De media docena de tramos pendientes, tan sólo hay dos en ejecución en la actualidad · Los problemas se han ido sucediendo en una autovía que va camino de ser calificada como de gafada
ROSA FERNÁNDEZ / MOTRIL
La historia de la A-7 a su paso por la Costa de Granada no deja de ser una sucesión de capítulos con mal fario: viaductos que se caen, otros que se deslizan, colonias de cabras que bloquean proyectos, abandono por falta de pago, túneles tapiados, tramos fantasma abandonados hace años, grandes modificados o, el último, derrumbes en túneles.
Aunque la autovía está proyectada desde hace más de 20 años, las licitaciones no llegaron hasta finales de 2005 y las adjudicaciones en 2006. A partir de entonces, el periodo máximo previsto para su finalización era de algo más de tres años, por lo que debería haber estado concluida, a lo sumo, en 2010. A pesar de que en la Costa se habla de una falta de apuesta política y económica con una zona no prioritaria para los gobiernos de los últimos años, a simple vista es innegable que un cúmulo de despropósitos ha contribuido a que parezcan interminables las obras de la autovía más necesaria y gafada de la provincia.
De los seis tramos pendientes, al que se le ha dado una importancia clave es al de Lobres-Taramay, que conectará los tres principales núcleos de población de la Costa Tropical, así como ésta con Málaga y permitirá evitar parte del cuello de botella de la N-340 a la altura de Salobreña, ya que los conductores podrán continuar por autovía hasta el este del litoral granadino desde la A-44, a la altura de La Gorgoracha. Aunque el año pasado se trabajó en doble turno, a finales de 2011 saltaron los rumores de paralización, incluso de fuentes cercanas a la propia empresa.
El último dato oficial ofrecido por la adjudicataria FCC en el calado de los túneles el verano pasado es que el tramo estaba al 30%. En la visita que se ofreció a los medios por este motivo, se afirmó que "lo más difícil" estaba hecho: los túneles. Precisamente en ellos han estado centradas las últimas polémicas: El pasado 20 de diciembre hubo un derrumbamiento en uno de los tubos, que destapó este periódico, y que el departamento de Ana Pastor reconoce al tiempo que afirma que está tratando de arreglar el escollo de que no se pueda trabajar en esa parte. "En la actualidad se está estudiando la solución a dar a este desprendimiento, que probablemente pase por efectuar la inyección del terreno desde la superficie, para posteriormente poder excavar los materiales que actualmente bloquean el túnel, reparar la sección y continuar los trabajos con normalidad", informaron desde el Ministerio, que concluye que "en el resto de la obra se trabaja con normalidad de acuerdo con el programa previsto".
El siguiente tramo, Lobres-Guadalfeo, es un oasis en medio del desierto: No presenta problemas. Es apenas una recta muy lucida sobre un puente que se divisa imponente desde la autovía y el litoral y que está aparentemente terminada, aunque tiene la particularidad de que no conduce a ninguna parte. Hasta que la misma empresa que construye Taramay-Lobres, FCC, no concluya ese tramo, no puede conectar la A-44 ni el resto de la A-7. Por tanto, aunque bonito, resulta de momento inútil.
La conexión con el siguiente tramo, por lo pronto, es imposible, ya que La Gorgoracha-Puntalón sigue parada oficialmente desde hace dos años, a falta de una nueva adjudicación, motivada por un modificado superior a un 80%. Actualmente está a un 75% de ejecución y, cuando empiecen, le quedan 18 meses de obras. En el lugar donde hace tiempo había máquinas y camiones ahora sólo hay sacos de materiales y botas abandonadas.
Continuando el recorrido por la A-7, el siguiente tramo, Puntalón-Carchuna, desde su salto a la fama por los túneles que se tapiaron el verano de 2010 y que tuvieron la obra parada hasta primeros de 2011, no han cesado los rumores de despidos. La explicación que se ofrece por parte de la adjudicataria Acciona es que se trata de finalizaciones de contratos para trabajos concretos y que la obra sigue también su ritmo normal. Incluso algunos de los responsables y trabajadores en el tajo se atreven a asegurar que va tan bien que puede ser el único tramo que esté finalizado este verano. Por su parte, Fomento explica que "se interviene en él con normalidad y se han terminado trabajos en la ejecución del túnel. Esto obliga, como en cualquier obra, a recolocar a la plantilla en otros trabajos o prescindir de algunos trabajadores y empresas subcontratadas".
Más allá de este punto, el panorama es desolador. La construcción de la A-7 por la Costa Tropical oriental es una incógnita. Según denunció este periódico, Carchuna-Castell de Ferro lleva años abandonado, aunque ha sido una realidad que oficialmente nunca se ha reconocido. También avanzó Granada Hoy que el problema radica en los deslizamientos del terreno (algo común en la zona) hicieron pensar en un primer momento en desviar el trazado hacia el norte, aunque la nueva propuesta 'topó' con una zona protegida medioambientalmente (había una colonia protegida de cabras montesas, entre otras especies) que obligó a frenar esta hipótesis y, según reconoció el PSOE de Granada, a reconsiderar volver al trazado original. Desde Fomento tan sólo han confirmado que existen tramitaciones pendientes, aunque extraoficialmente se admite que es necesaria una nueva licitación. En el terreno existen evidencias de que los camiones estuvieron allí hace mucho tiempo y que dejaron sus huellas en unos caminos en los que está prácticamente todo por hacer, con el problema añadido de que los dueños de los invernaderos expropiados ni han podido cultivar sus productos ni han recibido buena parte de las indemnizaciones.
Es el mismo problema de muchos vecinos de Polopos-Albuñol, zona donde la misma fotografía fija de la A-7 cruzando la rambla permanece en su retina desde hace años. Los despidos se sucedieron también, aunque no tuvieron la repercusión de los otros tramos. En el último periodo, se ha dejado ver alguna máquina regando, algún trabajador, algún guarda de materiales… y muy poca actividad. Por tanto, aunque nunca se ha paralizado al cien por cien, se encuentra ralentizado.
Las buenas noticias vienen por los tramos que en los últimos años se han inaugurado: Nerja-La Herradura (2007), La Herradura-Taramay (2009), Guadalfeo-La Gorgoracha (2008), Castell-Polopos (2005) y Albuñol-Adra, los cuales tampoco se han escapado de la maldición de la A-7. De hecho, el último mencionado (inaugurado el 26 de diciembre de 2007) ha estado cerrado por culpa de varios desprendimientos (incluso dos años después de su apertura) e incluso porque un puente se dobló. En aquel caso la empresa Ferrovial se percató de que la estructura se había visto afectada por un deslizamiento de tierra. La ladera de la montaña se movió, desplazó también una pila del viaducto y se produjo un descenso en el tablero. La propia ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, se tuvo que conformar con abrir sólo 8 de los 10,5 kilómetros del tramo. Unos desprendimientos de tierra impidieron la inauguración completa y obligaron a mantener la calzada izquierda cerrada, que no se abrió hasta el mes de octubre del año siguiente.
domingo, 4 de marzo de 2012
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