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Preparar café es un acto cotidiano, que incluso hay días que hacemos más de una vez. Pocas cosas sientan mejor que tomarse uno nada más levantarse o reposar después de comer con una taza caliente entre las manos. Sin embargo, ¿cuánto mimo le dedicas? ¿Por qué fuera de casa apreciamos un café especialmente bien preparado pero no nos molestamos en mejorar el que tomamos en el día a día?
Aquí puedes encontrar cinco consejos para subir de nivel el café que haces, extraídos del libro que acaba de llegar a España El arte del café (Lunwerg), de Sébastien Racineux y Chung-Leng Tran, en el que puedes encontrar más claves, datos y curiosidades sobre esta bebida.
1. MUÉLELO EN CASA
El café molido se conserva peor que en grano. Al ser molido, se libera CO2 (un conservante natural) y se acelera la oxidación de los aceites esenciales aromáticos del café y de otros compuestos.
Si se opta por comprarlo en grano y molerlo en casa no sólo se preservará mejor, sino que además se puede elegir la finura de la molienda y adaptarla así a cada método de preparación. Por ejemplo, para cafeteras de émbolo lo adecuado es dejarlo molido como sal gorda; para las eléctricas, como azúcar en polvo y, para las italianas (las de rosca), como sal fina.
2. OJO A LA TAZA QUE ELIGES
El café se puede servir en multitud de recipientes, desde en pequeñas tacitas para beber de un sorbo hasta en grandes vasos de cartón para llevar. Sin embargo, los expertos tienen sus preferencias. En el caso del expreso, lo ideal es utilizar una taza de porcelana de unos 6 centilitros para liberar los aromas lo mejor posible.
Para el café con leche es más aconsejable un tazón de 50 cl.; para el cortado, un vaso de 9 cl. y para el capuccino, una taza de entre 15 y 18 cl.
3. ATENCIÓN A LOS TIEMPO DE CONSUMO
No todos los cafés conservan su sabor óptimo durante el mismo tiempo. Del expreso, por ejemplo, se dice que se pide rápido, se prepara rápido... y también debe beberse rápido: en los cuatro minutos siguientes a su preparación.
En el caso del café preparado en cafetera eléctrica de filtro, lo ideal es beberlo nada más prepararlo o trasvasarlo a un termo y conservarlo en él entre 20 o 30 minutos. Pasado ese tiempo, el café se oxida y empieza a deteriorarse.
4. CUIDADO CON DÓNDE LO GUARDAS
El café es "no perecedero", por lo que no supone un peligro utilizarlo una vez pasada la fecha de consumo preferente. Para conservarlo lo mejor posible hay que tener en cuenta que, ya sea en grano o molido, no le sientan bien ni las temperaturas elevadas, ni la humedad, ni la sequedad excesiva, ni la luz ni el oxígeno (cuanto más en contacto con el aire esté, antes se deteriorará).
Así, un armario es el lugar ideal para guardarlo. Si el paquete no tiene un buen cierre, lo mejor es ponerlo en un recipiente hermético. No es bueno conservarlo en la nevera; el café es poroso y podría absorber olores y humedad. Congelarlo, en cambio, sí es una opción, aunque hay que tener en cuenta que al sacarlo envejecerá más rápido por las microfisuras creadas por las bajas temperaturas.
5. APRENDE A HACER ALGÚN DIBUJO SENCILLO CON LA LECHE
La presentación es un elemento importante y aprender a hacer algún dibujo básico puede convertir un café normal y corriente en uno algo más especial. El corazón es una de las figuras más sencillas: con la taza un poco inclinada, se empieza a verter la leche apuntando al centro, efectuando a la vez un movimiento circular hasta que la taza esté llena y con una mancha blanca de espuma en el centro.
El siguiente paso es trazar una línea a través del círculo de espuma, enderezando la inclinación de la jarra para estirar la figura y ¡listo! Aquí puedes ver un tutorial para practicarlo.
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