Manuel Navarro, experto en sismología de la Universidad de Almería.
Los últimos seísmos en el Mar de Alborán que se han sentido con diferente intensidad en Andalucía han empujado a la comunidad científica y a los profesionales directamente afectados como los aparejadores y arquitectos de Almería a trabajar para crear un colectivo de edificación y estructura capaz de diagnosticar, prevenir y hacer frente a los terremotos.
El grupo de investigación de Geofísica Aplicada de la Universidad de Almería, liderado por el profesor Manuel Navarro, trata de determinar respuesta sísmica del terreno ante un terremoto. Compara los análisis de registros simultáneos de terremotos en diferentes condiciones de suelo y lleva a cabo medidas de ruido ambiental. “Realizando estas medición simulamos los escenarios del movimiento del suelo ante un seísmo. Esto sirve de gran ayuda para la ordenación del territorio”. El proyecto ha sido puesto en marcha en el Campo de Dalías, dirigido por el doctor Antonio García Jerez. Los expertos del equipo analizan los efectos de amplificación sísmica debido a las condiciones locales del terreno. Los primeros resultados de esta investigación ya han sido aceptados para su publicación en la próxima conferencia mundial de ingeniería sísmica, que se celebrará en enero de 2017, en Santiago de Chile.
La investigación y el desarrollo de estos escenarios permite prevenir los efectos de un terremoto, pero nunca anticipar cuándo ocurrirán, hasta el momento, es imposible predecir cuándo se va a producir un movimiento de tierra. “También llevamos a cabo un análisis del posible comportamiento de los edificios. Determinamos su período natural y el factor de amortiguamiento". Una vez realizado, los resultados permiten definir mapas de resonanciasuelo-estructura y de esta forma tomar medidas preventivas. La tercera línea de trabajo consiste en el análisis del riesgo: “Analizamos el riesgo sísmico urbano incluyendo diferentes parámetros como la peligrosidad sísmica en roca, los efectos de amplificación debido a las condiciones superficiales del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones, la matriz de daños esperados y los costes”.
Los resultados obtenidos permiten obtener mapas de escenarios de daños posibles ante un seísmo, lo que tiene una aplicación directa en la elaboración de planes de ámbito local frente a un terremoto. Ello permite tomar medidas preventivas para la reducción de la generación de riesgos futuros mediante la planificación urbanística y la ordenación territorial urbana.
En cuanto a la anomalía que viene registrando el Mar de Alborán durante los últimos meses, el profesor entiende que "terremotos como el de 6,3 son poco frecuentes en la región, aunque la sismicidad histórica y reciente muestra la ocurrencia de terremotos de magnitud similar como, por ejemplo, el terremoto de Adra de 1910 con magnitud 6,3 en la escala de Richter, o los terremotos de Alhucemas de 1994 y 2004 con magnitudes de 5,7 y 6,1. La región del mar de Alborán presenta una sismicidad moderada en comparación con otras regiones del arco mediterráneo como Grecia, Turquía y zonas adyacentes, donde la ocurrencia de terremotos de esta magnitud e incluso superiores son más frecuentes".
En el Mar de Alborán, la tectónica actual está caracterizada principalmente por dos familias de sistemas de fallas de desgarre conjugadas. Unas con dirección predominante noreste/suroeste que conectan la zona de Almería con la zona de El Jebha, en el norte de Marruecos, denominada zona de Cizalla TransAlborán. Se trata de fallas de desgarre con componente inverso, es decir, un régimen transpresivo (desgarre con compresión). Las otras oeste-norte-oeste/este-sudeste, que se dirigen desde Argelia hacia la zona de Málaga, señalan un régimen transtensivo (desgarre con distensión). Estas dos familias de fallas son las que concentran la mayor parte de la actividad sísmica de la zona.
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