sábado, 21 de abril de 2012
Diputación de Granada publica un completo estudio de la Revista 'gallo', fundada en 1928 por García Lorca informativostelecion.com
GRANADA
La Diputación de Granada ha editado una obra con la reconstrucción realizada por el escritor Nicolás Antonio Fernández, a partir a partir del archivo personal de su tío abuelo, el abogado Enrique Mateos Almoguera, de la breve historia de la Revista literaria 'gallo', que fue fundada en 1928 por el poeta Federico García Lorca.
Se trataba de una publicación vanguardista que unió a un grupo de jóvenes universitarios granadinos, que fueron conocidos como los 'gallistas' que, agrupados en torno a García Lorca, tuvieron la aspiración de sacudir los criterios culturales imperantes, calificados de "caducos y putrefactos" y para reivindicar al propio Lorca como poeta del 27.
El legado de uno de estos 'gallistas', el abogado Enrique Mateos Almoguera, amigo personal de Lorca, ha servido para reconstruir la historia de los jóvenes intelectuales granadinos de aquellos "felices años veinte". El libro, editado por la Diputación Provincial, lleva por título 'Federico García Lorca y el grupo de la revista gallo' y ha sido presentado en el marco de la XXXI Feria del Libro de Granada.
Concebida como una revista "alegre, viva, antilocalista, antiprovinciana, del mundo, como lo es Granada", con una visión "universal y ganivetiana de sus principios", la revista 'gallo' fue presentada en sociedad el día 8 de marzo de 1928 en la venta Eritaña, a las afueras de la Lancha de Cenes.
"En un ángulo del salón aparecía un grabado monumental de gallo, y en los platos de cada comensal flotaron por anticipado brillantes y policromados gallos de celuloide, deambulando también por el salón algún que otro gallo de carne y hueso" reza la crónica de sociedad publicada al día siguiente en El Defensor de Granada y reproducida en el libro de Fernández. Entre los asistentes a aquella "comida literaria" figuraban además de Enrique Mateos y García Lorca, una treintena de intelectuales granadinos: Antonio Gallego Burín, Manuel Fernández-Montesinos, Miguel Rodríguez Acosta, Constantino Ruiz Carnero o Hermenegildo Lanz, entre otros.
"Con el amor a Granada, pero con el pensamiento puesto en Europa. Solo así podremos arrancar los más ocultos y finos tesoros indígenas. Revista de Granada, para fuera de Granada" resumía Federico García Lorca, tras los postres, el espíritu que inspiraba aquellas primeras páginas editadas en la imprenta granadina de Paulino Ventura. Enrique Gómez Arboleya, el miembro más joven de la redacción defendió la nueva revista como "un símbolo de juventud, cuyo canto confina por todas partes con la aurora. Aspira a ser el comienzo de una etapa cultural para Granada, incorporada al mapa artístico moderno mundial".
Entre los redactores de 'gallo' figuraban, además de Arboleya, los jóvenes creadores granadinos Manuel López Banús, Joaquín Amigo, Francisco Cirre, José Navarro Pardo y Luis Jiménez Pérez, que se reunían junto a otros amigos y colaboradores en torno al Ateneo de Granada, fundado en 1926 y presidido por Fernando de los Ríos. Entre los colaboradores externos estaban los poetas de la generación del 27, Jorge Guillén, Melchor Fernández Almagro, José Bergamín, Sebastián Gash y un joven Francisco Ayala. El pintor Salvador Dalí, amigo y compañero de Lorca en la Residencia de Estudiantes, fue el autor del símbolo oficial de la revista y del grupo: el famoso gallo en tinta roja.
La Revista 'gallo' provocó gran impacto en la conservadora sociedad granadina del momento. Su particular carácter procedía no solo de su defensa de la vanguardia más innovadora, sino también de la decidida apuesta del poeta de Fuente Vaqueros: en sus páginas se editaron en primicia dos diálogos lorquianos, 'La doncella, el marinero y el estudiante' y 'El paseo de Buster Keaton', precedidos de una pequeña joya en prosa que abría, a modo de justificación poética, la publicación, 'Historia de este gallo'.
