Condes de Gabia acoge también el último trabajo de María Acuyo
“Contra la inercia” es el título de la primera muestra retrospectiva dedicada en España al pintor Paco Pomet (Granada, 1970). Se trata de un compendio de su producción en lo que va de siglo, con especial atención al último lustro, cuando su trabajo ha dejado de mostrarse con asiduidad en Granada. La muestra está organizada por la Delegación de Cultura de la Diputación Provincial y reúne en la Sala Alta del Palacio de Condes de Gabia cuarenta obras fechadas por el artista entre 2004 y 2011, procedentes de más de veinte colecciones e instituciones artísticas españolas.
Los lienzos de Pomet intentan reflejar la “perplejidad de estar vivo” mediante un lenguaje figurativo, de formas realistas que se combinan y mezclan dando lugar a una imagen nueva, casi siempre extraña, de significados ambiguos y con un marcado carácter iconoclasta. Sus habituales parodias fotográficas, en las que introduce elementos humorísticos, ingeniosos, y a veces inquietantes, consiguen mezclar lo real y lo ficticio dejando abierta la interpretación del espectador. El humor, el drama y la ironía conviven pacíficamente con la pincelada hiperrealista en cada uno de sus cuadros. Su obra es, sin duda, atrevida y sorprendente. La exposición estará abierta hasta el 15 de abril.
El diputado delegado de Cultura, José Antonio González Alcalá, ha destacado de la nueva exposición que “si en la muestra anterior tuvimos la ocasión de contemplar algunos de los mejores ejemplos del arte granadino de los siglos XVI a XVIII, ahora nos acercamos al siglo XXI para presentar el trabajo de dos jóvenes granadinos dueños ya de sendos y sólidos universos creativos. Y a continuación volveremos atrás, al siglo XIX, con la exposición más completa que se le haya dedicado a Manuel Gómez-Moreno, otro ilustre granadino. Sumando todo ello tenemos compendiados cinco siglos de creación”.
El coordinador de la Delegación de Cultura de la Diputación, Joaquín Abras de Santiago, ha calificado la pintura de Pomet como un ejemplo de “elegante ironía” y ha recordado la influencia que tuvo en el artista vivir una temporada en Nueva York gracias a la Beca Manuel Rivera de la Diputación de Granada”.
El propio autor ha señalado que “cada uno de los cuadros expuestos cuenta una historia diferente, debido a una cierta anarquía visual que no le permite centrarse en una sola temática”. En este sentido, Pomet reconoce que esta pequeña retrospectiva “le ha venido muy bien para ver toda su obra reunida en una sala amplia y luminosa como la de los Condes de Gabia y revisar tranquilamente sus últimos años de trabajo”.
Paco Pomet confiesa que “la mayoría de sus referentes visuales son televisivos, algo que diferencia a su generación de las anteriores. Los Teleñecos de Jim Henson, Barrio Sésamo, La Pantera Rosa, la Bola de Cristal. Pero también está influido por las películas cómicas de Chaplin y los hermanos Marx, las payasadas de Laurel y Hardy, la serie Flying Circus de los Monty Python, los tebeos de Ibáñez y Uderzo y las viñetas de Gary Larson en The far side”. Sus referentes del mundo de la pintura parecen obvios: el pintor californiano Mark Tansey (1949) y el conocido surrealista René Magritte (1898-1967) y su particular mecánica de combinación de materiales heterogéneos.
Pomet confiesa que, aunque le hubiera gustado vivir en la Nueva York de los 70 o en la Granada de finales del siglo XV, lo que más le atrae y refleja en sus obras es el primer tercio del siglo XX, una “época fascinante donde aparecen los grandes avances que nos han facilitado la vida cotidiana, como el teléfono, la radio, el cine, el avión o el automóvil, donde además, la demografía era llevadera y la naturaleza todavía omnipresente”.
Pomet respeta pictóricamente la fidelidad fotográfica de sus imágenes de partida –fotos antiguas, fotogramas del cine clásico, paisajes, etc.-, pero rompe la secuencia de lo ordinario y su valor icónico introduciendo y ensamblando sin fisuras un elemento extraño, a veces proveniente del reino animal, otras de la “realidad transmitida” por los medios de comunicación o un simple objeto fuera de contexto. Así, no es extraño que aparezca un grupo de bomberos de principios de siglo subidos a un camión, pero calzados con zapatos de tacón en su obra Lighters (2010). O que los populares Epi y Blas, rodeados de mandos militares, posen en una foto de familia en su lienzo Pesadilla (2006). La contemplación de sus obras se convierte en un juego para el espectador, una búsqueda del elemento sorpresa.
El resultado es, en ocasiones, cómico y otras veces, desasosegante, pero casi siempre iconoclasta. Pomet actualiza en pleno siglo XXI el objetivo de las vanguardias históricas sobre la renovación del arte y la lucha contra las tradiciones, desmontando los nuevos iconos de la sociedad actual. Trastoca por completo la apariencia fidedigna de la imagen original, acercándonos así al terreno de lo fantástico o de lo onírico.
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