Es clave para evitar contagios por coronavirus.
Por Margarita Lázaro
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El frío y la amenaza de lluvia no invitan a sentarse en terrazas. Por mucho que los especialistas insistan en que los contactos con no convivientes se hagan en el exterior, estos espacios están pasando a segundo plano según avanza el otoño. Elegir un local interior tampoco es una opción para la gran mayoría. “Bares y restaurantes son uno de los lugares más peligrosos en términos de coronavirus”, decía este martes la viróloga Margarita del Val. La solución intermedia, en las comunidades donde la hostelería aún sigue abierta, son las terrazas cubiertas.
Tampoco hay que fiarse. Su nombre engaña. Son terrazas, porque están en la calle, pero al ser cubiertas no se puede operar de la misma manera que en las exteriores.
“Si la terraza no es un local abierto funciona igual que uno cerrado”, asegura el epidemiólogo Juan Gestal. “Para que el riesgo de contagio por covid-19 sea menor que en los locales cerrados, el aire tiene que poder circular libremente”.
“Si la terraza es cubierta y está completamente completamente es como un interior”
- JUAN GESTAL, EPIDEMIÓLOGO
Esto es prácticamente imposible en las terrazas con paredes, ya sean de plástico o cristal, instaladas en muchas localidades. “Si está completamente cerrada es como un interior, si está abierta por los lados ya no es igual. Al final todo depende de que pueda circular el aire, del tamaño, etc.”, añade este especialista.
“El problema de los lugares poco ventilados es que es donde se ha visto que hay una mayor facilidad para que en caso de haber una persona con infección activa de Covid-19 infecte a otras personas”, aclara el especialista en medicina preventiva Marcos H. Pereña. “Si las terrazas se acristalan para evitar el frío y se convierten prácticamente en locales interiores pasan a ser casi igual de peligrosos que éstos”, asegura.
Entre las recomendaciones para restaurantes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) se incluyen la importancia de una correcta ventilación, es decir, que circule lo máximo posible el aire exterior abriendo ventanas y puertas. El problema es que en estas burbujas no las hay, sólo el espacio para acceder, por lo que es más difícil ventilar. Además se desanima a compartir artículos que son difíciles de limpiar, desinfectar o desinfectar”.
“Lo relevante es no quitarse la mascarilla. Cuando quedemos con amigos y familiares hay que llevarla siempre, incluso en exterior”
- MARCOS H. PEREÑA, EXPERTO EN MEDICINA PREVENTIVA
Hay que añadir un inconveniente más: su nombre. Que estas carpas se llamen terrazas induce a error, ya que los clientes pueden relajarse y pasar más tiempo sin mascarilla. Una conducta que no debería adoptarse cuando se interactúa con no convivientes.
“Lo relevante es no quitarse la mascarilla”, insiste Pereña. “Nos esperan semanas y meses complicados en los que deberíamos intentar limitar al máximo las interacciones sociales y cuando quedemos con amigos y familiares que sea llevando siempre mascarilla, tratando de mantener la distancia interpersonal, realizando mucha higiene de manos y, siempre que se pueda, quedando en el exterior o en zonas lo mejor ventiladas posibles”.
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