domingo, 2 de junio de 2013

"Soy un híbrido entre el rock y el flamenco" granadahoy.com

La mediana de la familia acapara reportajes en televisión y en las revistas especializadas con su primer disco, 'Encuentro', una revisión del 'Omega' de la mano de Los Evangelistas
G. CAPPA GRANADA

Soleá Morente, en su casa, delante de uno de los cuadros de su madre.
Soleá, el palo capital del flamenco, es su nombre. El apellido Morente. Con esta 'carta astral' estaba claro que iba a acabar sobre un escenario aunque pasó cuatro años en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras estudiando Filología Hispánica. Y aunque todos los padres prometen a sus hijos un ciclomotor si sacan buenas notas, el suyo le prometió que al acabar le grabaría un disco. Y lo hizo aunque, de momento, su carta de presentación llega de la mano de Los Evangelistas, con los que ha grabado Encuentro, su sonado debut. 

-La etimología de su nombre, en clave flamenca, habla del centro neurálgico de los sentimientos, de la hondura. ¿Llamarse Soleá fue una premonición? 

-Algo hay de eso, estoy muy orgullosa de llevar un nombre que no puede ser más flamenco. Es algo que siempre agradeceré a mis padres. 

-Los que la conocen dicen de usted que tiene un carácter parecido a su padre en el sentido de saber callar a tiempo, de preferir escuchar a hablar... 

-Me gusta escuchar, no me gusta hablar y meter la pata aunque hay que abrir la boca de vez en cuando, claro está. Depende de lo que escuche, soy capaz de desconcertar si no me interesa la conversación. 

-¿Mantiene relación con sus compañeros de Filología Hispánica de la Universidad de Granada? ¿Sabían que cantaba? 

-Tengo algún contacto, pero la verdad es que hemos cogido caminos muy diferentes, mi grupo de amigos eran sobre todo de fuera de Granada aunque cuando nos encontramos se muestran muy sorprendidos porque es verdad que no sabían que cantaba. Me recriminan que no les dijera nada, pero yo tampoco lo iba diciendo por ahí porque no sabía qué iba a pasar con mi vida, yo estaba estudiando, siempre me ha gustado el flamenco y cantar y bailar, pero veía mi futuro como algo incierto. A mis amigos me los encuentro en La Tertulia, un sitio al que me gusta ir de vez en cuando. 

-¿Mantiene la presencia de los Morente en el bar en el que su padre solía jugar al ajedrez? 

-Sí, yo iba mucho con él a La Tertulia, pero luego veía también que muchos compañeros y profesores de la Universidad iban allí. Cuando voy me entra un poco de melancolía, me pongo un poco triste, pero también agradezco hablar con sus amigos y es una manera de tenerlo más cerca. 

-Enrique Morente fue amigo íntimo de muchos de los profesores que tuvo en la Universidad. ¿Se sentía vigilada o, mejor dicho, tutelada por ellos? 

-Casi todos los profesores eran amigos de mi padre, era algo muy familiar, pero todos se han portado muy bien conmigo y le hablaban bien de mí. Estudié la asignatura Lorca y la Generación del 27 con Luis García Montero, también recuerdo las clases inolvidables de Juan Carlos Rodríguez sobre Cervantes... Hace pocos meses, con motivo del patrón de la Facultad de Filosofía y Letras, me llamaron para cantar las canciones de Lorca y Balbino Gutiérrez, el biógrafo de mi padre, habló sobre Lorca y Morente, lo que me enterneció muchísimo. Luego canté poemas de Lorca que musicó mi padre en el mismo sitio en el que me licencié en Hispánicas, fue un día inolvidable porque cuando acabé la carrera ni por asomo pensaba que iba a volver para cantar. 

-En la Facultad de Letras, como seguramente en todas, los alumnos se dividen entre los que pasan más tiempo en la cafetería y los que lo hacen en la biblioteca. ¿A qué grupo pertenecía? 

-Me gustaba mucho estudiar en la facultad, pero en los últimos años comencé a viajar mucho con mi padre, primero como asistente personal, de secretaria echándole una mano con los e-mails y con los teléfonos, después empecé a hacerle los coros a él y a mi hermana Estrella... La cosa se fue complicando, pero siempre iba a clase cuando podía. 

-En Hispánicas los alumnos suelen soñar con escribir un libro. ¿Usted soñaba con grabar un disco? 

-Sí, es curioso, es algo que siempre he llevado en el subconsciente. Escribir también me gusta, tengo cosas por ahí guardadas, pero me da vergüenza enseñarlas. 

-La mayoría de los que entran en Filología lo hacen con vistas a la docencia. ¿Con qué espíritu entró en la universidad? ¿Como aprendizaje vital? 

-Mi padre sabía mejor que yo que quería cantar, pero me animó a estudiar una carrera porque a él le hubiese gustado estudiar. Y me dijo que cuando terminase la carrera podríamos empezar con la música. 

-¿Necesita darle tiempo a los proyectos? 

-Tengo un exceso de dudas, no sé si es bueno o malo, pero delibero mucho, pido opiniones a la gente que me rodea... 

-Precisamente ahora está rodeada con Antonio Arias y Jota, de Los Evangelistas, sus compañeros de viaje musical. ¿Cómo es la relación con dos músicos que llevan ya décadas sobre el escenario? 

