El parque nacional no debería ser concebido como una isla en el territorio. Su gestión tendría que integrarse con la del resto de los espacios protegidos que lo rodean
uy pronto Andalucía va a contar con su tercer parque nacional, el de Sierra de las Nieves, reiteradamente anunciado, que hará el número dieciséis de los españoles. Para ello se han redactado detallados documentos, que contienen la acreditación del cumplimiento de los requisitos establecidos para que un territorio pueda ser parque nacional, más estrictos que los de cualquier otra figura de protección de la naturaleza, así como una evaluación ambiental y económica. Puedo asegurar, como responsable del equipo redactor del proyecto, que Sierra de las Nieves es el parque nacional cuya declaración cuenta, hasta la fecha, con el mas completo fundamento técnico y científico.
Un parque nacional es una herramienta eficaz para la protección de los recursos naturales de alto valor y, además, un argumento muy atractivo para las expectativas socioeconómicas del territorio. Indiscutiblemente favorece que tales expectativas se canalicen en la dirección correcta, quizás la única viable; no digamos en estos tiempos de amenazas del cambio climático o de destrucción de la biodiversidad, que ponen en peligro los servicios de los ecosistemas: el aire limpio, el agua o los alimentos.
El parque nacional culmina un proceso, poco divulgado aún, sobre el otorgamiento de una intensa protección ambiental a la mitad occidental de la provincia de Málaga durante el último lustro, que ha dado lugar a las declaraciones de nuevos espacios naturales protegidos, como las Zonas Especiales de Conservación (ZEC) Sierras Bermeja y Real, Valle del Genal y otras, de rango europeo. Una vez declarado, el cometido fundamental del nuevo parque será incrementar la protección de la valiosa biodiversidad y la singular geodiversidad de las áreas serranas.
Hay que prestar especial atención al modelo de gestión, que corresponde a la Comunidad Autónoma. Este debe tener en cuenta la inserción del parque nacional en un territorio protegido mucho más amplio, a modo de lo que podría llamarse el espacio natural de las Nieves-Bermeja-Genal-Gaitanes -el gran espacio protegido occidental malagueño-, de forma similar a lo que caracteriza a los otros dos parques nacionales andaluces, Doñana y Sierra Nevada. Estos parques cuentan con equipos de gestión comandados por director -máximo responsable técnico, no político-, conservador -orientado a la ecología-, y gerente -que atiende la economía y el desarrollo sostenible-. Este modelo está bien rodado y articulado desde hace lustros, habiendo pasado el filtro del Tribunal Constitucional.
Con respecto al órgano de participación, recordemos que el nombre de Consejo de Participación también ha sido validado por el TC y responde, mejor que otros, a las funciones propias de un órgano ciudadano. Por otro lado, el parque nacional no debería ser concebido como una isla fortificada en el territorio, sino que su gestión tendría que integrarse armónicamente con la del resto de los espacios protegidos que lo rodean, a los que puede extenderse en el futuro.
Se concede una particular importancia al plan rector de uso y gestión, ya que determinará lo que se pueda hacer o no dentro del parque, así como las actuaciones de conservación, uso público o educación ambiental. El área de Sierra de las Nieves ya dispone de su plan de ordenación de recursos naturales, reciente, que, a su vez, funciona como plan de gestión de la Reserva de la Biosfera de Unesco, lo que supone un buen marco de trabajo.
Las puesta en marcha de las inversiones públicas asociadas a la creación del parque nacional, tanto en su interior como en el área de influencia socioeconómica, no debe tardar en producirse, a fin de coadyuvar a que se materialicen las oportunidades económicas que sean atractivas, en un deseable marco de colaboración público-privada. Pasados los primeros momentos de euforia, puestos en marcha los equipamientos esenciales, de iniciativa pública, corresponderá a la Mancomunidad y a los ayuntamientos atraer a la iniciativa privada e ir materializando proyectos, en base a las nuevas posibilidades.
Por último, las actividades de monitorización de los recursos naturales e investigación son imprescindibles para la buena marcha del parque nacional, máxime en las condiciones de cambio climático en la región mediterránea o de degradación de los bosques, que pueden afectar a los sensibles ecosistemas de Sierra de las Nieves, lo que va a obligar a disponer de precisa y continua información ambiental de todo tipo. La Universidad de Málaga está llamada a asumir un protagonismo en este sentido, generando un núcleo de conocimientos, seguimiento e investigación, sin desdeñar la contribución de otras instituciones científicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario