Fenicios, romanos, musulmanes y cristianos lucharon para conseguir el control de un enclave único, de una joya mediterránea, ya que Granada no sólo es interior, también es playa, aventura y deporte
Vista aérea de la playa de Cantarriján |
Granada guarda con celo su historia, cada rincón de su geografía esconde una aventura, cada paso que se da por sus más de 73 kilómetros de playas consiguen transportarte a otra realidad. A ésa que empezó con el paso de las antiguas civilizaciones, a esas batallas que se libraron en las murallas del reino granadino y a todo el patrimonio que hoy aguarda al visitante. Fenicios, romanos, musulmanes y cristianos lucharon para conseguir el control de un enclave único, de una joya mediterránea, ya que Granada no sólo es interior, también es playa, aventura y deporte.
Las culturas asentadas en el territorio granadino han dejado huella de su paso por el terreno. Restos arqueológicos hablan de que los primeros pobladores del Neolítico pusieron sus miras en Granada, prueba de ello aguarda al visitante que se quiera desplazar hasta la Cueva de los Murciélagos, considerada como uno de los yacimientos más importantes de toda la península y que se custodia con celo en Albuñol. Tras ellos llegaron los fenicios atraídos quizá por la riqueza de sus tierras y sus salazones.
Fue en esta época cuando la localidad se consideró, gracias a su situación estratégica, como uno de los puertos comerciales más importantes con el Mediterráneo. Aunque no sólo fue tierra de civilizaciones antiguas, los escritores de la época como Plinio ‘El Viejo’ o Estrabón también plasmaron en sus escritos las bellezas y aventuras de los granadinos. El esplendor le llegó al reino de Granada con el paso de los romanos y la venida de los árabes. Fue en esta época cuando los castillos sombreaban su serranía, las torres aguardaban y vigías protegían las costas de los ataques cristianos. Las montañas de Sierra Nevada perdían un poco del esplendor de antaño al levantarse ante ella los muros rojizos de la Alhambra.
Costa Tropical de Granada |
La ‘Costa Tropical’
La región guarda la belleza oculta nazarí y muestra al visitante lo mejor de la fusión de culturas. El contraste de la arquitectura con la blancura de sus playas, sus calas recónditas o sus parajes más idílicos invitan a disfrutar de largos paseos acariciados por la brisa marina y por la calidez del sol. El bullicio familiar se mezcla con la intimidad de sus espacios y la adrenalina a la hora de practicar multitud de deportes acuáticos o aéreos. Entre los más demandados se encuentran el surf, windsurf, vela, buceo o incluso el parapente.
El clima reinante todo el año no sólo acompaña a la hora de la práctica de actividades, sino que además le otorga a Granada el privilegio de poder denominarse ‘Costa Tropical’. Sus cálidas temperaturas durante prácticamente 320 días la han convertido en el único espacio de toda Europa donde poder cultivar infinidad de frutos subtropicales como es el caso del mango, la chirimoya, el aguacate y la papaya. Productos todos ellos que evocan a las exóticas Américas y que se encuentran entre las fértiles tierras de la localidad andaluza.
Playa Cotobro, en Almuñécar - Javier Martín / Ideal |
Contrastes
Más de 70 kilómetros de litoral brindan al visitante la oportunidad de disfrutar de multitud de espacios y paisajes nunca imaginados. La ‘Costa Tropical’ se inicia en Almuñécar y Motril, zonas que gracias a sus diferentes calas y costas ofrecen todas las comodidades para hacer de un día corriente un placer para los sentidos.
La tranquilidad, el murmullo de las olas rompiendo contra el perfil de las rocas, la profundidad y majestuosidad de sus acantilados, el olor a mar y la luz de un atardecer que se va apagando es el guion habitual de las calas solitarias de Salobreña. Aunque no todo es relax. Si lo que se busca es la práctica de actividades de riesgo y de aventura, como es el submarinismo o la pesca, el mejor enclave en el que poder disfrutar de la belleza del paraje se encuentra en La Herradura, San Cristóbal, el Tesorillo, Calahonda, Poniente, Torrenueva y Carchuna.
Otra práctica, cada vez más habitual y que con el paso del tiempo se cobra más adeptos es el naturismo. Si en su caso prefiere poder estar en contacto directo con la naturaleza es posible en las playas de Cantarriján y del Muerto en Almuñécar; la Joya, en Motril, y la playa de El Ruso en Albuñol.
No es sólo fortaleza interior sino también exterior. Enclave comercial, su litoral invita a disfrutar de parajes nunca imaginados y de un clima que la convierte en la ‘Costa Tropical’. Para conocerla hay que recorrer sus callejas, respirar su salada brisa y contemplar cómo el sol se oculta para dar paso a Granada.
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