Albuñol se convierte en el municipio con mayor apoyo porcentual a este partido por el empuje de diez agricultores jóvenes que están «hartos»
En la zona de invernaderos de Albuñol –en La Rábita, el Pozuelo– reina el silencio y una luz tan potente que parece que fuese a partir el cielo celeste. Por el camino jalonado de fincas bajo plástico hay varios carteles electorales que sobreviven en la jornada de resaca. Son todos de Vox. Y no hay ninguno más de ningún otro partido. A lo lejos una rotonda también empapelada de verde pistacho y en el muro blanco de la rambla está escrito con pintura.
Hay poca gente a la que preguntar y la que habla no sabe quién ha votado a Vox en el municipio que ha sido el pueblo granadino donde más apoyo ha tenido este partido porcentualmente. El 20,16% de los que votaron el domingo han dado su respaldo a esta formación que ha pasado de contar aquí 2 papeletas en 2015 a 491 en 2018.
Alguien ha tenido que colocar los carteles y en la gasolinera le ponen misterio al asunto diciendo que debió ser por la noche porque aparecieron todos por la mañana.
Ya arriba, en el pueblo, sigue la vida como si nada con su mezcla cultural tan característica. La mujer musulmana con pañuelo que, con el carro de la compra en una mano, hace una vídeollamada con la otra. Los cuatro africanos que esperan algo apiñados en un banco o la familia magrebí que espera su turno en el banco –éste de dinero– mientras regaña a su pequeño, en español, porque se acerca al mostrador cuando no le toca, comiendo mortadela a bocados.
Y como los pueblos siempre acaban siendo pequeños, preguntando coge el teléfono amablemente Plácido Rodríguez, 34 años, ojos claros, sonrisa que le rejuvenece aún más, que atiende a IDEAL en su casa, que está reformando porque acaba de aumentar la familia. «Te tengo que preguntar tus fuentes», bromea este chico con la periodista que no suelta prenda. «Me han dado tu teléfono pero con cariño», aclaramos.
Vox es un fenómeno tan nuevo que hay mil preguntas por hacer. Plácido Rodríguez Martín responde a todas sin cortapisas y sin vetos. No había salido aún a la palestra pero está a punto de hacerlo porque, si todo fluye como él espera, será el candidato de este partido para las municipales en Albuñol. Su padre ya lo fue del Partido Popular, pero a él el PP no le satisface. «Está virando a la izquierda y se está saliendo del camino», aclara.
Plácido Rodríguez empezó a simpatizar con Vox a través de las redes sociales. Hoy es afiliado y cuenta que se empapó de la ideología de estas siglas en Almería. Está metido en grupos de Whatsapp donde se abren debates de todos los colores. También de verde claro.
Plácido es agricultor y poco a poco fue sumando adeptos a Vox en su pueblo. Para estas elecciones ya han sido diez. Todos jóvenes y autónomos. Vecinos de finca. Empresarios de invernaderos de entre 32 y 38 años. Él tiene la explicación: «estamos hartos y somos de Vox por el hartazgo. Queremos otra realidad política y la hemos encontrado en este ideario realista, que no extremista», aporta el futuro político que con los datos de las autonómicas hubiese conseguido uno o dos concejales en Albuñol. Pero no quiere lanzar las campanas al vuelo. «Para las municipales es más complicado porque hay muchos estómagos agradecidos y cosas de las que no tengo papeles y por eso no puedo hablar», dice este agricultor que tiene ideas «concretísimas» para hacer en su pueblo, de asuntos que llevan años «sin tocarse».
Plácido explica que Vox le ha dado cariño a los agricultores y ha demostrado que sus temas le interesan y por eso también se han acercado con ilusión a este partido.
Este empresario asegura que Vox crece en los pueblos con inmigración porque en estos municipios hay una alta empleabilidad y por tanto muchos autónomos que estaban cansados del «régimen socialista».
Plácido Rodríguez reconoce que los inmigrantes «no dan ningún tipo de problema» en Albuñol y que la convivencia es buena. «No estamos en contra. Lo que defendemos es que la inmigración esté regulada, que si vienen 8 o 10 meses a trabajar, después puedan volver a su país porque cuando se les acaba el empleo... no tienen nada que hacer aquí», aporta este albuñolense que aclara que él no dice que sean los extranjeros los que roban en el campo... que «roban todos los que son malos, sean de la nacionalidad que sean».
Este germen de Vox en Albuñol no se esperaba tener tanta repercusión ni tantos votos. Están sorprendidos y agradecidos y Plácido anima a los que han votado a este partido a que se pongan en contacto con ellos para organizarse de cara a las municipales. Se queja de que le critican por tener una bandera de España en su tejado. Pero está muy orgulloso. «En este país hay gente muy grande», remata con sonrisa.
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