. Cuando la gente discute, la conversación transcurre en dos niveles diferentes: el tema de la discusión (el qué) y el desarrollo (el cómo).
“Muchas veces hay discusiones simples que se vuelven peleas por cómo se desarrollan”, asegura.
Cuando la conversación se convierte en un tú contra mí ya es incorrecta. Tal vez ganes la discusión o fuerces a tu pareja a ceder, pero ambos habéis perdido de vista el verdadero objetivo de luchar como un equipo contra el problema real: el tema espinoso que ha desencadenado la discusión.
“Decir ‘mismo equipo’ es una forma de reconocer que os han sobrepasado las emociones e interrumpir esa espiral negativa de querer ganar”, señala Chappell Marsh. Es una solución tan simple que te hace preguntarte por qué estás tan obsesionado con ganar la discusión y por qué es tan complicado remar a la par.
“Creo que es porque a veces el individuo quiere ser escuchado, reconocido y valorado en la relación, y al ganar la discusión siente que está siendo escuchado y valorado. Le aporta seguridad”, explica Chappell Marsh.
Por otro lado, perder una discusión incrementa los sentimientos de temor, fracaso y decepción. Te hace sentir inseguro y amenazado y eso pone en marcha tu instinto de lucha o huida. Para evitar esas emociones, te peleas e intentas ganar. “Por eso las parejas acaban comportándose con agresividad y no como compañeros de equipo”, justifica Marsh.
Al principio, ese instinto de querer ganar puede complicar que la pareja acepte el concepto de “mismo equipo”. El terapeuta matrimonial Trey Morgan lleva 31 años casado con su esposa Lea y reconoce que, aunque ahora apuesta por esas dos palabras, al principio le costó.
“Es sorprendente lo mucho que relaja y lo efectivo que es adoptar esa mentalidad”
En el momento en que incorporaron el argumento del mismo equipo a su matrimonio, su relación mejoró drásticamente, asegura Morgan. “Es sorprendente lo mucho que relaja y lo efectivo que es adoptar esa mentalidad”, sostiene.
En cuanto a qué dirección debe tomar la conversación cuando alguien utiliza el comodín, la terapeuta matrimonial y familiar Winifred Reilly recomienda que os hagáis preguntas para comprender el punto de vista de la otra persona. Cuestiones como ‘¿Qué es lo que más te importa aquí?‘, ‘¿Qué es lo que te molesta?‘, ‘¿Qué es lo que quieres que comprenda?’ es mejor que afirmar y reafirmar nuestra postura.
Y una vez que se tenga la mentalidad de trabajo en equipo hay que ponerla en práctica. “Es bueno recordar que cuando uno gana y otro pierde, ambos perdéis”, advierte Reilly. “Incluso si las cosas acaban saliendo a tu gusto, a largo plazo es preferible para la relación encontrar una solución más respetuosa e inclusiva para ambos”.
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