La climatología, la situación geográfica y las variedades elegidas son lógicos condicionantes del carácter de un vino Una primera diferenciación distingue entre atlánticos y mediterráneos
MARGARITA LOZANO
TIPIFICAR los vinos nos ayuda a entenderlos y apreciarlos con más detalle, y una clasificación muy ilustrativa para poder distinguir entre diferentes estilos es la que habla de vinos mediterráneos frente a vinos atlánticos. E ilustrativa fue la cata para amateurs sobre el tema celebrada en La Cueva de 1900 ubicada junto al nuevo Palacio de Deportes. Los asistentes pudieron comprobar por sí mismos esas diferencias degustando cuatro blancos y ocho tintos de diversos orígenes, gracias a la colaboración de doce bodegas: Vegamar, Hispano-Suizas, Castaño, Torres, A Coroa, Grupo Marqués de Vargas, Grupo Codorníu, Teso de la Monja, Sierra Cantabria, Moraima, Ánima Negra y Coca i Fitó; y de dos empresas de distribución granadinas: Vinos Covigran y Grayna.
Pero… ¿Qué es un vino mediterráneo? Es un estilo de vino musculoso, con cuerpo, grado y estructura. Suelen ser vinos con acidez moderada, no demasiado nerviosos, que destacan por su horizontalidad, por su carga frutal. Las temperaturas elevadas y la alta insolación producen una mayor maduración de la uva, lo que se traduce en mayor presencia de azúcares, es decir, en vinos más golosos. Pero además, el azúcar va a ser el sustento de los microorganismos que realizan la fermentación alcohólica y transforman el mosto en vino. Si hay mucho azúcar, estos microorganismos transformarán más en alcohol.
Por su parte, hablamos de vinos atlánticos en relación a vinos más ligeros, con graduación más moderada, frescos y con tramas más livianas. Suelen ser vinos con expresiones frutales menos opulentas, menos golosos, que con frecuencia traen recuerdos a fruta más fresca y a flores menos dulces. Son vinos estilizados, en los que prima la verticalidad, nerviosos, y con buena acidez. En este caso el clima no favorece tanto la maduración de la fruta, lo que se traduce en uvas más ácidas, menos maduras. Al tener menos azúcar, también el grado del vino será menor.
Si nos centramos en los vinos españoles, podemos decir que el carácter atlántico se encuentra con más frecuencia en los vinos del Norte de España, sobre todo Galicia, o el País Vasco y algunas zonas de la DOCa Rioja. Mientras que el carácter mediterráneo lo encontramos en los vinos de La Mancha, Murcia, la Comunidad Valenciana o buena parte de los vinos de Cataluña.
Aunque en muchas zonas, junto a los elementos climáticos, geográficos y varietales, las opciones culturales y enológicas acaban condicionando el carácter de los vinos. Por ello, en la cata realizada, buscamos también vinos elaborados con variedades autóctonas, algunas de ellas en proceso de recuperación tras haberlas creído extinguidas. Trabajo de recuperación de nuestro patrimonio ampelográfico que hay que agradecer a las bodegas españolas comprometidas con la calidad y la diferenciación de nuestros vinos.
Pazo San Mauro 2014 (D.O. Rías Baixas): Un albariño expresivo, con aromas de fruta blanca (pera en almíbar) envueltos en notas herbáceas, recuerdos de anís estrellado y de camomila. En boca tiene una entrada suave, reafirmándose aromáticamente en el paso, con una excelente acidez y nervio. Final levemente amargo y de gran persistencia.
A Coroa 2014 (D.O. Valdeorras): Galicia es puro Atlántico y éste, un godello de libro: delicado, graso, con alta expresión. Aromas de fruta blanca, de membrillo maduro, miel y ciertos recuerdos tropicales. La entrada es amable, abriéndose con amplitud en el paso, con un final largo y persistente.
Sierra Cantabria Garnacha 2011 (D.O.Ca. Rioja): la influencia del Cantábrico llega hasta la comarca de La Sonsierra, donde nace este tempranillo de nariz de fresca intensidad con una fruta roja bien madura (grosellas y fresas silvestres), ligeras sensaciones de licor que refrescan los tostados de la barrica, suaves especiados con frescos balsámicos, regaliz y mentolados y ligeros toques de tierra húmeda.
Románico 2013 (D.O. Toro): Los hermanos Eguren son los padres de este gran vino de tinta de Toro (tempranillo). En nariz muestra buena intensidad de frutas negras del bosque en sazón (arándanos, moras), con la madera imperceptible, notas balsámicas y de pimienta negra. En boca es un vino carnoso, elegante, equilibrado, con taninos bastante domados, frutal, mineral y fresco.
La Escucha 2012 (D.O. Bierzo): Un vino que se enmarca en la colección Vinos del Paseante del Grupo Codorníu. Este tinto de la variedad mencía nos muestra en nariz intensos aromas primarios de la variedad (moras, ciruelas muy maduras) con notas balsámicas y mentoladas y un suave toque mineral y de regaliz negro. En boca es agradablemente fresco, con taninos vivos y sedosos.
