El botón que salva vida |
Para muchos es el botón de la tranquilidad, el que le saca unos instantes de la soledad, el que le salva la vida o el de la conversación que no se tiene, por ejemplo, en varios días. El servicio de teleasistencia permite a sus usuarios mantener una vida independiente en su casa, al estar atendido las 24 horas, los 365 días al año con solo pulsar ese botón de color rojo, que tanta ayuda presta. En Granada, según los datos facilitados por el Servicio Andaluz de Teleasistencia (SAT) de la Junta de Andalucía, hay 25.659 usuarios. La gran mayoría de estas personas tiene más de 80 años -un total 18.180, lo que representa el 71%-, mientras que 6.496 tienen entre 65 y 79 años, es decir, un 25%. El resto de usuarios, según los mismos datos, son menores de 65 años. Por sexos, el 78% son mujeres y un 22% hombres.
Todos estos usuarios han lanzado o recibido entre enero y diciembre del pasado año un total de 699.089 llamadas. Este servicio divide en dos categorías el tipo de atenciones. Por un lado, se encuentran las entrantes, cuyo número en Granada se eleva en el periodo citado a 174.611 Las llamadas salientes, por su parte, son la otra categoría, y se refiere a las que hacen los trabajadores de este dispositivo; su número durante 2017 es de 524.478.
Lo que pone de manifiesto estos datos es, sin duda alguna, la soledad en la que viven estas personas. Prueba de ello es que el 56%% de las llamadas que se realizan es "por contacto de conversación", mientras que un 25% de las mismas son por emergencia y el 19% restante son por consultas de información. Las llamadas salientes, por su parte, se centran en el seguimiento de los usuarios, el 90% de los casos, mientras que un 7% se debe a la movilización de recursos y un 3% por información.
Este servicio, según recuerda la Junta "da respuesta inmediata ante situaciones de emergencia o inseguridad, soledad y aislamiento, y permite a sus usuarios mantener el contacto verbal a través de la línea telefónica, sin moverse de su domicilio". Otra de las finalidades de este programa, que se puso en marcha hace ya 15 años en Andalucía, es la de "mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, favoreciendo una mayor autonomía e independencia así como la permanencia e integración en su entorno familiar y social", añade el SAT. La prestación está integrada dentro del Sistema Público de Servicios Sociales y tiene, entre otras cualidades, "la de poder incidir como instrumento de coordinación y refuerzo de otras prestaciones y servicios del mismo sistema público, estimulando la innovación y optimización en el aprovechamiento de los recursos", según la Junta de Andalucía.
Pero, ¿cuáles son esas prestaciones que se hacen desde este programa? Pues éstas van desde la citada atención directa y personalizada ante cualquier tipo de necesidad durante todo el día por parte del usuario "a la respuesta inmediata ante situaciones de emergencia movilizando los recursos necesarios", según los datos facilitados por el Ejecutivo regional. Aviso a familiares o a quien indique el usuario en caso de necesidad, seguimiento posterior a situaciones de emergencia, gestión de demandas de servicios de salud, como citas médicas y consejos sanitarios, y también contacto periódico con el usuario para ofrecer información de interés y hacer un seguimiento de su estado son otras de las prestaciones que ofrece este servicio.
Son más de 600 personas las que forman parte del SAT, entre personal administrativo, técnicos y los trabajadores que se encargan del servicio de teleasistencia, que se presta desde dos centrales, una ubicada en Málaga, que atiende las provincias orientales, y otra en Sevilla, que se centra en las occidentales. En esta última central trabaja Manuel Núñez, que es el responsable del turno de tarde. "Gestionamos miles de llamadas y cada día pueden ser en torno a 15.000 y 16.000", expone y añade que entra todas ellas "encontramos situaciones de todo tipo". Antes de ser responsable de turno, Núñez ha sido teleasistente y conoce bien el trabajo que desarrollan. Así, insiste en que se trata de una labor "proactiva, porque también hacemos seguimiento" de las personas que se ponen en contacto con ellos por cualquier motivo. Tras 11 años de trabajo en este servicio, Núñez reconoce que ha vivido numerosas situaciones y anécdotas. Así, asegura que hay usuarios que se piensan, por ejemplo, que sólo atendemos "casos de emergencia", mientras que algún que otro operador ha tenido que responder, por ejemplo, "a qué farmacia estaba de guardia" en su correspondiente localidad; información, por cierto, que también facilitan.
