La postal que une el Castillo de la Calahorra con Sierra Nevada es un paisaje único, en el que se combina el patrimonio cultural y natural, que ofrece bellas perspectivas a lo largo del año
IGNACIO HENARES
El Castillo de la Calahorra tiene la doble condición de última fortaleza medieval que se construyó en España y de primer palacio en el que se introducen los aires renacentistas. Su construcción se debe a Don Rodrigo de Mendoza, primogénito del poderoso, en la época de los reyes católicos, Cardenal Pedro de Mendoza que quiso erigir en este lugar estratégico que domina el altiplano y el control del paso desde Guadix a Almería así como el importante Puerto de la Ragua, un lugar para la residencia de su segunda esposa, una joven a la que desposó tras enviudar.
Las austeras y recias murallas exteriores esconden un bello palacio renacentista en su interior en el que destacan unos prodigios de mármoles traídos ex profeso de Carrara y labrados con maestría a estilo italiano.
Fue levantado entre los años 1509 y 1512, sobre las ruinas de otro castillo anterior de origen árabe, no se conoce su tracista, pero si sus principales artífices, Lorenzo Vázquez y Michele Carlone, arquitecto genovés traído a España por el marqués del Zenete.
Los baluartes o torres de los cuatro ángulos son circulares y no cuadrados como en el medievo, debido a las nuevas armas ofensivas del momento de su construcción. Sus muros, enrojecidos por el polvo de las minas de Alquife, presentan pocos huecos, destacando los tres que se abren en la planta superior de los lados este, sur y oeste. El aspecto defensivo que presenta el castillo queda roto en el lado oeste, al situarse allí el cuerpo de escalera.
Su planta es rectangular con un patio central con doble galería de arcadas y dos pisos de alzada. La única puerta de acceso se abre en el muro este, es de pequeñas dimensiones, de arco de medio punto adovelado, y sobre ella se encuentra el escudo de la segunda esposa del marqués del Zenete, María de Fonseca.
Lo más destacado del palacio junto a las galerías, escalera y artesonados es la iconografía de portadas y vanos, en donde se exponen temas míticos y grotescos del primer renacimiento realizados en Italia.
En la rebelión morisca de 1568 el castillo de la Calahorra fue asediado, en vano, por un mal pertrechado ejército de moriscos aunque la principal batalla que ha librado este imponente patrimonio arquitectónico ha sido la de escapar de la especulación que a principios del siglo XX estuvo a punto caer expoliado cuando algunos magnates querían que viajara a los Estados Unidos, siguiendo el mismo destino del patio renacentista del castillo de Vélez Blanco.
Aunque el edificio sigue siendo propiedad privada es posible acceder a su interior concertando la visita.
El Marquesado del Zenete es una amplia comarca marcada por los contrastes que existen en la altiplanicie sobre la que se asienta. Por un lado limita con el paisaje acarcavado de la Hoya de Guadix y por el otro con la gran muralla natural septentrional nevadense con las cumbres de los Morrones y el Picón de Jérez presidiendo el skyline de un vasto territorio.
La comarca del Marquesado del Zenete ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia por su estratégica situación entre la Costa y la comarca de la Alpujarra y también de pasillo o corredor hasta la zona almeriense como atestigua la importante vía romana que la atraviesa.
Durante siglos el Puerto de la Ragua ha sido un trasiego continuo de gentes y mercancías, de tropas y bastimentos en un paraje agreste donde confluyen los caminos de la Sierra desde numerosos pueblos del entorno. Al sur se encuentra todo el embrujo morisco que se ha conservado durante muchos años en La Alpujarra. Al norte, el señorío y la grandeza de la altiplanicie castellana del Marquesado del Zenete con el imponente palacio/fortaleza de La Calahorra presidiendo una bella y singular estampa.
El nombre de Zenete deriva del vocablo Sened que significa ladera, en referencia a toda la pared que supone esta vertiente norte de Sierra Nevada.
Las austeras y recias murallas exteriores esconden un bello palacio renacentista en su interior en el que destacan unos prodigios de mármoles traídos ex profeso de Carrara y labrados con maestría a estilo italiano.
Fue levantado entre los años 1509 y 1512, sobre las ruinas de otro castillo anterior de origen árabe, no se conoce su tracista, pero si sus principales artífices, Lorenzo Vázquez y Michele Carlone, arquitecto genovés traído a España por el marqués del Zenete.
Los baluartes o torres de los cuatro ángulos son circulares y no cuadrados como en el medievo, debido a las nuevas armas ofensivas del momento de su construcción. Sus muros, enrojecidos por el polvo de las minas de Alquife, presentan pocos huecos, destacando los tres que se abren en la planta superior de los lados este, sur y oeste. El aspecto defensivo que presenta el castillo queda roto en el lado oeste, al situarse allí el cuerpo de escalera.
Su planta es rectangular con un patio central con doble galería de arcadas y dos pisos de alzada. La única puerta de acceso se abre en el muro este, es de pequeñas dimensiones, de arco de medio punto adovelado, y sobre ella se encuentra el escudo de la segunda esposa del marqués del Zenete, María de Fonseca.
Lo más destacado del palacio junto a las galerías, escalera y artesonados es la iconografía de portadas y vanos, en donde se exponen temas míticos y grotescos del primer renacimiento realizados en Italia.
En la rebelión morisca de 1568 el castillo de la Calahorra fue asediado, en vano, por un mal pertrechado ejército de moriscos aunque la principal batalla que ha librado este imponente patrimonio arquitectónico ha sido la de escapar de la especulación que a principios del siglo XX estuvo a punto caer expoliado cuando algunos magnates querían que viajara a los Estados Unidos, siguiendo el mismo destino del patio renacentista del castillo de Vélez Blanco.
Aunque el edificio sigue siendo propiedad privada es posible acceder a su interior concertando la visita.
El Marquesado del Zenete es una amplia comarca marcada por los contrastes que existen en la altiplanicie sobre la que se asienta. Por un lado limita con el paisaje acarcavado de la Hoya de Guadix y por el otro con la gran muralla natural septentrional nevadense con las cumbres de los Morrones y el Picón de Jérez presidiendo el skyline de un vasto territorio.
La comarca del Marquesado del Zenete ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia por su estratégica situación entre la Costa y la comarca de la Alpujarra y también de pasillo o corredor hasta la zona almeriense como atestigua la importante vía romana que la atraviesa.
Durante siglos el Puerto de la Ragua ha sido un trasiego continuo de gentes y mercancías, de tropas y bastimentos en un paraje agreste donde confluyen los caminos de la Sierra desde numerosos pueblos del entorno. Al sur se encuentra todo el embrujo morisco que se ha conservado durante muchos años en La Alpujarra. Al norte, el señorío y la grandeza de la altiplanicie castellana del Marquesado del Zenete con el imponente palacio/fortaleza de La Calahorra presidiendo una bella y singular estampa.
El nombre de Zenete deriva del vocablo Sened que significa ladera, en referencia a toda la pared que supone esta vertiente norte de Sierra Nevada.
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