Rutas y escapadas
En Granada las tapas son todo un arte Anna & Michal / Flickr |
Es costumbre que en los bares granadinos se ofrezca una tapa gratuita como acompañamiento de un chato o una caña
Tapas del bar los Diamantes en Granada Flickr / Daniel Lobo
Ir de tapas es típico de Andalucía, pero el tapeo para el granadino es una costumbre social ineludible, una forma de relacionarse y de sentir. No hay que perder la ocasión de vivir esta sabrosa tradición y conocer desde otro punto de vista la ciudad.
Las típicas aceitunas o almendritas pasaron a la historia en Granada hace ya mucho tiempo. En los bares granadinos se compite por ofrecer, con cada consumición, la tapa más sabrosa, original y abundante. Por eso pedir un vino, un vermú, una caña de cerveza o un refresco, siempre tiene premio.
Granada es una ciudad para conocerla a pie, perderse entre sus callejuelas y llegar hasta cada recodo donde, seguro, encontraremos los mejores locales con las tapas más sorprendentes. Un buen lugar para iniciar nuestro recorrido es el barrio del Realejo, antiguo barrio judío de la ciudad. En torno al Campo del Príncipe hay terrazas y bares para tomar ricas tapas de jamón, queso, pescaíto frito, tortillas o patatas a lo pobre. La Esquinita es uno de los bares que no podemos perdernos aquí, sobre todo sus delicias de alcachofas salteadas con chipirones y gambas. ¡Para chuparse los dedos!
Alrededor de la catedral encontramos también dos zonas donde las tascas son protagonistas: la Gran Vía y las calles cercanas al Ayuntamiento. Entre la Gran Vía de Colón y la plaza Nueva están algunos de los bares más populares de Granada, muchos de ellos situados en torno a la calle Elvira. Esta pequeña arteria del centro de la ciudad es un verdadero foco de atención para los amantes del tapeo. Su recorrido desemboca en la plaza Nueva, eje central del casco antiguo, construida sobre la bóveda que cubre el río Darro.
A partir de aquí podemos seguir por la Carrera del Darro, paralela al cauce del río, y desembocar en el paseo del Padre Manjón, una zona repleta de terrazas con vistas a la Alhambra que son de parada obligada cuando el buen tiempo acompaña. En el Ayuntamiento empieza la calle Navas, una zona peatonal para tomar algo lejos del bullicio y del tráfico. Las tapas de callos, las habitas fritas con jamón, las migas con tropezones o las papas a lo pobre son algunas de las especialidades de la zona. Una buena propuesta aquí es tapear en Los Diamantes, donde es imprescindible probar la fritura de pescado.
Por las estrechas callejuelas que salen de la orilla del río se puede llegar hasta el corazón del Albaicín, el barrio más representativo de la ciudad, con las mejores vistas de la Alhambra y declarado Patrimonio de la Humanidad. Aunque no es un centro de tapas propiamente dicho, en él encontramos algunos de los mejores y más emblemáticos restaurantes granadinos.
Para quien todavía tenga fuerzas y apetito, Sacromonte merece una visita para degustar in situ el que es uno de los platos típicos de Granada: la tortilla de Sacromonte. Se trata de una receta originaria de la abadía del mismo nombre, que contiene mollejas y criadillas de cordero y que el abad ofrecía por muy poco dinero a los estudiantes.
Y, si no nos importa alejarnos del centro, podemos ir hasta el barrio de La Chana, una zona frecuentada por universitarios, donde las tapas son famosas por ser abundantes y económicas
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