"Siempre intentamos dar una solución", subraya, al tiempo que alude a las habilidades con las que tiene que contar el trabajador de este servicio, ya que también "intentamos hacer un poco de psicólogos". La primera vez que Núñez se puso a atender estas llamadas fue hace más de una década y reconoce que no recuerda con exactitud qué tipo de comunicación tuvo que atender, aunque lo que sí mantiene en su memoria son "los nervios que tenía, aunque no son malos porque te hacen estar en tensión y pendiente del usuario". "Tengo un recuerdo gratificante", señala. A lo largo de toda su trayectoria profesional, Nuñez explica que el servicio "ha evolucionado, aunque la base no cambia", que es la atención inmediata. No obstante, señala que en este tiempo "se va notando la adaptación a las nuevas tecnologías". Y aunque el colgante y su pulsador rojo son los básicos del sistema, éste ha incluido también la fórmula de la pulsera.
El personal del SAT tiene un papel muy importante en la vida de todos los usuarios y, por ejemplo, durante la pasada Navidad "algunos han llamado para cantarnos algún villancico con su familia", expone. En el lado contrario, se encuentran los mayores que viven solos y que no tienen con quien compartir estas fechas tan familiares y, por eso, en días como hoy de Nochebuena se reciben más llamadas y, por eso, se refuerza el personal que atiende el servicio. Y es que, "en esta época se remueven los sentimientos", asegura. Eso sí, los trabajadores tienen que estar preparados para atender este tipo de llamadas más livianas y en menos de un segundo encontrarse ante una situación de emergencia. Por ello, Núñez indica que "hay que estar preparado para todo y casos de absoluta gravedad". No en vano, este servicio cuenta con una aplicación que está vinculada a la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias. Eso significa que una vez que el SAT recibe una llamada de urgencia a través de una aplicación informática se pone en marcha también el servicio del 061.
Carmen, de 92 años y a quien el paso de los años no le importa, ya que mantiene una gran vitalidad es una de las personas que recibe este servicio. Fue uno de sus sobrinos, según explica, el que le recomendó que usara el dispositivo de teleasistencia, aunque confiesa que no lo lleva puesto encima la mayor parte tiempo. Algo por lo que la reprende en varias ocasiones el trabajador social, Francisco Moreno, quien subraya que Carmen "desborda alegría y no es depresiva". Prueba de que no lleva tan a menudo el colgante al cuello como debiera -también se puede usar a la hora de la ducha- es que en el momento de conceder la entrevista a el Día lo tenía sobre un oso de peluche en su dormitorio, bien cerca de la cama. Fue en julio de 2006, cuando Carmen decidió convertirse en usuaria del Servicio Andaluz de Teleasistencia, aunque insiste en que "me lo pongo poco porque tengo mucho nervio".
Tras la leve y sutil reprimenda del trabajador social, de manera comprensible y sin ningún tipo de resquemor hacia ella, Carmen acepta ponerse el colgante de la teleasistencia y contar con orgullo que desde el primer día que recibió el dispositivo sólo ha tenido que utilizarlo en una ocasión. "Llamé porque tenía diarrea y vinieron enseguida; se portaron muy bien", describe, al tiempo que reconoce que eso de estar en contacto con el servicio de teleasistencia "me da mucha tranquilidad", ya que recibe alguna que otra llamada de los teleasistentes.
Aunque no sufre ninguna afección grave, esta nonagenaria sufre los achaques propios de la edad y le falla algo la audición, pero poco más. Cuenta que cada día se despierta a eso de las 07:00 y hace "las cosas de casa, aunque una vez por semana, vienen a limpiar". Eso si, es solo una vez al día cuando sale a la calle, hace la compra y, siempre por la mañana porque "por la tarde me quedo en casa", un tiempo que dedica a ver la televisión o a recibir alguna que otra visita, como la de su hijo Manuel Gil o la de sus tres nietos o cinco biznietos. Y así, hasta que llegan más o menos las 22:00 que es cuando "me acuesto". Su hijo, tuvo dos, pero un murió, confirma toda las declaraciones de su madre y destaca la importancia de este servicio, que tantas vida salva y a tantas personas ayuda cada día.
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