INVESTIGACIÓN
Resulta difícil imaginar que la carne se pueda fabricar de forma artificial, pero en esto consiste precisamente el experimento que lleva a cabo un equipo de científicos holandeses en el marco de un proyecto de investigación que durará cuatro años.
Se trata de un estudio del crecimiento de celulas madre procedentes del cerdo y su aumento hasta que alcanzan el tamaño apropiado para poder ser consumidas. Mediante descargas eléctricas, los biólogos han conseguido la consistencia masticable propia de la carne que se produce en la industria alimentaria, es decir, la firmeza y textura que adquiere la masa muscular de los animales "reales" a través del ejercicio físico y el movimiento. Esta carne artificial se obtiene mediante el cultivo de células y tejidos en biorreactores o recipientes que mantienen un ambiente biológicamente activo. El dispositivo contiene una solución acuosa de glucosa que precisa una cantidad de energía relativamente pequeña para la estimulación celular y la regulación de la temperatura.
En comparación con el consumo energético que requiere la cría de ganado convencional, con el gasto en la producción de forrajes y el transporte cárnico, este procedimiento permite un enorme ahorro. Otras ventajas añadidas serían una reducción del uso de pesticidas, ya que podrían eliminarse cerca del 50% de los cultivos de cereales que se dedican en la actualidad para cultivas alimentos para el ganado en todo el mundo; y una menor contaminación del agua, porque no se verterían en los ríos tanto estiércol contaminante que provoca la floración de algas y es la causa de la muerte piscícola. Finalmente, en el caso del ganado vacuno y ovino, se notaría un descenso del metano que emiten estos animales en sus flatulencias. (¿sabías que los pedos de los canguros son los más ecológicos?
En todo caso, la carne de laboratorio aún está lejos de poder ser comercializada. Actualmente, un pequeño dado de carne del tamaño de un bocado costaría en torno a 60.000 euros. Hasta que resulte asequible, las carne más ecológica proviene del consumo de productos avícolas: de acuerdo con los estudios, las carnes de pavo y de gallina son las que presentan mayores ventajas desde el punto de vista ecológico.
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