El paleontólogo y el periodista dialogan en 'La vida contada por un sapiens a un neardental', un viaje compartido en el que intentan entender la existencia, sus orígenes y su evolución
El paleontólogo Juan Luis Arsuaga y el periodista y escritor Juan José Millás. |
SALVADOR GUTIÉRREZ SOLÍS
Se lo han pasado tan bien y se han compenetrado de tal manera con La vida contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara), que ya están pensando en una nueva aventura literaria. El sapiens, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, y el neandertal, el escritor Juan José Millás, fusionan sus talentos en un artefacto científico-literario que puede entenderse como un homenaje al placer de la conversación.
Uno con cazadora vaquera, Arsuaga, el otro con chupa de cuero, Millás, canosos y delgados ambos, como dos roqueros en su undécimo regreso a los escenarios, basta una buena taza de café muy negro y una pregunta para que desplieguen esa sinfonía de narrativa y sabiduría que tan bien muestran en La vida contada por un sapiens a un neandertal.
–¿Millones de años después, cuánto hemos cambiado, o seguimos siendo los mismos?
–Juan Luis Arsuaga: ¿Somos iguales que nuestros abuelos, que podemos entender como los más cercanos? ¿Hay cambios? Pues sí, hay muchos cambios en cosas que son, quizás, accesorias, en el envoltorio, si nos vamos al Paleolítico. Si nos vamos a especies anteriores, nos vamos alejando de lo que somos ahora. Respecto a un pintor de Altamira, en cuanto a creatividad, no hemos cambiado mucho: su literatura oral era muy buena, nosotros hemos inventado la escritura. Sí, han cambiado cosas, pero lo biológico no cambia. Tenemos enfermedades que no tenían ellos, en cambio no nos comen los leones, pero tenemos accidentes de tráfico. Y seguimos teniendo en común con ellos que nos morimos. Ese sería el auténtico cambio, el más sustancial. No nos damos cuenta de cómo la tecnología por una parte te cambia, pero por otra, no. Con el Skype, por ejemplo, seguimos manteniendo los mismos vínculos ancestrales biológicos.
–Juan José Millás: Podríamos hablar de representaciones, porque el hijo que aparece en la pantalla es la representación de un hijo. Durante el confinamiento han sido muy habituales los programas de televisión en los que te entrevistaban a traves de Skype, y el entrevistador también estaba en su casa, y todo el mundo ha acabado harto de eso, porque quien aparece en la pantalla, aunque sea en tiempo real, es una representación. Es una fantasía. Tenía mucha más carga real cuando hablábamos por teléfono, y estábamos pendientes del tiempo, porque las conferencias eran caras, y quizás en esa tensión había más grado de realidad que en las conversaciones actuales a través de Skype.
–¿Cómo ha sido ese encuentro entre el humanismo y la ciencia, entre las preguntas y las respuestas?
–JJM: Ha sido tan ingenuo y casual como aparece en el libro. Es decir, una vez que decidimos iniciar esta aventura no sabíamos muy bien qué íbamos a hacer. Como vivimos muy pendientes de los géneros, no sabíamos si iba a ser una novela o un ensayo. Fue muy determinante la opinión de Arsuaga: Dejémonos llevar. No había guión. Conforme avanzábamos en los encuentros y en la narración se iban construyendo estos dos personajes literarios que son Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás.
–Realizando un ejercicio de proyección temporal, ¿dentro de millones de años, como recordarán este tiempo?
–JLA: ¿El nuestro? Lo tengo clarísimo: como La Gran Extinción. Sólo en una generación, hemos visto desaparecer toda la biodiversidad del planeta. Se están extinguiendo muchas especies, pero también la biosfera, las costas. Estamos tan fascinados con nosotros mismos que creemos que quien pasará a la historia será Mozart, que era un genio, pero desde una perspectiva más amplia a lo que estamos asistiendo es a La Gran Extinción. La transformación del planeta será nuestro hecho más destacado. También hay otras cosas, claro, se nos recordará como el siglo de la ciencia, y de la tecnología, y de la revolución informática, por secuenciar el genoma humano. Una de las cosas que más me preocupan como profesor es que el ser humano no es contemporáneo: vivimos nuestro tiempo sin darnos cuenta. Y las generaciones venideras nos recuerdan lo que vivimos en el pasado. Deberíamos ser conscientes del tiempo que nos ha tocado y participar. Ayer vi un documental de Burning, yo vivía en Madrid en la época de la Movida, pero yo no pensaba en eso, en que era un movimiento contracultural y todo eso, no me di cuenta. Sólo iba a los bares a tomar cervezas.
–JJM: El otro día contaba que nuestra generación no viene del Siglo XX, viene del XIX, porque nosotros hemos visto llegar el teléfono, lavar a mano, la radio de transistores, hemos conocido el tren de vapor, hemos visto nacer y morir tecnologías punteras como el fax, que aquello parecía un milagro, y que sucedió no hace tanto. Lo que quiero decir es que hasta los años 50 todo era muy lento y después se acelera.Arsuaga y Millás.
Arsuaga y Millás. |
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