Si se sabe elegir bien qué comer entre horas, se alivia el estrés a corto plazo y se puede eliminar la negativa de la comida basura.
Por Nicole Young
Con España al borde de un segundo confinamiento y toda la incertidumbre que esto genera, hay motivos de sobra para estar estresados. Hay quienes reaccionan al estrés perdiendo el apetito y quienes lo alivian comiendo más de lo habitual. En situaciones de tensión, se incrementa la producción de cortisol, la hormona del estrés, y una de las formas de aliviarlo es consumir lo que se llaman alimentos de confort, que suele ser comida basura.
Utilizar la comida para sobrellevar una situación complicada puede hacer más mal que bien. Por otra parte, tampoco hay que demonizar los alimentos. De hecho, basta con hacer una buena selección para que esta costumbre pase a ser positiva para el cuerpo.
Si se sabe elegir, además de aliviar el estrés a corto plazo, se puede ahorrar la parte negativa de la comida basura.
La alimentación y el estrés están conectados y deberían gestionarse de forma conjunta
El cerebro y el intestino están en constante comunicación, de modo que no es ninguna sorpresa que los alimentos influyan en las emociones.
“El intestino es nuestro segundo cerebro”, explica Nikki Ostrower, nutricionista y fundadora de NAO Wellness. “Algunos de los neurotransmisores del cerebro se originan en el intestino. Es el caso del 90% de la serotonina del organismo, que está asociada al humor, al sueño, al apetito y a la actividad gastrointestinal. Por eso es tan importante la alimentación para la salud mental, el bienestar y la digestión”.
“Muchas personas recurren a la comida basura cuando están estresadas”, asegura Ostrower. Por desgracia, estas soluciones son más bien parches y a la larga no traen ningún beneficio para la salud.
Sentirse bien por unos minutos tiene consecuencias más adelante
A menudo, la comida de confort acaba aumentando el estrés físico y mental. Esos remordimientos de después de los atracones no son casualidad y los efectos secundarios son de todo menos tranquilizantes.
Judith Joseph, psiquiatra y profesora en la Universidad de Nueva York, ha notado que durante la pandemia ha aumentado los pacientes que “cocinan recetas cada vez menos recomendables para recordar tiempos mejores”. Según ésta, los alimentos de confort típicos, como fritos y dulces, “fomentan una producción rápida de dopamina [hormona de la felicidad] en el cerebro, por lo que al principio te sientes muy bien”. Esa sensación dura muy poco porque “estos alimentos pueden provocar subidas de insulina y originar la acumulación de colesterol en los órganos, lo que produce más estrés para el cuerpo y el cerebro”.
“Recurrimos a estos típicos alimentos de confort porque nos hacen sentir mejor, pero al final causan efectos secundarios en los órganos del cuerpo que nos hacen sentir peor que al principio”, expone Joseph. Para superar este problema y reducir los niveles de estrés y ansiedad, Joseph recomienda recurrir a alimentos saludables.
Qué puedes comer cuando sufres estrés
La urgencia que impone el estrés complica la búsqueda de un picoteo sano, pero a la larga uno mismo es el mayor beneficiado de mantener a raya esos impulsos. La reumatóloga Magdalena Cadet recomienda tomar alimentos ricos en zinc (para reducir los niveles de cortisol), magnesio (para facilitar la relajación y el sueño) y vitamina E (que reduce el estrés oxidativo en el cerebro). “Las pipas y las legumbres son un gran punto de partida”, aconseja.
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