En este municipio se conservan las mejores tradiciones de la Sierra de la Contraviesa, el alma de la Alpujarra, sin renunciar a las propias de la Costa Tropical
Una de las características más valoradas de la provincia de Granada es la cercanía entre la alta montaña y el mar. Poder esquiar por la mañana y darte un baño por la tarde en cualquier playa de la Costa Tropical es un lujo del que no todo el mundo puede presumir. Algunos pueblos , además, se sitúan justo en la frontera entre el Mar Mediterráneo y Sierra Nevada, multiplicando por dos su atractivo turístico.
Ese es el caso de Albuñol, una localidad perteneciente a La Alpujarra, ubicada a las faldas de Sierra Nevada, en cuyo término municipal encontramos distintas playas de las que disfrutar en primavera y en verano. En este municipio se conservan las mejores tradiciones de la Sierra de la Contraviesa, el alma de la Alpujarra, sin renunciar a las propias de la Costa Tropical.
Aunque estas circunstancias son suficientes para atraer la atención del turista, hoy te ofrecemos otros motivos por los que visitar este fin de semana Albuñol, el «Boulevard de la Alpujarra» como fue denominada por Pedro Antonio de Alarcón.
Su historia: Cueva de los Murciélagos
En 1831, un vecino del lugar descubrió una cueva en la que los murciélagos depositaban guano, una sustancia que permitió la conservación, en muy buen estado, de todo lo que guardaba su interior. Años más tarde, en 1857, se inició la explotación de la cueva por parte de una compañía minera, que localizó y destruyó un buen número de restos arqueológicos.
Fue Manuel de Góngora y Martínez quien logró recuperar algunos de los objetos que se hallaban en esta cueva, muchos de ellos elaborados con esparto. Este yacimiento está considerado uno de los mejores ejemplos de ajuares funerarios de toda Andalucía, del que se conservan cestillos, sandalias, cuencos, punzones y el objeto más destacado: la primera diadema de oro de la historia de España.
Su entorno: Sierra de la Contraviesa
Partiendo del hecho de que Albuñol constituye la frontera entre Sierra Nevada y el Mar Mediterráneo, nos podemos hacer una idea de la riqueza de su entorno natural. Y es que, a pesar de ubicarse junto a la Costa Tropical, conforme vamos adentrándonos en el municipio, éste se hace más abrupto y escalonado.
Así, en el entorno natural de Albuñol encontramos el Cerro del Gato, Los Galvez o la Ermita, parajes conocidos por su producción de viñedos y de almendras. En plena Sierra de la Contraviesa, además, se ubica la Garganta de las Angosturas, de gran interés geológico, biológico y paisajístico, por la que podemos realizar un sendero en nuestra visita a este pueblo de la Alpujarra Baja.
Su entorno: las playas de Albuñol
El término municipal de Albuñol cuenta con 7 playas, en las que podemos escapar de la rutina y disfrutar de los primeros días de calor, que anuncian la inminente llegada del verano.
La Playa Cala Chilches, de 800 metros de longitud, se caracteriza por sus aguas tranquilas y por el sosiego que permite su ubicación, aislada del centro urbano. No cuenta, sin embargo, con servicios costeros.
La Playa del Cuervo, de 1.000 metros, está ubicada junto a la carretera N-340 y tampoco cuenta con equipamientos.
Junto a esta misma vía encontramos también la Playa El Gaiterillo, una estrecha franja de 300 metros, en una zona aislada.
Para aquellos que buscan un entorno natural en el que poder practicar nudismo, Albuñol cuenta con una playa naturista de arena, de una longitud de 300 metros, sin servicios ni equipamientos, a la que se accede a pie desde la N-340. Se trata de una de las más populares del municipio: la Playa El Ruso.
La Playa La Playiya, algo más pequeña que la anterior (250 metros), se encuentra ubicada junto a la misma carretera y no cuenta con equipamientos.
Más accesible es la Playa de La Rábita, una franja de grava de 700 metros de longitud, con acceso a minusválidos.
Por último, encontramos la zona más equipada, para aquellos visitantes que buscan comodidad y servicios costeros. La Playa del Pozuelo cuenta con 1.500 metros de arena.
Su patrimonio: el laberíntico casco histórico de Albuñol
Dar un paseo por el casco histórico de Albuñol es adentrarse en un laberinto de estrechas calles en las que se respira la historia. En él encontramos la Casa de las Margaritas, donde se alojó y produjo parte de su obra el escritor granadino Pedro Antonio de Alarcón, o la Casa Natal de Isabel Gómez Rodríguez, fundadora de las Hijas de Cristo Rey, o la Casa Natal de Natalio Rivas.
Pero el monumento más emblemático que podemos visitar en Albuñol es la Iglesia Parroquial de San Patricio (siglo XVII), que guarda una curiosa leyenda. Según cuentan sus gentes, unos pescadores encontraron en las aguas que bañan la Playa de Melicena la imagen de un santo, procedente del hundimiento de un barco irlandés. Ante la disputa que el hallazgo provocó entre los pescadores, éstos decidieron subir la imagen a un burro y dejar que el animal tomara una dirección, que resultó ser la de Albuñol.
No es este, sin embargo, el único templo con el que cuenta el municipio. En el pueblo encontramos también la Ermita de San Antonio (s. XVII), el Convento de San Gregorio (s. XVIII), el Castillo de la Rábita, la Torre de Punta Negra y la Torre de la Rábita.
Su gastronomía
Como todo pueblo alpujarreño que se precie, Albuñol cuenta con una gastronomía basada en carnes de matanza como los chorizos y las morcillas, así como con otros platos tradicionales entre los que encontramos el choto al ajillo, las migas con pescado, la fritada de matanza o los dulces moriscos.
Albuñol cuenta, además, con una tradición vinícola muy arraigada, ya que en sus cerros se cultivan desde siempre grandes vides de las que se obtiene el Vino Costa, un tradicional caldo de la zona, caracterizado por su sabor y su graduación.
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