Moraima Caíño 2014 (D.O. Rías Baixas): hay vida más allá del albariño en las Rías Baixas. Un ejemplo, este caíño, un tinto original y diferente, con notas de fruta negra en compota (moras, arándanos), matices de cueros finos, flores azules marchitas y recuerdos de bosque umbrío. La boca destaca por su frescura y mineralidad.
Viña Esmeralda 2014 (D.O. Catalunya): un vino que aúna una variedad mediterránea por excelencia, como es la moscatel de Alejandría, con la alsaciana gewürztraminer. Ambas son blancas muy aromáticas: uva moscatel fresca, miel de acacia, flor de azahar, piña madura, mango y recuerdos de bosque mediterráneo. Un vino cálido que nos recuerda las comidas veraniegas a la orilla del mar…
Vegamar Merseguera 2014 (D.O. Alto Turia): Una variedad prácticamente extinguida da lugar a este vino con una bonita nariz con aromas iniciales de plátano que dan paso a matices de flores blancas, miel, flores silvestres (camomila) y monte mediterráneo. En boca tiene una frescura intensa a la vez que un cuerpo amplio y graso. Final largo y retronasal interesante y complejo.
Tocat de l'ala 2013 (D.O. Empordá): Nos vamos hasta la Costa Brava para encontrar este tinto de cariñena, garnacha y syrah de viñas viejas. Aromas de monte seco, con fruta fina, cierta sensación de piedra caliente y buena madera; notas balsámicas, muy leves ahumados y de pimienta negra. En boca es redondo, largo, sencillo, pero estimulante y con cierta complejidad.
Bobos Finca La Borracha 2013 (D.O. Utiel Requena): Un tinto de bobal, la variedad autóctona por excelencia de Valencia. En nariz encontramos aromas de moras y frambuesas, también notas especiadas (pimienta negra, clavo), café, regaliz, tostados y toques de ahumados. En boca es potente, con cuerpo y buena presencia de fruta madura, excelente acidez y taninos pulidos.
Hécula 2013 (D.O. Yecla): Decir Murcia es hablar de monastrell, esa variedad mediterránea con tanto carácter y personalidad. Aquí nos trae aromas de violetas, de fruta del bosque negra y roja y de ciruelas maduras, recuerdos de monte bajo y de marrasquino. En boca es opulento a la vez que fresco en el paso, amplio y con un final casi eterno.
AN/2 - Ánima Negra 2013 (V.T. Mallorca): Un tinto de las variedades callet, fogoneu, manto negro (las tres autóctonas de Baleares) y syrah. Es un vino diferente, con aromas ahumados y una peculiar mineralidad. Notas de fruta negra, pastelería (hojaldre), regaliz y hierbas aromáticas. Fresco, amplio y con paso profundo, es mediterráneo por los cuatro costados.
Pero… ¿Qué es un vino mediterráneo? Es un estilo de vino musculoso, con cuerpo, grado y estructura. Suelen ser vinos con acidez moderada, no demasiado nerviosos, que destacan por su horizontalidad, por su carga frutal. Las temperaturas elevadas y la alta insolación producen una mayor maduración de la uva, lo que se traduce en mayor presencia de azúcares, es decir, en vinos más golosos. Pero además, el azúcar va a ser el sustento de los microorganismos que realizan la fermentación alcohólica y transforman el mosto en vino. Si hay mucho azúcar, estos microorganismos transformarán más en alcohol.
Por su parte, hablamos de vinos atlánticos en relación a vinos más ligeros, con graduación más moderada, frescos y con tramas más livianas. Suelen ser vinos con expresiones frutales menos opulentas, menos golosos, que con frecuencia traen recuerdos a fruta más fresca y a flores menos dulces. Son vinos estilizados, en los que prima la verticalidad, nerviosos, y con buena acidez. En este caso el clima no favorece tanto la maduración de la fruta, lo que se traduce en uvas más ácidas, menos maduras. Al tener menos azúcar, también el grado del vino será menor.
Si nos centramos en los vinos españoles, podemos decir que el carácter atlántico se encuentra con más frecuencia en los vinos del Norte de España, sobre todo Galicia, o el País Vasco y algunas zonas de la DOCa Rioja. Mientras que el carácter mediterráneo lo encontramos en los vinos de La Mancha, Murcia, la Comunidad Valenciana o buena parte de los vinos de Cataluña.
Aunque en muchas zonas, junto a los elementos climáticos, geográficos y varietales, las opciones culturales y enológicas acaban condicionando el carácter de los vinos. Por ello, en la cata realizada, buscamos también vinos elaborados con variedades autóctonas, algunas de ellas en proceso de recuperación tras haberlas creído extinguidas. Trabajo de recuperación de nuestro patrimonio ampelográfico que hay que agradecer a las bodegas españolas comprometidas con la calidad y la diferenciación de nuestros vinos.
