En la mayoría de países del mundo, el debate sobre el cuidado de la salud a menudo gira en torno al acceso. Pero se está empezando a discutir sobre el efecto del calentamiento global en la salud pública, tanto en el bienestar de las personas como en los sistemas en sí.
Una familia de Utuado, Puerto Rico, reciben agua y comida mientras se refugian en el único cuarto de su casa que quedó en pie tras el paso del huracán María. Foto: USDA/Flickr |
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, presidente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anunció en Uruguay recientemente: “Todos los caminos conducen a la cobertura universal de salud”. Las discusiones sobre cómo traducir esta visión en una hoja de ruta para la acción son centrales en la agenda de la reunión del comité ejecutivo de la OMS esta semana en Ginebra.
Sin embargo, centrarse en el acceso a salud de calidad para todos no es suficiente. Debe combinarse con un franco reconocimiento de que el cambio climático está haciendo que las poblaciones de todo el mundo sean más vulnerables a la mala salud. Una comisión de 2017 de The Lancet, una importante revista de investigación en salud, rastreó los efectos del cambio climático en la salud y encontró evidencia de daños “mucho peores de los que se entendían previamente”.
Inclusive, a medida que avanzamos para cerrar la brecha de acceso, una serie de desastres naturales a finales de 2017, entre ellos varios huracanes e incendios forestales generalizados, amenazan con ampliar incrementar la vulnerabilidad, explicaron al portal Ecowatch Chelsey Kivland y Anne Sosin, ambos profesionales en medicina y salud pública.
El cambio climático y la salud pública
Los científicos especializados en el clima aseguran que el calentamiento global está exacerbando el poderío de los eventos climáticos extremos. Y los desastres naturales a menudo son la fuente de crisis de salud, particularmente en entornos frágiles, como los países en vías de desarrollo.
Para poner un ejemplo está el caso de Puerto Rico. El número oficial de fallecidos por los huracanes que la atravesaron en 2017 se estimó en 64; sin embargo, informes posteriores estimaron que la interrupción de los servicios de atención médica contribuyó a más de 1,052 muertes en la isla.
Los débiles esfuerzos de recuperación han puesto de manifiesto cómo los desastres naturales profundizan la relación entre la desigualdad socioeconómica y la disparidad de acceso a la salud.
Además, los desastres naturales, amplificados por el cambio climático, causaron daños a decenas de sitios industriales, provocando el derramamiento y la liberación de potentes químicos que son nocivos para la salud.
Como descubrió la Comisión sobre Contaminación y Salud de The Lancet, la contaminación del aire, el agua y el suelo es ahora la mayor causa ambiental de muerte y discapacidad, y provoca más de 9 millones de muertes al año. Estas cifras tenderán a crecer por los desastres inducidos por el clima.
El año pasado y en lo que va del este, el debate sobre la atención médica en EE.UU. Se ha centrado en los intentos de reducir o ampliar el acceso a la atención médica, mientras penden de un hilo los seguros de cientos de millones de residentes.
Mientras tanto, la administración de Trump, después de abandonar el Acuerdo de París, potenciar las energías fósiles altamente contaminantes, y reducir la superficie de parques nacionales, ofrece poco apoyo a la defensa de la salud.
Las estadísticas, desgraciadamente, tenderán a empeorara en los años venideros, porque los efectos del cambio climático apenas están empezando.
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