El día en que decidimos reinventarnos.
Hay palabras que nacen cada año, resuenan y se hacen eco de lo acontecido, de lo vivido. La pandemia nos ha enseñado todo un glosario de nuevos términos y expresiones: PCRs, cepas, geles hidroalcohólicos, SARS…También nos ha enseñado que resiliencia es más que una decisión, más que una elección: ser resiliente es una necesidad.
La resiliencia es una extraordinaria capacidad, la de sobreponernos y avanzar en momentos adversos y situaciones hostiles. Es extraordinaria por lo que implica de esfuerzo, por lo que supone de un dolor intrínseco del que hay que salir como de una mala curva, con decisión y arrojo.
La resiliencia es una extraordinaria capacidad, la de sobreponernos y avanzar en momentos adversos y situaciones hostiles
Vivimos tiempos complejos, tiempos turbulentos en los que la resiliencia ha tomado cuerpo, porque no solo de personas trata. También las organizaciones y los países deben superarse, reforzarse y avanzar, como con el primer paso de un bebé, tembloroso pero consciente de que es el primero de muchos, el primero de tantos.
No imaginábamos muchas o ninguna de las cosas que nos han ocurrido.
Pasado el impacto de los primeros meses de la pandemia, empezó la reflexión, a veces la rebelión y siempre la interiorización, con esa imperiosa necesidad de trabajar en ser positivos, en mirar adelante, adaptarnos a ese agente hostil que nos hizo que nuestra vida tomara por otros derroteros. Y comenzó el día en que decidimos reinventarnos.
Vayamos paso a paso, como si de un tango se tratara: desplazándonos con cuidado, abrazo cerrado y sin perder el ritmo. La resiliencia conlleva reestructurar el dolor. Y hay una extraordinaria buena noticia: no se nace, se hace. Se aprende, se desarrolla, se fortalece.
Boris Cyrulnik, psiquiatra, neurólogo y psicoanalista dio a conocer el concepto de resiliencia en el campo de la psicología en su bestseller Los patitos feos: la resiliencia. Una infancia infeliz no determina la vida.
Este libro se ha convertido en un referente para entender el concepto de resiliencia. Para el autor, los patitos feos son una analogía de las personas heridas que pueden transformarse; historias de vida de dolor transformadas. Decía el autor en una entrevista que no existe resiliencia si no se metamorfosea el dolor y se le dota de significado.
Y desde la poesía, ensortijando palabras que nos hagan sentir, Mario Benedetti las trascendía en su poema No te rindas, como si de un propósito de vida de tratara, como consciente de que se leería con la esperanza de quien anhela una respuesta, una puerta a ese sobreponerse.
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo
Y de la poesía que parece acercar al alma y hacer más urgente la necesidad de entender esta resiliencia que se torna en ingrediente esencial para sentir sano, para sentir feliz, una se pregunta: ¿y cómo fomentar su desarrollo? ¿cómo pegarla al alma?
Las guías, los pasos nos hacen sobre todo reflexionar y valorar, quizás buscando en nuestra mente amarres que nos conduzcan. Y con ese propósito, avancemos hacia los 7 pasos para fomentar nuestra resiliencia:
1. Encuéntrate y redescúbrete
Con la curiosidad de quien quiere conocer y ver más allá; con el conocimiento pleno de que hay sombras y luces.
2. Mira limpio
Busca lo positivo, dale la vuelta a lo sombrío, con la determinación que exigen las grandes hazañas y la valentía de los osados.
3. Escucha la música que suena
Sin estridencias, sin ruidos. Escucha con objetividad y oirás de manera objetiva.
4. Si la vida te da limones, haz limonada
Extrae todo a todo, búscale la otra cara a la luna y mírala.
5. Sé lo que quieras recibir
Cuida de manera genuina, generosa, sin esperas.
6. Ríe sin temor
El sentido del humor se purifica con los años, y su poder es más que un chiste, es un fenómeno universal que disminuye el estrés y la ansiedad. Relativizando avanzamos.
7. Haz camino
Porque tienes el poder, las agallas y la responsabilidad de levantarte.
Y es que, pese a que en ocasiones el dolor no nos deja ver el bosque, ese camino hacia la resiliencia debe hacernos recordar que, como dijo C.S. Lewis: “las dificultades a menudo preparan a la gente común para un destino extraordinario”.
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