Quizás te has dado cuenta de que el botellín de cerveza tiene una fecha grabada...
PorMargarita Lázaro
El buen vino mejora con los años y tener un whisky del 72 es lo mejor que le puede pasar a tu minibar.
La lección la tenemos todos aprendida: los años pasan, el alcohol mejora. El problema llega cuando sacas una lata de cerveza y te encuentras con la fecha de consumo preferente. ¿No habíamos quedado en que el tiempo juega a favor de las bebidas alcohólicas? ¿Caduca o no caduca? ¿Por qué unos sí y otros no?
Lo primero que hay que saber es que el alcohol NO caduca (no tiene fecha de caducidad), aunque sí hay algunas bebidas alcohólicas con fecha de consumo preferente. Son dos conceptos distintos. “La fecha de caducidad solo la tienen los alimentos microbiológicamente muy perecederos y no es el caso del alcohol”, señala José María Ferrer, jefe del departamento de Derecho Alimentario de la empresa de soluciones de innovación en alimentación AINIA, a El HuffPost Life.
Está comprobado que esos alimentos perecederos—carne, pescado, huevos...— no son seguros para la salud del consumidor pasada su fecha límite de caducidad. Sin embargo, los alimentos de consumo preferente —aceite, galletas, pasta, quesos madurados, cereales...— no son peligrosos pasado ese tiempo aunque sí pueden perder cualidades.
Es el caso de la cerveza y otras bebidas alcohólicas de baja graduación que, siguiendo el reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, sí llevan grabada una fecha en el envase. La norma dice que no la requieren “las bebidas con una graduación de un 10% o más en volumen de alcohol”.
“La norma europea dice que no requieren indicar fecha de duración mínima las bebidas con una graduación de un 10% o más en volumen de alcohol”
Lo mismo que pasa con la cerveza ocurre con el vino de cartón que se usa habitualmente para cocinar, los mostos o la sidra, mientras que se libran las bebidas destiladas o espirituosas como el vodka, el whisky o la ginebra y vinos, vinos de licor, vinos espumosos y vinos aromatizados.
En condiciones ópticas de conservación, ninguna de estas deberían estropearse y podrían mantenerse durante años y años. “Puede pasar como con el vino cuando se dice que está picado, pero eso es porque le ha entrado aire o no se ha conservado en las condiciones adecuadas, con una temperatura mayor de la que debería”, apunta Ferrer.
El buen vino mejora con los años y tener un whisky del 72 es lo mejor que le puede pasar a tu minibar.
La lección la tenemos todos aprendida: los años pasan, el alcohol mejora. El problema llega cuando sacas una lata de cerveza y te encuentras con la fecha de consumo preferente. ¿No habíamos quedado en que el tiempo juega a favor de las bebidas alcohólicas? ¿Caduca o no caduca? ¿Por qué unos sí y otros no?
Lo primero que hay que saber es que el alcohol NO caduca (no tiene fecha de caducidad), aunque sí hay algunas bebidas alcohólicas con fecha de consumo preferente. Son dos conceptos distintos. “La fecha de caducidad solo la tienen los alimentos microbiológicamente muy perecederos y no es el caso del alcohol”, señala José María Ferrer, jefe del departamento de Derecho Alimentario de la empresa de soluciones de innovación en alimentación AINIA, a El HuffPost Life.
Está comprobado que esos alimentos perecederos—carne, pescado, huevos...— no son seguros para la salud del consumidor pasada su fecha límite de caducidad. Sin embargo, los alimentos de consumo preferente —aceite, galletas, pasta, quesos madurados, cereales...— no son peligrosos pasado ese tiempo aunque sí pueden perder cualidades.
Es el caso de la cerveza y otras bebidas alcohólicas de baja graduación que, siguiendo el reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, sí llevan grabada una fecha en el envase. La norma dice que no la requieren “las bebidas con una graduación de un 10% o más en volumen de alcohol”.
“La norma europea dice que no requieren indicar fecha de duración mínima las bebidas con una graduación de un 10% o más en volumen de alcohol”
Lo mismo que pasa con la cerveza ocurre con el vino de cartón que se usa habitualmente para cocinar, los mostos o la sidra, mientras que se libran las bebidas destiladas o espirituosas como el vodka, el whisky o la ginebra y vinos, vinos de licor, vinos espumosos y vinos aromatizados.
En condiciones ópticas de conservación, ninguna de estas deberían estropearse y podrían mantenerse durante años y años. “Puede pasar como con el vino cuando se dice que está picado, pero eso es porque le ha entrado aire o no se ha conservado en las condiciones adecuadas, con una temperatura mayor de la que debería”, apunta Ferrer.
Qué pasa cuando la cerveza se pasa de fecha
La ley permite entonces que el vino, cuya graduación es de un 12% o más en volumen de alcohol, y otras muchas bebidas no incluyan la fecha de consumo preferente, pero obliga a la cerveza a llevarla. Sólo un ejemplo: el volumen de alcohol de la Pilsen, la que se bebe habitualmente en España como Mahou, Heineken o Estrella Galicia, es de alrededor del 5%.
¿Qué ocurre entonces pasada esa fecha de consumo? ¿Qué me puede pasar? Nada. “En teoría no sería perjudicial para la salud porque no es un producto microbiológicamente perecedero pero la cerveza podría perder cualidades organolépticas”, apuntan desde AECOSAN.
La Asociación de Cerveceros de España da más detalles sobre lo que puede ocurrir con el producto. “Si se toma después de la fecha de consumo preferente pierde en calidad, tanto de sabor como color”, aclaran a El HuffPost Life. También puede perder aroma, fuerza e incluso textura pero nada más.
No hay peligro, insiste Ferrer, aunque recomienda cautela: su consejo es evitar esa cerveza y abrir una que no esté fuera de fecha.
La ley permite entonces que el vino, cuya graduación es de un 12% o más en volumen de alcohol, y otras muchas bebidas no incluyan la fecha de consumo preferente, pero obliga a la cerveza a llevarla. Sólo un ejemplo: el volumen de alcohol de la Pilsen, la que se bebe habitualmente en España como Mahou, Heineken o Estrella Galicia, es de alrededor del 5%.
¿Qué ocurre entonces pasada esa fecha de consumo? ¿Qué me puede pasar? Nada. “En teoría no sería perjudicial para la salud porque no es un producto microbiológicamente perecedero pero la cerveza podría perder cualidades organolépticas”, apuntan desde AECOSAN.
La Asociación de Cerveceros de España da más detalles sobre lo que puede ocurrir con el producto. “Si se toma después de la fecha de consumo preferente pierde en calidad, tanto de sabor como color”, aclaran a El HuffPost Life. También puede perder aroma, fuerza e incluso textura pero nada más.
No hay peligro, insiste Ferrer, aunque recomienda cautela: su consejo es evitar esa cerveza y abrir una que no esté fuera de fecha.