El debate sobre las primarias debe crear, a su vez, condiciones para que haya debate político de altura, de contenidos y de propuestas y estrategias de futuro
Mantener la salud democrática |
Vaya por delante que pienso que en estos momentos lo fundamental es luchar contra el Covid-19. La atención de todas las administraciones ha de estar ahí, codo con codo, en la lucha contra la pandemia y en establecer las medidas que garanticen la salud de las personas. Y, por supuesto, en la cobertura presupuestaria de las necesidades derivadas de ella, tendentes a la recuperación. Igualmente, otros asuntos preocupan a la ciudadanía; los servicios públicos, la renovación de los órganos constitucionales o la financiación de los Ayuntamientos. Y nuestros representantes también han de ocuparse de ellos. Y también es esencial mantener la salud democrática de nuestra sociedad. La democracia no se detiene
En mi calidad de ciudadano y militante del PSOE que ahora no ostento responsabilidades públicas, creo que no se deben abandonar los espacios de participación. Lo importante no ha de ocultar debates imprescindibles, y el debate de las primarias para la elección de candidaturas del PSOE lo es siempre. En nuestro sistema de partidos, los procesos democráticos internos de éstos inciden en el funcionamiento democrático general.
Dicho esto, conviene recalcar que las primarias son para elegir la mejor candidatura. Vivimos en un contexto de grandes cambios, de información acelerada en redes y fakes, de desafección política, incluso de cabreo, todo agravado por la pandemia. En el debate sobre las primarias sobra tacticismo y falta altura de miras. El debate sobre las primarias debe crear, a su vez, condiciones para que haya debate político de altura, de contenidos y de propuestas y estrategias de futuro. Reconozcamos que en lo que respecta al PSOE, la gran reducción del número de avales para optar a la candidatura facilita lo anterior, pues nos podemos dedicar, en su momento, a lo importante, que es hablar de política, y no a la búsqueda de los avales necesarios. Las energías se han de dedicar a plantear propuestas y a debatirlas y contrastarlas, así como a buscar colectivamente los mejores horizontes de futuro para las mismas. La militancia, en votación secreta, se encargará de lo demás. Es un gran logro de nuestro 39 Congreso que conviene practicar en toda su plenitud.
Cuando llegue el momento, que llegará, la única lealtad exigible es al proyecto político, que representa los anhelos de millones de personas. Procuremos para entonces llenarnos de argumentos e ideas, dotarnos de un relato político que se corresponda con la realidad que viven y sufren a diario nuestros vecinos y vecinas, para representarlos lo mejor posible. La gran suerte es que toda la militancia decidirá libremente como se defienden mejor los intereses generales, que toda la militancia habla, escucha y vota en secreto. Insisto en que la única lealtad es la lealtad al proyecto político, representado en unas siglas centenarias. Así haremos un gran debate y lo haremos creíble. Sin estar, personalmente, a favor ni en contra de nadie. Partirá con desventaja quien no lo entienda así.
Ahora centrémonos en lo fundamental. Este país necesita dotarse de un Presupuesto que sirva para vehicular todas las inversiones que la situación requiere. Resulta inconcebible que esa necesidad no sea asumida por la totalidad de fuerzas políticas. La ciudadanía juzgará a cada cual. En nuestra Comunidad autónoma hay que incidir en la demanda de una mejor manera de redistribuir los recursos. Al PSOE le toca hacer oposición a las políticas insolidarias de las derechas, a sus medidas de recortes y de disminución de derechos, y a sus renuncias a ejercer las competencias constitucionalmente atribuidas. Y le toca hacerla de la manera más rotunda, y más leal a la vez con la situación, mejorando la interlocución con los sectores sociales afectados y profundizando la presentación de alternativas sólidas, de manera que la sociedad andaluza nos vea como una fuerza política responsable, creíble, y que siempre está al lado de las demandas mayoritarias.
Termino con una nueva llamada a la lealtad colectiva. La que nos debemos como socialistas andaluces, y la que le debemos a la sociedad andaluza, la única destinataria del resultado de nuestros debates. Lealtad a un procedimiento democrático al que todas y todos hemos de llegar en condiciones plenas de igualdad y libertad. Y, sobre todo y más importante, lealtad a la ciudadanía andaluza, mujeres y hombres que anhelan mejores condiciones de vida, mejores servicios públicos, más justa distribución de los recursos y también de las cargas que se derivan de esta terrible pandemia. Y que siguen confiando y desean poder seguir confiando en el PSOE como instrumento de transformación y cambio social. Es nuestra responsabilidad seguir satisfaciendo ese gran deseo.
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