Entrevista con el cosmólogo Lawrence Krauss.
Por Andrés Lomeña
Profesor, doctor en sociología y colaborador de Common Action Forum
El cambio climático también es un tema ineludible para los físicos. El cosmólogo Lawrence Krauss acaba de publicar El cambio climático (Pasado & Presente, 2021), un libro cuyo título no deja lugar a dudas, aunque no se ocupa de los escenarios inhabitables de un futuro hipotético, sino de la ciencia que se ha desplegado para comprender el cambio climático.
Así que por esta obra, a pesar de ser muy accesible, desfilan nombres de científicos como Svante Arrhenius o Charles David Keeling (que da nombre a la curva de Keeling, básica para saber la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera). Ciencia y más ciencia, no proclamas catastrofistas o negacionistas.
Algunos lectores se preguntarán por qué un físico de partículas escribe sobre el cambio climático. Yo me he preguntado lo contrario: por qué algunos físicos no comparten más su conocimiento si entienden bien la física subyacente del calentamiento global. ¿Se decidió a escribir el libro por una cuestión de responsabilidad cívica?
Creo que hay una indecisión natural a la hora de escribir fuera de tu campo, en parte por la posibilidad de que cometas algún error, pero también por la preocupación de no ser tomado en serio. Pero has dado en el clavo, como se suele decir. Sería muy sintomático que un físico que intenta divulgar no pueda comprender ni asimilar la ciencia del cambio climático. Afortunadamente, no es el caso.
Ahora bien, ¿por qué he escrito esta obra? Probablemente por tres razones. La primera es la pandemia. Me vi en una situación excepcional. Todos los viajes se cancelaron, al igual que la mayoría de mis compromisos relacionados con la escritura. Quería hacer algo útil, pero no trabajo en los servicios de emergencia, así que ahí no podía hacer gran cosa. Pensé que podría hacer algo útil escribiendo un libro sencillo sobre la ciencia del cambio climático.
En segundo lugar, y tras haber visitado la región del delta del río Mekong de Vietnam y Camboya, la cuestión cobró una perspectiva personal para mí. La gente encantadora de aquella región estará en peligro a lo largo de este siglo. Por último, escribir un libro suponía un desafío y suele ser mi excusa para aprender más… y sentía que necesitaba hacerlo. Por suerte, también sabía que contaba con un conjunto de expertos que podrían revisar mis explicaciones y echarme una mano en ciertas áreas.
La tierra absorbe y expulsa moléculas de CO: el ácido carbónico en los océanos forma carbonatos, que se van hacia el interior de la tierra por un proceso de subducción. Pero claro, eso es solo el principio de la historia de los actuales niveles de CO. En su libro explica que el forzamiento radiativo es básico para entender el efecto invernadero. Cuando era niño, la gran preocupación era el agujero de la capa de ozono. De hecho, se nos contaba que ese agujero aceleraba el efecto invernadero.
En realidad, el problema sería peor si no hubiéramos controlado los clorofluorocarburos. Por lo demás, estás en lo cierto: el forzamiento radiativo es el efecto físico determinante en el que se basan el cambio climático y el efecto invernadero. Por ese motivo quería explicarlo, y lo que no es menos importante, mostrar que se ha cuantificado. Esa es una de las cosas más importantes que conviene aclarar sobre el cambio climático: no es un asunto teórico. Como el resto de la ciencia, la mayor parte está basada en datos.
Me llamó la atención leer que buena parte del aumento del nivel del mar se debe a la dilatación térmica y no al deshielo. Se habla tanto del derretimiento de los polos que probablemente se me olvidó. ¿Cómo es que seguimos a estas alturas tan confundidos?
Es difícil responder a eso. Creo que parte de la ciencia no es intuitiva y el resto está basado en una ciencia que no explicamos adecuadamente en las escuelas. Más allá de eso, creo que ha habido un esfuerzo conjunto en los medios para desinformar a la gente, lo cual no ayuda.
A mayor evaporación, mayores fenómenos extremos. ¿Le preocupa eso en particular?
Me preocupa todo, aunque supongo que estoy más concienciado con las personas que viven en áreas especialmente vulnerables donde el cambio climático tendrá muy pronto un impacto sustancial. Por desgracia, muchas de esas personas, de latitudes ecuatoriales, viven en países pobres que no pueden adaptarse con facilidad a los desafíos y ellos no son responsables del problema. El primer mundo tiene la obligación ética de ayudar.
Reconoce que los intereses generales de la ciudadanía puede que no se vean reflejados en las políticas climáticas futuras.
Y así será si los ciudadanos no se involucran. Eso significa que hay que aprender algunos hechos básicos y hablar claro sobre ellos. Tal y como concluyo el libro: la fortuna favorece a una mente preparada.
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