«Aquí ya solo quedamos cuatro "gatos"»
Este es un pueblo de andar por casa; das unos pasos y cuando te quieres acordar ya te has salido
ANDRÉS CÁRDENAS | GRANADA
Vista de Carataunas, un pueblo de 5 kilómetros cuadrados de superficie. R. VÍLCHEZ |
Camino de Carataunas revienta la belleza, los pinos, los eucaliptos, los castaños, los álamos blancos? La hortensias y las gayombas en los tinaos, la naturaleza tupida de primeras horas de la tarde. El agua que fluye de las fuentes y que embaraza los bancales. Algo que se hace imprescindible en la Alpujarra en verano es un vaso para beber agua de todas las fuentes. El viajero del sombrero panamá ha comprado por un euro uno en el balneario de Lanjarón y se para utilizarlo por segunda vez en uno de los muchos manantiales que festonan la carretera. De un tiempo a esta parte, el viajero bebe mucha agua.
A la hora de comer paro a llenar la andorga en el hotel Puerta Nazarí, en Órgiva, que lleva un poco más de un mes abierto y cuyo nuevo dueño es Manolo "El de la gasolinera". Manolo me cuenta que ha hecho una inversión importante y que ahora queda esperar a que la gente acepte su esfuerzo.
-Este local en otra época tuvo cierta mala fama, sabe usted, pero ahora todo es diferente.
En el restaurante del hotel me sirve un rico salmorejo y unas papas a lo pobre con huevo duro una camarera llamada Raquel, que tiene unos ojos en los que se puede mirar el mar y una piel que parece recién hecha. Raquel es muy simpática y habladora y le cuenta al comensal que le gusta mucho la hostelería. Raquel es del Zaidín y cree que a partir de ahora el hotel funcionará mejor porque tiene nueva dirección y un nuevo enfoque. En el apartado familiar explica al comensal que su padre se dedica a la elaboración de miel, uno de los productos estrellas de la comarca.
-La vendemos a granel. Mi padre es recolector ambulante, unas veces pone las colmenas aquí y otras en Lanjarón, a donde mejor le pilla.
-¿Y está rica?
-Bastante.
Le explico a Raquel lo que he leído recientemente sobre las abejas de la miel, que inexplicablemente están desapareciendo colonias enteras en todo el mundo. Y del peligro que puede correr la humanidad si estos insectos dejan de existir. En un mundo sin abejas, gran parte de las frutas y verduras desaparecerían de los supermercados.
-¿Qué están desapareciendo? Qué va, eso es que se han venido a la Alpujarra -dice Raquel con la bendita ironía de su desparpajo-.
Curvas borrachas
En la carretera de la Alpujarra hay que andarse listo y circular con cierta precaución porque hay quien se la conoce bien y la baja a toda leche. En estos momentos voy detrás de una furgoneta de una conocida marca de cerveza sin alcohol, por lo que las "eses" que hace el coche no se debe a que el conductor vaya borracho, sino porque hay muchas curvas.
Carataunas es un pueblo de andar por casa. Das cuatro pasos y ya te has salido. A los de Carataunas los llaman gatos porque dicen que son dóciles, pero que sacan fácilmente las uñas cuando se les chincha. Yo creo que se llaman gatos porque se lamen solos. A ver, es un pueblo que el pescadero pasa una vez por semana, el carnicero dos, el panadero todos los días y el cartero cuando junta tres o cuatro cartas y comprueba que vale la pena iniciar el camino. ¡Ah! Y son los vecinos los que barren el pueblo. Lo dicho, se lamen solos.
A la entrada del pueblo hay un mirador de madera que aún no ha sido inaugurado y que llevará el nombre de Sebastián Pérez Linares, hombre al que se le recuerda mucho en la Alpujarra y que fue el padre del actual presidente de la Diputación. Tal vez el propio homenajeado no esté de acuerdo con el diseño del mirador, que sienta al paisaje como a Fray Leopoldo un lanzallamas. Aunque el mirador no es lo único que desentona en el horizonte más cercano. Hay más. Hasta Carataunas también ha llegado la burbuja inmobiliaria, que ha dejado una urbanización de 65 viviendas paralizada y está allí para constatar lo mal que se hicieron las cosas en tiempos recientes, cuando los constructores, con la aquiescencia de los insaciables banqueros y de los ambiciosos políticos, quisieron llenar de cemento y ladrillos los montes y las playas. Aquella urbanización está prácticamente terminada, pero con un pleito judicial de por medio por un supuesto delito de prevaricación urbanística.