Pazo San Mauro 2014 (D.O. Rías Baixas): Un albariño expresivo, con aromas de fruta blanca (pera en almíbar) envueltos en notas herbáceas, recuerdos de anís estrellado y de camomila. En boca tiene una entrada suave, reafirmándose aromáticamente en el paso, con una excelente acidez y nervio. Final levemente amargo y de gran persistencia.
A Coroa 2014 (D.O. Valdeorras): Galicia es puro Atlántico y éste, un godello de libro: delicado, graso, con alta expresión. Aromas de fruta blanca, de membrillo maduro, miel y ciertos recuerdos tropicales. La entrada es amable, abriéndose con amplitud en el paso, con un final largo y persistente.
Sierra Cantabria Garnacha 2011 (D.O.Ca. Rioja): la influencia del Cantábrico llega hasta la comarca de La Sonsierra, donde nace este tempranillo de nariz de fresca intensidad con una fruta roja bien madura (grosellas y fresas silvestres), ligeras sensaciones de licor que refrescan los tostados de la barrica, suaves especiados con frescos balsámicos, regaliz y mentolados y ligeros toques de tierra húmeda.
Románico 2013 (D.O. Toro): Los hermanos Eguren son los padres de este gran vino de tinta de Toro (tempranillo). En nariz muestra buena intensidad de frutas negras del bosque en sazón (arándanos, moras), con la madera imperceptible, notas balsámicas y de pimienta negra. En boca es un vino carnoso, elegante, equilibrado, con taninos bastante domados, frutal, mineral y fresco.
La Escucha 2012 (D.O. Bierzo): Un vino que se enmarca en la colección Vinos del Paseante del Grupo Codorníu. Este tinto de la variedad mencía nos muestra en nariz intensos aromas primarios de la variedad (moras, ciruelas muy maduras) con notas balsámicas y mentoladas y un suave toque mineral y de regaliz negro. En boca es agradablemente fresco, con taninos vivos y sedosos.
Moraima Caíño 2014 (D.O. Rías Baixas): hay vida más allá del albariño en las Rías Baixas. Un ejemplo, este caíño, un tinto original y diferente, con notas de fruta negra en compota (moras, arándanos), matices de cueros finos, flores azules marchitas y recuerdos de bosque umbrío. La boca destaca por su frescura y mineralidad.
Viña Esmeralda 2014 (D.O. Catalunya): un vino que aúna una variedad mediterránea por excelencia, como es la moscatel de Alejandría, con la alsaciana gewürztraminer. Ambas son blancas muy aromáticas: uva moscatel fresca, miel de acacia, flor de azahar, piña madura, mango y recuerdos de bosque mediterráneo. Un vino cálido que nos recuerda las comidas veraniegas a la orilla del mar…
Vegamar Merseguera 2014 (D.O. Alto Turia): Una variedad prácticamente extinguida da lugar a este vino con una bonita nariz con aromas iniciales de plátano que dan paso a matices de flores blancas, miel, flores silvestres (camomila) y monte mediterráneo. En boca tiene una frescura intensa a la vez que un cuerpo amplio y graso. Final largo y retronasal interesante y complejo.
Tocat de l'ala 2013 (D.O. Empordá): Nos vamos hasta la Costa Brava para encontrar este tinto de cariñena, garnacha y syrah de viñas viejas. Aromas de monte seco, con fruta fina, cierta sensación de piedra caliente y buena madera; notas balsámicas, muy leves ahumados y de pimienta negra. En boca es redondo, largo, sencillo, pero estimulante y con cierta complejidad.
Bobos Finca La Borracha 2013 (D.O. Utiel Requena): Un tinto de bobal, la variedad autóctona por excelencia de Valencia. En nariz encontramos aromas de moras y frambuesas, también notas especiadas (pimienta negra, clavo), café, regaliz, tostados y toques de ahumados. En boca es potente, con cuerpo y buena presencia de fruta madura, excelente acidez y taninos pulidos.
Hécula 2013 (D.O. Yecla): Decir Murcia es hablar de monastrell, esa variedad mediterránea con tanto carácter y personalidad. Aquí nos trae aromas de violetas, de fruta del bosque negra y roja y de ciruelas maduras, recuerdos de monte bajo y de marrasquino. En boca es opulento a la vez que fresco en el paso, amplio y con un final casi eterno.
AN/2 - Ánima Negra 2013 (V.T. Mallorca): Un tinto de las variedades callet, fogoneu, manto negro (las tres autóctonas de Baleares) y syrah. Es un vino diferente, con aromas ahumados y una peculiar mineralidad. Notas de fruta negra, pastelería (hojaldre), regaliz y hierbas aromáticas. Fresco, amplio y con paso profundo, es mediterráneo por los cuatro costados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario