El maestro argentino defendió el flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Unesco y señaló que los conciertos granadinos son muy importantes para la orquesta alemana
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Esta noche, el maestro Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942), al frente de la Staatskapelle de Berlín, clausura un año más el ciclo sinfónico del Festival Internacional de Música y Danza con la 'Sinfonía número 5 en Si bemol mayor', de Anton Bruckner, una pieza de 72 minutos conformada como una «gigantesca catedral sonora», en palabras del musicólogo Harry Halbreich.
El pianista, de familia judía de origen ruso, nacionalizado israelí y español, pone así punto y final a tres conciertos. El viernes tocó el piano él mismo para interpretar a Chopin y ayer hizo lo mismo con el 'Concierto para piano número 4', de Beethoven, un pasaje muy reclamado por el gran público. Junto a esa pieza del compositor alemán, Barenboim guió a su orquesta en 'La Pastoral' de Bruckner, considerada por el propio compositor «la más descarada».
De cara al futuro, el director expresó su intención de seguir actuando en Granada, donde adelantó que vendrá en 2011 -será la 60 edición del Festival- «para terminar con el ciclo de Bruckner, el resto de tres sinfonías». «Nuestras visitas aquí son unos de los puntos más importantes tanto en mi ciclo vital como en el de la orquesta», remató.
El Premio Príncipe de Asturias 2002 aprovechó la presentación de los conciertos de ayer y hoy para respaldar la candidatura del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Unesco, y firmó en un expositor ubicado en la Alhambra para tal fin. «Esa música es universal, no internacional o de la globalización, que son cosas diferentes. Es universal por su proyección de las raíces de un pueblo. Andalucía tiene un pasado riquísimo, con la convivencia entre musulmanes y judíos. El flamenco, con su influencia árabe y gitana, expresa el dolor de minorías que fueron más toleradas que aceptadas», indagó el director, que llamó la atención sobre la realidad de España como único país europeo que «tiene un pasado común con el mundo árabe».
«Israel: peor que nunca»
Barenboim fundó en 1999 -junto al escritor estadounidense de origen palestino Edward Said- la Orquesta del Diván Este-Oeste, una iniciativa para reunir cada verano a un grupo de jóvenes intérpretes de origen israelí y árabe. Ayer, el músico consideró que el conflicto de Oriente Medio está «peor que nunca» por la falta de diálogo. «No entiendo ni moral ni estratégicamente a Israel... Lleva ocupando un territorio desde 1943», añadió.
Para el maestro, la «mejor noticia» sería que la Orquesta del Diván Este-Oeste fuese simplemente «un producto cultural y humano de todos los países de la región». «Sin guerras, terrorismo, atentados y territorios ocupados no habría necesidad de un proyecto como el Diván», apostilló.
En un aspecto mucho más personal y cercano, Barenboim recordó que lleva en los escenarios un año más de las ediciones del Festival de Música y Danza de Granada. «El 19 de agosto de 1950 di mi primer concierto en Buenos Aires, del que se me mezclan recuerdos por lo que me contaron mis padres. Tenía siete años y toqué un complejo programa de 7 ú 8 compositores. Quizá hoy no me atrevería. Ofrecí siete bises... y luego le dije al público que ya no podía tocar más, que se terminaba la función, porque había hecho todo lo que sabía. Mi madre siempre evocó aquello riéndose», contó.
Por su parte, el consejero de Cultura, Paulino Plata, defendió la apuesta de la Junta para que el flamenco alcance proyección universal como una de las expresiones «más singulares» de Andalucía. En esa línea animó a los ciudadanos a firmar para conseguir que esa manifestación artística sea considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
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