Alquiler de bicicletas, patrulla verde, alojamiento y restaurante en antiguos vagones son algunas de las nuevas dotaciones de este trazado ferroviario en la comarca toledana.
La Via Verde de la Jara marcha a toda máquina. Este antiguo trazado ferroviario, que paradójicamente nunca vio pasar ninguna máquina ni vagón, ni siquiera llegó a tener balastro, está ahora preparado para subirse al tren del progreso. Nuevos planes, proyectos y realidades, en forma de instalaciones e infraestructuras, pretenden dinamizar la comarca toledana que recorre y de la que toma el nombre.
El río Tajo, el embalse de Azután, gamos, ciervos, jaras, pizarras y granitos son los moradores silenciosos de la vía verde, que salen al paso de ciclistas y caminantes a lo largo de sus espléndidos 52 kilómetros de trazado.
Rutas en bice
Desde hace unos meses, la estación de Campillo–Sevilleja (conocida también como Pizarrita), a la que se puede acceder por carretera, dispone de un centro de alquiler de bicicletas (también para personas con movilidad reducida) y tutidmo activo (www.ecoaltea.com), así como un original restaurante y alojamiento. Allí Ricardo Mayoral y su equipo de expertos conocedores de la Vía Verde ofrecen su trabajo: servicios de transfer de las bicicletas alquiladas, que ellos llevan y recogen al punto de la Vía Verde que se les indique, un servicio de patrullaje a lo largo de todo el recorrido por si ocurre alguna incidencia y todos los detalles y curiosidades que esconde la ruta: trincheras, fuentes, molinos de agua, antiguos balnearios en ruinas… (Más información llamando al teléfono 609 70 01 41).
La mencionada estación cuenta también con dos vagones de tren rehabilitados para servir de restaurante y albergue. En el primero pueden degustarse las delicias comarcales, como migas, revueltos de morcilla y chorizo, queso fresco con miel de la Jara, tostas de pisto con huevos de codorniz, chuletillas de cordero de raza talaverana… Y quienes quieran pernoctar en estos bellos parajes, pueden hacerlo en el vagón de al lado, reconvertido en albergue para ciclistas y senderistas.
Rutas verdes para hacer a pie o en bicicleta
La ruta verdecomienza junto a la estación de Calera y Chozas, en el trayecto de Madrid a Extremadura (los trenes no paran allí, pero es posible gestionar la detención en las oficinas de Renfe) y termina en el apeadero de Santa Quiteria. En medio quedan los campos de los montes de Toledo, parajes encantados de horizontes ondulados y silenciosos, que son interrumpidos de tanto en tanto por alguno de los 17 túneles del recorrido, tramos invadidos de misterio y frescor que exigen el uso de linternas o dispositivos reflectantes, pues hay momentos en los que apenas se ve al ciclista de delante.
La ruta de esta vía verde avanza poco a poco, atravesando también cinco viaductos, y va descubriendo el valle del Tajo, el espectacular embalse de Azután, las dehesas del Arco, los valles de Huso y San Martín y la sierra de Altamira.
Historia de la Vía Verde de La Jara
Impresionan las infraestructuras de este trazado y sorprende aún más saber que nunca se llegó a utilizar con fines ferroviarios. La historia de esta vía verde remite al general Primo de Rivera y su plan de expansión de líneas de ferrocarril en 1926.La vía verde fue concebida como enlace entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena, pasando por la villa de Guadalupe y uniendo los valles del Tajo y el Guadiana. Las obras, que progresaban a buen ritmo, quedaron interrumpidas con la guerra civil. En la posguerra, con la difusión del automóvil, el éxodo del campo a la ciudad, el ferrocarril languideció y la vía cayó en el olvido.
Pero gracias la red de Vías Verdes españolas, caminantes y ciclistas recuperan y dan nuevos usos al trazado de la Vía Verde de la Jara, un camino accesible para todos y lleno de rincones y paisajes encantadores, que invitan a explorarlos y disfrutar al aire libre.