Gabriel Amat en su despacho de Alcaldía, ayer. JAVIER ALONSO |
Corría el año 1995 y España vivía tiempos convulsos. ETA recrudecía su ofensiva terrorista y mataba de un tiro en la nuca al líder del PP en Guipuzcoa, Gregorio Ordónez, e intentaba acabar, meses después, con la vida del presidente del Gobierno, José María Aznar, con un coche bomba. Ese año también era detenido por la Interpol en Laos el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán. Y también nacía la moneda única, el Euro, que cuatro años después comenzaría a utilizarse hasta su generalización en todos los países miembros de la Unión Europea en el año 2002.
En ese contexto, un ya experimentado agricultor y empresario de Albuñol (Granada, 1944) se convertía en alcalde de Roquetas de Mar. Hoy, 25 años después, no se entiende el fulgurante crecimiento a todos los niveles de esta ciudad de la comarca del Poniente almeriense sin mencionar a renglón seguido el nombre de Gabriel Amat Ayllón.
Por tal efeméride nos recibe en su despacho en el Ayuntamiento, en una gran mesa llena de proyectos y con la mascarilla puesta. La COVID-19 marca el ritmo de una entrevista, siempre con la distancia de seguridad, en la que su sinceridad y naturalidad son el vehículo para desgranar la historia de un hombre ligado de forma férrea durante cinco lustros a un municipio que no se concibe sin él.
El 17 de junio de 1995, hace justo hoy un cuarto de siglo, Gabriel Amat cogía la vara de mando de Roquetas de Mar con 36.000 vecinos censados “y muchos problemas por delante que solucionar”, afirma. Y es que tal y como relata, dos días después de la toma de posesión como alcalde, “me encontré con que se debían 6.500 millones de pesetas y no nos daban ni la gasolina fiada. Ahora tenemos más de 46 millones de euros ahorrados y deuda cero en los bancos”, mientras muestra un documento que avalan esas cifras y que está sellado por la Intervención del Ayuntamiento de Roquetas a fecha de 15 de junio de 2020.
El 10 de enero de 2004, el vicepresidente del Gobierno Javier Arenas presidía junto a Amat la inauguración del Teatro Auditorio. |
Amat confiesa que nunca se imaginó como alcalde de Roquetas de Mar. Todo fue un cúmulo de casualidades. En el año 1979 contaba ya con una empresa de construcción de invernaderos que daba trabajo a más de 200 personas y amigos suyos como Pepe López y Eustaquio López decidieron inscribirle en una lista para las municipales para el partido independiente Por y para Roquetas. “La confeccionaron en un cortijo de Las 200 Viviendas y me asignaron el número 4 porque pensaban, siendo muy positivos, con que iban a salir uno o dos concejales. Me dijeron que solo tenía que asistir a los plenos cada dos o tres meses y acepté. Y para nuestra sorpresa obtuvimos tres. Entonces Eustaquio decidió ceder su puesto y ahí me liaron en política y entré como concejal”, afirma.
Poco tiempo después se afilió al Partido Popular (por entonces Alianza Popular) y tras no presentarse en las elecciones del 83 por motivos personales, fue reelegido en las elecciones de 1987 ocupando la cartera de Urbanismo con Juan Emeterio Martínez como alcalde. En 1991 se convierte en portavoz del PP y, cuatro años más tarde, ya en su madurez personal y profesional, es elegido alcalde del municipio por mayoría simple.
Desde ese momento, Roquetas de Mar y Gabriel Amat han ido juntos de la mano hasta ser lo que hoy conocemos del segundo municipio con más habitantes de la provincia habiendo ya superado el techo de los 100.000 y todo un referente turístico a nivel nacional e internacional.
Hasta llegar ahí, Amat ha tenido que macerar una idea de ciudad que le ha costado lustros de trabajo con “jornadas de 14 horas diarias”, añade. “Me encontré un municipio con algo más de 35.000 vecinos y con un importante desarrollo agrícola pese a tener solo 6.000 hectáreas pero yo tenía claro que necesitábamos apostar por el turismo y había que traerlos. Los touroperadores nos habían dado la espalda porque renegaban del estado de la Urbanización de Roquetas y los británicos no querían volver. En ese momento decidí coger un avión y plantarme en Londres junto con José Luis Aguilar, por entonces diputado de Turismo, y hablar con el touroperador Thomson. Me pidieron que tenía que mejorar la Urba. Yo les prometí que así se haría y les di mi palabra. Al año siguiente, tras meses de obras, vinieron y comprobaron que se había dado un cambio radical a la zona y que había complido mi palabra y desde entonces no pararon de traer a británicos. Eso ha sido muy importante para mí, cumplir siempre mi palabra”, explica.Amat es inflexible en ese sentido. Su palabra lleva implícito un compromiso férreo y taxativo. Por eso cree que ha podido acometer grandes proyectos que han hecho de Roquetas de Mar un referente cultural por ejemplo (como es el caso del Auditorio) pese a encontrarse por el camino con innumerables problemas de toda índole, todos ellos intrínsecos de la gestión pública
Amat con su mujer y sus dos hijas. |
Ahondando en sus inicios en el gobierno como regidor, Amat relata la difícil situación con la que se topó ejemplificando que la política no es un camino de rosas: “Entré en una legislatura muy jodida. Los primeros días me encontré con un ayuntamiento muy endeudado. No había dinero para pagar las nóminas. Había que hacer frente a ciento y pico millones de pesetas en nóminas para unos 300 trabajadores. En esos primeros meses lo único que hacía era recibir a gente a la que le debíamos dinero. Teníamos un embargo en las cuentas porque se debía mucho dinero a la empresa concesionaria de la recogida de basura y solo podíamos pagar nóminas y el primer mes solo tenía para pagar la mitad. Empezamos a negociar con todos los proveedores a los que le debíamos dinero. Y finalmente conseguimos pagarles a todos”. Con la serenidad que le caracteriza, Amat explica que “les transmití un mensaje muy claro: os puedo decir una y otra vez que algún día os pagaré o ponemos todos de nuestra parte y solucionaremos este problema. Y así fue”.
