La última semana de agosto es la elegida por el equipo de Gómez Ortiz para extraer datos, recoger muestras y analizar los diversos parámetros que forman el proyecto de la Universidad de Barcelona, 'Paisaje y paeloambientes de Sierra Nevada', con el que colaboran miembros de otras cinco universidades: Granada, Almería, Extremadura y la Complutense de Madrid, a las que se añade la Universidad de Lisboa. Sierra Nevada se convertía, in situ, en un gran laboratorio para profundizar en el conocimiento de la evolución de la tierra, la influencia del hombre, la biodiversidad y los movimientos climáticos.
Mientras un grupo de estos científicos se encontraba en el interior del Corral, en el glaciar situado bajo la gran pared norte del Veleta, otros visitaban las lagunas y espacios de la Hoya del Mulhacén, y el resto estudiaba la evolución de la flora en el piso crioromediterráneo, el de mayor altitud de la península. Un equipo que tiene el objetivo de «profundizar en el glaciarismo en España, con un elemento estrella en la investigación, el hielo fósil que descubrimos durante la investigación sobre el glaciar del Corral del Veleta, que iniciamos diez años antes, en 1989. En paralelo estudiamos el valor patrimonial del paisaje y la reconstrucción de los parámetros que formaron la 'Pequeña edad de hielo' y su datación cronológica, además del estudio de los paleoambientes cuaternarios», dice Gómez Ortiz, que asegura que todas estas investigaciones son fundamentales para la determinación del cambio climático global. El control de la nieve es uno de los temas de estudio que dirige Luis Palacios, de la Complutense de Madrid. La UGR participa en temas relacionados con la vegetación con el profesor Molero Mesa.
Además del Corral, los miembros del equipo científico, recorren los pedregales, cascajales y espacios lagunares de Río Seco, la Caldera y la laguna de Lanjarón, lo que supone cubrir una parte muy importante de las altas cumbres de Sierra Nevada. «Sabemos que entre los siglos XV y XIX hubo un enfriamiento global, con grandes consecuencias, físicas, sociales, económicas y geológicas. El ejemplo más significativo de ese periodo es, sin duda, Sierra Nevada», dicen los científicos.
En España solo quedan glaciares de esta época en otros dos sistemas montañosos, los Picos de Europa y en Pirineos, «pero Sierra Nevada tiene una especial situación, es el glaciar más meridional del continente, es un punto de confluencia y separación de tres mundos, el atlántico con el mediterráneo, el árido de África, con el mundo templado que es Europa». Sierra Nevada y sus altas cumbres aportan claves que no pueden encontrarse en ningún otro lugar del mundo, «de ahí su altísimo valor científico y la importancia de los datos que ofrece».
Menos frío
Desde el año 2000, el hielo fósil del Corral ha ofrecido sus parámetros, ha actuado de oráculo en cuanto a la evolución climática se refiere y los datos no dan lugar a dudas. «Cuando se descubre las primeras mediciones vemos que la capa de hielo se encuentra situada a 1,20 metros del suelo». Hay una masa helada, en el punto donde hacen la prospección, de entre 16 y 17 metros de espesor. «En realidad la primera capa es lo que llamamos 'permafrost', formada por diversos materiales congelados bajo la que se encuentra el hielo fosilizado». Las mediciones que se realizan ahora, en la última semana de agosto, arrojan datos que cuando estén refrendados estadísticamente y confirmados 'a posteriori' indicarán que la masa helada ha descendido hasta algo más de dos metros. Esto significa que en diez años las temperaturas han subido de tal forma que el hielo ha bajado en casi un metro, que es el grosor que se ha derretido y convertido en agua. «La placa de hielo fósil tiene una superficie de 3.815 metros cuadrados, una parte del tercio noreste del Corral, y el tramo que estudiamos son 1.200 metros cuadrados. En la temporada 2006-2007 la pérdida constatada fue de 33 centímetros, con 1.270 metros cúbicos de hielo derretidos. Los dos años siguientes la bajada fue de 34 y 23 centímetros respectivamente, hasta acumular 91 centímetros en 2009». En los años 2010 y 2011, el equipo de Gómez Ortiz no pudo extraer datos ya que la nieve cubría el Corral y no se podía acceder a la zona del estudio. «Fueron dos años de mayor presencia de nieve y temperaturas más bajas por lo que es posible que ahora la pérdida haya sido algo menor que la tendencia anterior, aunque este año la sequía y el calor han podido hacer mella».
Una situación que contrasta con la creación del glaciar, hace decenas de años, ya que la 'mini glaciación' generó temperaturas que favorecieron la permanencia de nieve, muy diferente a lo que ocurre en la actualidad. Sierra Nevada vivió de forma especial, por su altitud, la bajada generalizada de temperaturas y su mantenimiento en el tiempo, y de forma muy particular por su situación geográfica. La creación de glaciar en un punto tan meridional y frontera con el mundo árido, da una idea clara del rigor de la más reciente edad de hielo
Cambio global
Los datos aportados en la búsqueda de la 'Pequeña edad de hielo' se suman a otros muchos trabajos sobre la evolución del clima en Sierra Nevada. «Relacionamos la cubierta nival y la pérdida de masa helada, lo que nos dice que el elemento clave que desencadena el comportamiento del hielo fósil es que haya o no cubierta nival durante el verano». Lo habitual desde hace décadas, es que la nieve sea casi inexistente en los ventisqueros de Sierra Nevada, que cada vez están a mayor altitud, y lo mismo ocurre en el Corral del Veleta. «El clima no es favorable al mantenimiento de la nieve y la pauta para los próximos tiempos será, previsiblemente, la misma».
Valor científico
El futuro de Sierra Nevada está condicionado por el clima, no solo en cuanto a la presencia de nieve, y su explotación, sino que afecta al macizo en su totalidad. La diversidad biológica y la estructura geológica dependen de las temperaturas. Ante la evidencia de los datos, no solo los aportados por este equipo científico, sino también los que obtienen otros muchos investigadores, indican que las estaciones de esquí tienen que cambiar sus conceptos y formas de explotación. Los científicos aseguran que el futuro de Sierra Nevada pasa por afrontar el valor patrimonial del paisaje, y sus características. Sierra Nevada es un conjunto patrimonial único en Andalucía y singular en todo el Mediterráneo. Por ese motivo se impone establecer muy bien cuál debe ser el uso y la gestión de ese patrimonio. Antonio Gómez Ortiz, asegura que «Sierra Nevada es un territorio extremadamente frágil. Es una encrucijada geomorfológica, climática y biológica con un valor científico incalculable».
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