-Jota tiene su universo propio en El Fargue, es un gran artista y un gran letrista. Antonio es un extraterrestre. Los conozco desde muy pequeña, sobre todo a Antonio, yo tenía 10 años cuando comenzó todo el movimiento de Omega y Antonio es uno más de la familia. Mi padre era un rockero, siempre iba con su chupa, sus botas... Él decía a veces que ya no quería ser cantaor, que quería ser rockero. El disco surge a raíz de la colaboración que hice en el anterior disco de Los Evangelistas cantando La Estrella Poeta decadente. A partir de ahí hubo una conexión y comencé a sentirme identificada y libre con su música. Ha sido un trabajo hecho desde el respeto a mi padre porque Omega explica todo lo que estamos haciendo. Cada uno hemos puesto nuestro sentimiento, lo mejor que tenemos, nos hemos respetado mucho. 

-¿No ha tenido que defender su parcela? 

-No, me han pedido opinión para todo y he tenido una absoluta libertad. 

-¿Siguió de cerca pese a ser una niña cómo se gestó el 'Omega'? 

-Una de las cosas maravillosas de mi padre es que siempre embarcaba a la familia en sus proyectos, formábamos parte de sus decisiones, todo lo consultaba con mi madre y con nosotros. Toda la obra de mi padre es importante pero en Omega fue cuando toda la familia entró en acción, mi hermana Estrella debutó con Manhattan y yo, aunque era muy pequeña, hacía los coros que dirigía mi madre. Yo me quedaba impresionada cuando me subía a los escenarios con él y me preguntaba cómo era posible que no se echara para atrás. 

-Tiene un fraseo que, aunque no se sepan sus apellidos, se tiene la certeza al momento que es una Morente la que canta. ¿Es algo que ha buscado conscientemente o ha surgido de forma natural? 

-Pues me acaba de alegrar el día. No es intencionado, uno de los consejos de mi padre es que no hay que imitar a nadie. No me he parado a pensarlo. 

-Por cierto, en su móvil suena un politono de Amy Winehouse. 

-Podría decir que es uno de mis ídolos a nivel musical. Me gusta el soul, la música negra, Aretha Franklin, Whitney Houston, Toni Braxton es una de mis cantantes favoritas... Es que en mi casa hemos escuchado de todo, cuando algo es bueno da igual el género. 

-Hablando de géneros, ¿dónde encuadraría su disco con Los Evangelistas? 

-Es un experimento, está clara la influencia de Omega, es un disco alternativo, experimental... Reconozco que he dado muchas vueltas, no me he quedado conforme pero al final estoy contenta con el resultado final. 

-Cantó en directo la semana pasada en 'La Ventana' de la Cadena Ser. Aunque se defina como una duda andante, lo cierto es que atreverse a cantar 'a capella' como carta de presentación al gran público es más propio de alguien que confía plenamente en sus posibilidades. ¿Hay ahí una dualidad? 

-No sé, soy muy rara, a veces me sorprendo a mí misma. En ese programa que dice acabé cantando por seguiriyas. Lo importante es estar convencida de lo que haces, una de las cualidades del flamenco es que cuentas una historia con muy pocas palabras, y una seguiriya es un novelón. Cantar sin pasión es imperdonable. 

-Pero es difícil imaginarla con su imagen cantando las fatiguitas de la mayoría de las letras del flamenco... 

-Un músico dijo que tocar y dar una nota desafinada puede ser un error insignificante, pero cantar sin pasión es imperdonable, tienes que creerte lo que cantas. Es verdad que no me han pasado esas cosas pero es cuestión de remontarte a tu interior, de una forma u otra tienes que creértelo. 

-Parece que huye el término cantaora, ¿por qué? 

-Me considero muy aficionada al flamenco, una apasionada. No me considero cantaora flamenco, me impone mucho respeto ese término, el flamenco es mi identidad, es de donde vengo. 

-¿Nunca pesó debutar sentada en una silla de enea con un tocaor al lado? 

-No, no le he sentido así, repito que el flamenco es mi vida, es la vida, me considero muy aficionada y a lo mejor me estoy echando muchas flores. Me gusta la música, la llevo dentro y la expreso de la manera que puedo. 

-¿Pero llegará el momento en el que sienta la necesidad de sentarse a cantar? 

-Si yo estoy en una fiesta lo que hago es cantar tangos y bulerías, si estoy a gusto canto flamenco. 

-¿Se imagina dando un concierto con una primera parte jonda y una segunda con dos guitarras eléctricas y un batería? 

-Puede ser, pero ahora no me atrevo a decirlo. Yo soy un híbrido entre el flamenco y el rock. 

-¿Quiénes son más 'peligrosos', los flamencos o los rockeros? 

-Los dos tienen su guasa, son muy potentes. Yo intento retirarme a tiempo, es muy fácil liarte en la noche, pero a mí no me gusta perder la noche en una discoteca escuchando música que no me interesa para nada. Pero alguna cerveza habrá que tomarse. 

-Aunque le de tanto respeto la palabra cantaora tiene un disco en el baúl que le hizo su padre y que ya ha comentado en alguna ocasión que publicará próximamente. 

-Es que para una persona que ha vivido junto a un genio da mucho respeto calificarte de cantaora. Es verdad que mi padre me dejó un disco maquetado que ahora estoy retomando. 

-Está viviendo actualmente en Madrid, ¿hay que estar en contacto con el meollo musical del país?

-Estoy en un proceso de aprendizaje, de absorción de conocimientos, y no me queda más remedio que viajar a Madrid todas las semanas. Granada es maravillosa, pero allí surgen cosas en las que tengo que estar, como toda la promoción que hemos hecho con Los Evangelistas, contactos, conciertos, exposiciones... 

-¿Le ha sorprendido el interés de los medios en su trabajo o ya ve como algo habitual verse en los telediarios? 

-Lo vivo como si le estuviese pasando a otra, me extraña mucho que sea yo la que esta ahí, a veces me asombra que me llamen de las revistas y pienso que no soy tan interesante.

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