Político perseverante y de convicciones, Amat puede presumir de que a lo largo de estos 25 años se han conseguido grandes logros para el municipio que le adoptó primero y que luego le convirtió en su tutor, en su mentor y guía para afrontar una transformación salvaje de su fisionomía urbana. No en vano, en 25 años ha triplicado su población con todo lo que ello conlleva convirtiéndole en el municipio que más ha crecido de toda la provincia en este último cuarto de siglo.
De su mano llegaron a Roquetas edificios y ejes viarios tan emblemáticos e importantes como el citado Teatro Auditorio, la Plaza de Toros, el centro comercial Gran Plaza, la Variante de Roquetas, el Puentes de Las Salinas – El Cañuelo, el Palacio de Congresos, la Residencia Virgen del Rosario, el desdoblamiento de la carretera de Alicún, el semienlace de Aguadulce Norte, el Mercado de Abastos o la Iglesia de El Puerto, entre otros muchos.
Pero su gran anhelo, el que le sigue manteniendo al frente de la Alcaldía como objetivo prioritario, sigue ahí perenne en su mente aunque ya comienza a cristalizar: el hospital comarcal. “Nosotros habríamos construido el hospital si la Junta de Andalucía no me hubiese tenido 15 años mareándome. El primer convenio se paralizó cuando llegó la crisis económica. Tuve muchas reuniones con la Junta para retomar el convenio y adaptarlo”, apunta. “Qué casualidad que cinco días antes de que la presidenta Susana Díaz convocase elecciones por sorpresa, me llama la consejera y me dice que habían hecho números y que el hospital lo iban a hacer ellos y que íbamos a cambiar la firma del convenio donde previamente la inversión de más de 35 millones corría de nuestra cuenta. En ese momento llamé al presidente del PP, Juanma Moreno, y le dije que creía que íbamos a tener elecciones y me preguntó por qué decía eso. Le conté lo que había pasado y me dijo que entonces posiblemente sería así. Y así fue. Cuando entró el gobierno nuevo del PP y Cs ya no había nada de ese proyecto. Al final todo fue una maniobra política pero ahora el proyecto va a ser una realidad”, relata. Palabras que vienen respaldadas por el anuncio hace algo más de un año por parte de la Junta de la adaptación del proyecto a la nueva normativa: “Hay más de 40.000 metros en total y tengo la plena confianza de que terminará siendo un hospital comarcal”.
La Variante de Roquetas, comunicar su pueblo con la A7, fue un sueño cumplido en 2016. |
Conversando con él se vislumbra que aún mantiene intacta su ilusión por seguir gestionando, por seguir dando respuesta a un municipio que no para de crecer y de demandar nuevos servicios. Por esa razón, a finales de 2018 con los presupuestos de la Diputación ya aprobados, dio el relevo a Javier Aureliano García para que ocupase la presidencia de la institución supramunicipal. “Yo sentía que me debía a mi pueblo. Me vine donde empecé y lo hice para quedarme. No era un momento fácil y ya habían dado por perdido al PP en las elecciones y en 6 meses se le dio la vuelta a la tortilla y volvimos a ganar por mayoría aunque no absoluta”.
En Diputación, también vivió una situación similar a la que se encontró cuando en 1995 llegó a la Alcaldía de Roquetas. En 2011 arrebataba al PSOE la gestión de la institución más importante a nivel provincial y casa de los 103 municipios de Almería. “Cuando yo me vine de allí la dejé con 43 millones de deuda y cuando llegué teníamos 201 y eso que durante los siete años y medio que estuve como presidente gastamos e invertimos más de 400 millones. Eso no es éxito sólo mío sino de todo el equipo de gobierno que me acompañó y de mi vicepresidente, ahora presidente, Javier Aureliano García”. Para él tiene palabras de afecto y reconocimiento: “Es un político muy comprometido y trabajador y está haciendo una gran labor en la institución”.