El cronista de nuevo saca el vaso de agua y toma otro trago de la fuente que hay enfrente de la iglesia. Después va a ver si está su amigo Salvador Rodríguez, que fuera alcalde durante 16 años y que en 2007 ganó las elecciones porque se las jugó con su oponente a cara o cruz. La única virtud que mantiene intacta la política es su capacidad para asombrarnos. La magia oculta en su programación genética que produce de repente, en la densidad de la vida cotidiana, una sorpresa, una situación rara, extravagante o surrealista. Y esta era una de esas situaciones. El PSOE y el PP sacaron el mismo número de votos, 56, por lo que el alcalde tuvo que salir elegido después de tirarse una moneda al aire. Esa moneda de 20 céntimos está enmarcada en un salón del Ayuntamiento como señal de que la democracia a veces necesita de un capricho para sustentarse.
No es la primera vez que Salvador, a falta de bares, invita al viajero a una cerveza en su casa. Allí recuerda con él cuando en ese pueblo, para salir del anonimato del mapa, organizaba en otros tiempos más prósperos campeonatos mundiales de comedores de flanes, de bebedores de leche, de tiradores al plato sin escopeta y hasta un campeonato comarcal de rebuznos.
-Es que por aquí, sin ofender a nadie, muchos sabemos hacer el burro. Y yo el primero -dice con cierta ironía-.
Martín Morales
Salvador tiene en su casa varios cuadros con dibujos de Paco Martín Morales. Salvador y el viajero comparten vieja amistad con el artista del lápiz, al que le cayó la rama de un árbol en la cabeza cuando estaba en su cortijo de Carataunas. Desde entonces la lucha que sostiene Paco para recuperarse es un trabajo titánico.
-Por aquí todo el mundo lo quiere y lo recuerda. No hay fiestas alpujarreñas a las que él no haya dado sus dibujos para el cartel. Todos se lo pedíamos. Ahora nosotros le pedimos al Padre Eterno que se recupere y que lo podamos ver pronto otra vez por aquí.
En la ermita del Padre Eterno nunca faltan flores. En este último año, una mano anónima puso un ramo con un deseo: «Para que se mejore Paco Martín Morales».
La romería se celebra el 14 de octubre y en la memoria de todos los "gatos" está el año en el que estuvieron en ella el mago Juan Tamariz y la cantante Rosa León, cuando ambos eran "hippies" y andaban por la Alpujarra. En ese día de romería, los "gatos" guisan chotos, hacen migas y pucheros de hinojos. Y beben vino patriótico, o sea, del lugar.
Las tardes en Carataunas pasan despacio. Los bellísimos rayos de sol del atardecer llegan afilados por las piedras de la Contraviesa y se pierden allá por donde el mar enseña su boca. Hay un rebrillo intenso en las pizarras de las casas y los suelos que trasladan al viajero la nostalgia de los mejores momentos.
Carataunas se hermanó un año con Granada, en un intento de que el pueblo más chico de la provincia y el más grande se dieran un abrazo mediático. 200 habitantes del pueblo por los 200.000 de la capital. El término municipal de Carataunas es de cinco kilómetros, el 0,03% de toda la provincia.
Cuando Paco Izquierdo estuvo allí en los años sesenta y la vio reclinada en la solana al acecho del río Seco, Carataunas tenía 527 vecinos, ni uno más ni uno menos. Eran tiempos en los que aún funcionaban las minas a cielo abierto de Nuestra Señora de Fátima, que empleaban a cientos de personas de la zona. De las minas se extraía el oligisto por el procedimiento de la dinamita y sacar tajadas a la pared.
-Aquellos eran los años buenos, ahora creo que no llegamos a los 170. Y como esto siga así? -comenta José Antonio, otro de los vecinos, poniendo el signo de la fatalidad en los puntos suspensivos-.
-Aquí ya solo quedamos cuatro gatos -afirma un vecino-.
-Miau -remata otro.
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