Siento, como vecino de Almuñécar, constatar la marginación a la que pretenden condenar los dirigentes socialistas a los habitantes de la Costa Tropical. Estos días hemos vivido un episodio más, con la publicación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Inversiones ridículas en el ministerio de Fomento con destino a la A.7, obviando los compromisos y promesas realizadas durante los últimos años por sus responsables, así como la ausencia de cualquier proyecto relacionado con las comunicaciones ferroviarias. O haciendo desaparecer, en los presupuestos del ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, las partidas de años anteriores sobre las conducciones y canalizaciones de Rules-Béznar, la presa de Otívar o los paseos marítimos de La Herradura y Salobreña.
Las reclamaciones de la sociedad civil en defensa de las infraestructuras no parecen haber hecho mella en el PSOE. Para el año 2011 los tramos más importantes de la Autovía del Mediterráneo cuentan con una inversión de cero euros. El tramo de la A-7 entre Almuñécar y Salobreña, de 7,8 kilómetros, aparece vacío no sólo en 2011, sino también en 2012. Las asignaciones aparecen en el 2013 y 2014, cuando tal vez sea otro partido el que gobierne, ya que falta poco más de un año para las elecciones generales. Lo mismo sucede con el tramo de 15 kilómetros entre Polopos y Albuñol, con 0 euros en 2011, 2012 y 2013, y los de Motril-Carchuna y el que discurre entre Carchuna y Castell de Ferro. Es decir, retrasan en el tiempo unas obras que deberían llevar finalizadas varios años, con lo que condenan a la Costa Tropical a no ser competitivos con los territorios cercanos, al imponernos unas infraestructuras de comunicación tercermundistas.
Ahora vienen un par de impresentables a intentar vendernos un mundo irreal y la bondad de unos presupuestos que sólo el PSOE, y alguno de sus acólitos más incondicionales, como es el caso de Pezzi, parecen ver. Es un insulto a los habitantes de la Costa, que deberían exteriorizar con un voto contundente en las próximas elecciones. No les puede salir gratis reírse de esta forma de los habitantes de la Costa. Porque mofarse de nosotros es que nos vendan un tren que nunca aparece en los presupuestos, unas canalizaciones de peloteo entre el Gobierno central y la Junta, pero que, tras seis años que se terminó la presa de Rules, todavía no se aprovecha ni un litro de agua. Lo vemos camino al mar. La pena es que, hasta ahora, les ha salido gratis en las elecciones.
La realidad granadina
Una realidad a la que no es ajena la provincia, tal como evidencian los alarmantes datos del INEM publicados el lunes. La tasa de paro en Granada se encamina inexorablemente en busca del 30%, que puede alcanzar a fin de año, tras el máximo histórico de septiembre. Aún no hemos tocado fondo, por mucho humo que nos vendan.
Los granadinos arrastramos un elevado nivel de endeudamiento de familias y empresas, a lo que unimos una excesiva dependencia del sector inmobiliario, agudizado en la fase alcista de la economía, sin que se haya tratado de atajar la falta de competitividad acumulada, con un mercado laboral desfasado y de casi nula generación de tejido empresarial. Todo ello complementado con un estamento funcionarial y universitario más entorpecedor que dinámico, que nos ha condenado a un escenario de desestructuración provincial, económica y social, difícilmente recuperables a corto plazo. Unas enormes disfunciones reflejadas en el mercado laboral, que se han enquistado y que requieren el empleo del bisturí de manera urgente.
Urge un esfuerzo concertado de todos los agentes sociales y económicos provinciales para poner las bases de algo distinto, si no queremos vernos condenarnos a ser los parientes pobres de un mundo en evolución.
Granada, y en ella la Costa Tropical, se enfrenta a su desafío más importante desde la postguerra. Nunca tuvimos tantos desajustes en el ámbito económico, ni tan escaso margen de maniobra. A este reto sólo nos podemos enfrentar desde el esfuerzo y la unidad. Partiendo por asumir la realidad que nos rodea y analizar qué podemos hacer.
Y los presupuestos que ha presentado el gobierno socialista de Zapatero son insensatos, son una burla para los intereses de Granada y la Costa Tropical. Se ríen de nosotros en una actitud chulesca e intolerable, que cuenta con el aplauso de nuestros mediocres y áulicos políticos socialistas provinciales; defendida sin argumentos económicos por políticos que han aprendido lo que saben de economía ‘en dos tardes’, como su mentor, y donde, lamentablemente, tenemos una oposición que ha sido incapaz de concitar en torno a ella un halo de esperanza, sumida o contagiada, en demasiados lugares, por la falta de propuestas claras o encorsetada en sus propios complejos. Pueden prometernos hasta el tren para unir los puertos, que ellos so saben qué contestar. Y el PSOE, mientras, a lo suyo.
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