La atrevida difusión en versión castellana del 'Manifiesto antiartístico catalán' reclamó, además, la atención nacional. La revista literaria descubrió a la sociedad granadina, entre otras cosas, la figura del compositor Manuel de Falla y la música contemporánea, la modernidad plasmada en el cinematógrafo y la fotografía y, en general, las nuevas tendencias artísticas europeas. La revista reivindicó también el trabajo plástico de dos pintores granadinos de la Escuela de París, Manuel Ángeles Ortiz e Ismael G. de la Serna.
A pesar del entusiasmo inicial y de estos logros, mediado el año 1928, con tan solo dos números publicados y un tercero en proyecto, la revista se desvanece por múltiples causas: el enfriamiento de la amistad de Federico con Salvador Dalí, que arrastrará consigo la del cineasta Luis Buñuel, cuando también se ve frustrada su relación afectiva con el escultor Emilio Aladrén; la desigual valoración que gallo había suscitado en el grupo generacional del 27 y la división interna en la redacción acerca de las ideas estéticas que debían prevalecer, además de las dificultades económicas para sufragar los costes. Despedida con unas exequias de lujo y un ciclo de conferencias de desigual signo en el Ateneo, el fracaso de la revista coincide con el comienzo de la proyección internacional de García Lorca, ya a las puertas de su periplo americano.
EL LEGADO DE ENRIQUE MATEOS Y OTROS GALLISTAS
El autor ha manejado una ingente cantidad de documentos para reconstruir con detalle la historia de la revista gallo, en un ensayo voluminoso que supera las 700 páginas. Su aventura personal comenzó hace tres décadas, cuando tenía tan solo 12 años y recibió en herencia el legado de su tío abuelo, el abogado Enrique Mateos Almoguera (1910-1975), que murió soltero y sin hijos. Desde entonces, el autor ha ido analizando, una a una, las cartas y tarjetas postales que Federico y otros miembros del grupo --Joaquín Amigo y Gómez Arboleya-- le mandaron a su tío abuelo, entre 1926 y 1928, la época de gestación de la Revista 'gallo'.
El autor ha rastreado no solo la propia biblioteca familiar, sino también los archivos de otros 'gallistas' como Luis Jiménez Pérez, Manuel López Banús y Luis Álvarez Cienfuegos y ha logrado recopilar un buen número de fotografías y dibujos del poeta, algunos de ellos inéditos, folletos de la época y numerosos recortes de prensa originales, sobre todo de El defensor de Granada, que estaban "muy bien guardados entre los papeles del régimen".
A juicio del catedrático de Literatura Española de la UGR, Andrés Soria Olmedo, autor del prólogo, "si la primera parte es la presentación de una rodaja de la vida cultural granadina de los años veinte, casi a escala 1:1, las dos restantes acompañan la peripecia de la revista desde su gestación a su crisis final, con muy discretos y completos análisis literarios del contenido y de su recepción en la ciudad y fuera". "La exactitud apasionada y erudita que Nicolás Fernández ha dedicado a redactar este libro --concluye Soria Olmedo-- lo convierte en una piedra miliaria de la literatura local, en uno de los pocos momentos privilegiados en que una historia local conecta con la historia general".
Su autor, Nicolás Antonio Fernández (Almuñécar, Granada, 1962), es registrador de la propiedad y ensayista. Admirador de la obra lorquiana y profundo conocedor de la intrahistoria del grupo que creó la revista vanguardista gallo, en estas páginas rinde tributo a aquel grupo de jóvenes que impulsó la renovación de la vida cultural granadina durante los felices años veinte de la pasada centuria. También en esa línea reivindicativa de personajes relegados por la historia se encuadran sus obras 'Almuñécar ilustrada' (1752-1808) (2004) y la biografía 'Manuel de Seijas Lozano. Tras las huellas de un liberal olvidado' (2007).
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