La Tierra está agonizando, la desertización avanza, la sequía aumenta y la vendimia se adelanta. Para los escépticos sobre el calentamiento global, el mundo del vino les puede valer como ejemplo.
El efecto invernadero natural mantiene a la Tierra 30 ºC más caliente de lo que estaría sin él. La inyección de CO2 aportada por la Humanidad está calentando la superficie planetaria. La gran pregunta es ¿cuánto? Pues en España, que cuenta con las mayores extensiones de viñas del mundo (1,16 millones de hectáreas frente a 852.000 en Francia) y con denominaciones de renombre como Rioja o Ribera del Duero , líder del mundo del vino, también está en la primera línea del calentamiento global.
Consecuencias del efecto invernadero
Tal es así que España, que ya es el más seco de Europa, está amenazado por un calentamiento de su clima y hasta un tercio de su territorio corre un "riesgo severo" de desertificación , según el ministerio de Medio Ambiente. Este hecho repercute directamente en casi un tercio de la población española que, según el informe Terramed 2009, compone el medio rural.
La opinión científica expresada en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas se constata que la temperatura media global ha auemntado alrededor de medio grado centígrado desde finales del siglo XIX. Todos los científicos coinciden en que “la gran mayoría del calentamiento observado en los últimos 50 años es atribuible a las actividades humanas”.
El vino y el calentamiento global
La viña necesita el sol pero demasiado calor perjudica la buena maduración de la uva. El exceso de calor en los racimos de azúcar satura las uvas y los componentes fenólicos que dan al vino su aroma, su consistencia y su color maduran a menor velocidad. El calor ralentiza todo el proceso.
Así, los viticultores españoles tienen que elegir entre vendimiar pronto y producir un vino con un buen grado de alcohol pero todavía 'verde' o recolectar más tarde uvas con mucha azúcar que dan buenos vinos pero muy alcoholizados. Las grandes bodegas y la Federación Española del Vino se movilizan en torno al proyecto Demeter, destinado a "reunir los conocimientos necesarios para hacer frente a los desafíos del calentamiento global con la finalidad de encontrar una solución ante la gravedad del tema. El proyecto Demeter intenta precisamente buscar nuevas prácticas vitícolas que retrasen la maduración.
De manera que resulta difícil determinar el punto óptimo de cosecha ya que si tenemos el grado probable adecuado, todavía no se ha alcanzado la máxima intensidad aromática y los taninos todavía son verdes. Este desfase supone un reto para los elaboradores ya que el consumidor prefiere vinos de aroma intenso, taninos maduros y menor grado alcohólico.
Entre los cambios más significativos a nivel vitícola podríamos señalar:
- Disminución de la productividad
- Aceleración del proceso de maduración del fruto
- Pasificación de la vendimia
- Desfase de la madurez de aromas
¿Soluciones?
Las viñas españolas se sitúan entorno a 800 metros de altitud. El proyecto propone retrasar la maduración de la uva volviendo a plantar en las laderas y en las zonas más altas. Dentro de 15 años habrá que plantar viñas entre 800 y 1.000 metros. Sin embargo, en Castilla la Mancha la desertificación es tan severa que regar se presentará como la única forma de que sobreviva el cultivo.
Según los datos de la ONU, la degradación del suelo afecta a 1.200 millones de personas, que viven fundamentalmente de la agricultura y la ganadería, y unos 200 millones sufren los efectos de la desertizacion hasta el extremo de verse obligados a abandonar sus tierras y emigrar a otras zonas. 'Intervida' ha observado que la desertización es un proceso debido casi exclusivamente a la acción del hombre, y que afecta también a regiones como América Latina o el Cariba , que cuentan con la reserva hidrológica y con las reservas más extensas de tierra cultivable del mundo.
El calentamiento global afectará todos los ámbitos de la vida, incluida la industria vitivinicola, el emplazamiento del vino y el sabor de las uvas, convirtiendo a zonas tan inesperadas como Irlanda, por ejemplo, en un nuevo La Rioja. Así de raras las cosas.
Texto: Ana Palicio Pire
No hay comentarios:
Publicar un comentario