Con Javier Arenas y Mariano Rajoy en la plaza de toros en 2001. |
En esos casi ocho años en los que alternaba la alcaldía con la presidencia de Diputación y a su vez la presidencia también del PP a nivel provincial (desde el año 2004), cuenta que le faltaban horas al día: “A las 7:45 ya estaba recibiendo en el Ayuntamiento a una decena de personas. A las 9 y poco ya me iba a Diputación y no acababa hasta bien entrada la tarde. He tenido la suerte de que mi equipo de gobierno me ha ayudado también mucho para llevar lo mejor posible el municipio” y confiesa que “es posible que en algún momento se echara de menos mi presencia aquí pero creo que tanto en Diputación como en el Ayuntamiento he ido cumpliendo y lo mejor es que he disfrutado de ambas responsabilidades. Ha habido otros alcaldes que han disfrutado de una cosa u otra pero yo lo he hecho de ambas”.
Frase que evidencia su amor por la política y su idilio con el PP que ya supera las Bodas de Rubí recurriendo al símil de los aniversarios de nupcias. Hombre respetado dentro de las filas populares, ha mantenido siempre una gran relación con Javier Arenas, que le consideraba su “hermana mayor” y también una relación muy fluida y directa con presidentes como Mariano Rajoy. Su privilegiada mente y su sexto sentido como empresario le han permitido alcanzar cotas de poder e influencia en el partido a nivel regional y nacional inimaginables para un político que no brilla por su gran oratoria pero sí por sus convicciones, su modelo de gestión pública y sus ideas claras tal y como ejemplifica al señalar que “durante 16 años de concejal estuve sin dedicación en el Ayuntamiento y sin cobrar dietas por asistir a las comisiones y plenos. Yo empecé a cobrar un sueldo cuando fui alcalde. Ni siquiera cuando fui concejal de Urbanismo”.
El alcalde junto a Pablo Casado, Juanma Moreno y Teodoro García en un acto electoral en 2018. |
Entre los sinsabores que le ha dejado la política en este cuarto de siglo lamenta la ajetreada y convulsa vida judicial que ha tenido en estas últimas décadas con el caso de la licencia ilegal del centro comercial Gran Plaza, la del Teatro Auditorio o las denuncias por su presunta vinculación con más de un centenar de sociedades: “Empezaron con La Fabriquilla y se ganó. Luego vino el Teatro y también se ganó. Después el Gran Plaza y se ganó y luego las más de 200 piezas separadas con supuestas vinculaciones con empresas. La Guardia Civil y otros organismos han investigado y por suerte para mí y para desgracia para otros, solo quedan 7. Esos momentos me han obligado a tener grandes dificultades a mí y a toda mi familia que ha sido acusada de todo. Y yo lo único que he hecho ha sido defender los intereses de Roquetas con la ley siempre por delante. Nunca he tenido la intención de tirar la toalla porque tengo que demostrarle a todos los que me han difamado que se han equivocado. Sin duda, ha sido una persecución continuada hacia mi persona por ser alcalde de Roquetas y presidente del PP de Almería”, espeta.
Y volviendo a la política, confiesa que el secreto para haber gobernado durante siete elecciones seguidas se cimenta en dos secretos. El primero reside en “que los rivales políticos que yo he tenido siempre han fraccionado el voto y el PP siempre ha tenido un grueso de votantes fiel. Roquetas era un municipio en el que siempre ganaba el PSOE en todas las elecciones (municipales, andaluzas y nacionales) y desde el 95 para acá el PP las ha ganado todas menos las últimas generales que las ganó el PSOE y ahí me di cuenta de que hacía falta que volviese.
El segundo secreto es quizás aún más importante porque habla de su capacidad de aprender política. En la primera legislatura, la del 95, gobernó con mayoría simple con 10 de 21 concejales (después con el crecimiento poblacional pasaría a tener los actuales 25) y durante esos cuatro años afirma que “aprendí a hacer política, a hablar y a negociar. Lo aprobaba todo por unanimidad y eso que solo tenía mayoría simple. La política y los políticos eran diferentes a los de ahora”.
Y hablando de futuro, este incombustible empresario y agricultor, siempre responde lo mismo cuando se le pregunta por su jubilación: “Le he ahorrado a la Seguridad Social 15 años de sueldo. Yo quiero hacer el hospital y cuando esté hecho me pensaré en irme porque al 90% ya están cumplidos todos los objetivos que me marqué cuando llegué a esta Alcaldía”.
De momento, le quedan por delante tres años más de mandato por lo que si cumple su palabra, algo que suele hacer siempre, acabará con 78. Por delante tiene tres años para que el hospital deje de ser un boceto en un plano en papel a ser un ente corpóreo y tangible y cumplir con su mayor deseo. Y entonces, posiblemente entonces, Gabriel Amat se retire. De momento, hoy cumple 25 años como primer edil. El resto ya es historia de Roquetas de Mar.
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